Opinión

La tecnología china aún tiene potencial

  • Pekín no estrangulará a un sector estratégico
El potencial bursátil de las tecnológicas chinas todavía es elevado.

Dong Chen, Julien Holtz

Unas 250 empresas chinas cotizan en EEUU, con capitalización agregada de 1,7 billones de dólares. Un 97% son American Depositary Receipts (ADR, que representan acciones de una compañía extranjera). De hecho, cotizar en EEUU es atractivo por la profundidad de su mercado, sus requisitos más laxos y las valoraciones generalmente mayores que las ofrecidas en Hong Kong o China continental. Esto explica por qué, a pesar de la incertidumbre regulatoria, la emisión de acciones de empresas chinas en EEUU ha llegado a los 18.000 millones de dólares este año, frente a 11.000 millones de promedio anual desde 2010.

Pero las autoridades chinas, tras investigar a Didi Chuxing, compañía de transporte china, pocos días después de cotizar en Nueva York, ha iniciado una ofensiva contra empresas chinas de tutoría escolar, las más prominentes de las cuales cotizan en EEUU. De hecho, los precios de ADR de empresas chinas, en su mayoría tecnológicas, han llegado a caer 30% desde febrero y las valoraciones de las tecnológicas chinas se encuentran en mínimos de cinco años.

Hay al menos tres razones para esta actividad regulatoria. En primer lugar el Gobierno chino, como en muchos países, está preocupado por las prácticas comerciales monopolísticas y/o anticompetitivas, especialmente en tecnologías de la información. Algunas empresas, por tamaño y acceso casi exclusivo a usuarios finales, poseen enorme poder de mercado. Además, las regulaciones a menudo no están al día. El negocio de crédito en línea de China de las principales fintech ha aumentado hasta un nivel que puede causar agitación financiera significativa si las cosas van mal.

Auge del comercio electrónico

A ello se añade que el comercio electrónico representa más de 30% de las ventas minoristas chinas y puede llegar este año a 2,1 billones de dólares, más de 12% de su PIB, la mayor parte en transacciones en un puñado de plataformas con uno de los dos sistemas de pago electrónico dominantes. Adicionalmente, las autoridades chinas están preocupadas por la protección de datos y su posible transferencia transfronteriza. Su recopilación es el núcleo de los modelos de negocio de la mayoría de las tecnológicas y plantea preguntas de privacidad y seguridad nacional en caso que las potencias extranjeras logren acceso. Adicionalmente, la seguridad nacional ha aumentado considerablemente en la lista de prioridades de China ante la competencia estratégica con EEUU.

El anterior presidente Donald Trump firmó la Orden Ejecutiva #13959 de noviembre de 2020, prohibiendo a los estadounidenses invertir en valores (o derivados) de compañías de la lista Empresas Militares Comunistas Chinas del Departamento de Defensa, dando 60 a 365 días para desinvertir. La lista ha sido enmendada en junio por la Administración Biden y se ha ampliado a empresas de tecnología de defensa o vigilancia chinas. Por su parte la Ley de Rendición de Cuentas de Empresas Extranjeras promulgada por Trump en diciembre de 2020 prohíbe que una empresa sin auditorías de la Junta de Supervisión Contable durante tres años cotice en EEUU.

También requiere que revelen si son propiedad o están controladas por un Gobierno extranjero, con cláusulas respecto al Partido Comunista Chino y referencias a la creciente incompatibilidad entre la ley de valores china y la estadounidense.

Por su parte el comité antimonopolio del Consejo de Estado de China emitió directrices respecto a entidades VIE, el método preferido para cotizar de empresas de la "nueva economía", como plataformas de Internet, educación, comercio electrónico o vehículos eléctricos, pues permiten a las empresas nacionales atraer capital extranjero directo y eludir restricciones legales para invertir en ciertas industrias. El Consejo ha establecido sanciones anticompetitivas, como las que impuso a la china Alibaba.

Además, la nueva ley de valores, de marzo de 2020, impide que las empresas de auditoría que operan en China y Hong Kong proporcionen documentación sin aprobación de las autoridades, la Comisión reguladora de seguridad quiere revisar las normas de 1994 sobre cotizaciones en el extranjero y podría requerir aprobación previa y la Administración del Ciberespacio de China ha propuesto reglas que prohíben cotizar a empresas con más de un millón de usuarios en el extranjero sin la autorización de seguridad.

El verdadero objetivo de Pekín

El caso es que el propósito de China no es frenar el crecimiento de estas empresas, sino, dada la enorme importancia que han adquirido algunas, garantizar que están alineadas con los intereses nacionales. Así que probablemente lo que hemos visto sea solo el comienzo de un importante impulso regulatorio que puede durar algún tiempo. Sus presiones regulatorias suelen durar nueve a doce meses, como la ofensiva contra la industria del juego en 2018. Además, las empresas chinas de Internet existen en un ecosistema interdependiente. Así que se necesitará paciencia mientras cumplen con el incierto nuevo entorno regulatorio.

Pero seguimos siendo optimistas sobre el sector tecnológico chino a largo plazo, del que esperamos beneficios. Además, las autoridades chinas son muy conscientes de que sigue siendo un fuerte motor de crecimiento económico. Aunque hay riesgo de exclusión de empresas chinas de las bolsas estadounidenses, sobre todo aquellas con vínculos estrechos con Pekín, es demasiado pronto para pensar en el fin de su cotización en EEUU. Hay que tener en cuenta que el Consejo de Estado de China ha mencionado la necesidad de cooperación transfronteriza, tal vez insinuando voluntad de cooperación.

El caso es que China prepara el terreno para que sus empresas más innovadoras puedan cotizar en las bolsas en China continental y Hong Kong, donde han flexibilizado los requisitos los últimos años. De hecho, Hong Kong está destinado a convertirse en el lugar de cotización favorito de las empresas chinas. Más del 90% de las que cotizan en EEUU son elegibles para cotizar secundariamente en Hong Kong.

Es el caso de Alibaba, Yum China, Netease, Baidu y JD.com, al igual que otras como Pinduoduo y TAL Education. También pueden considerar volver a cotizar en ChiNext de Shenzhen o STAR de Shanghai, con requisitos flexibles. Otra opción es cotizar en otras bolsas de Shanghái o Shenzhen, con requisitos más estrictos.