El coste de la transición energética
elEconomista.es
Diez días después del inicio de la segunda mitad de 2021, todo apunta a que la alta inflación marcará el resto del año. La mejor prueba es el modo en que el BCE flexibiliza su objetivo de estabilidad de precios para responder al nuevo entorno.
Los expertos consultados por elEconomista subrayan que no hay peligro mientras sigan en el nivel actual, inferior al 3%. Sin embargo, debe considerarse la presión que sobre el IPC ejerce un componente tan vital como la energía, sin visos de abaratarse. No sólo influye el encarecimiento de los derechos de emisión de CO2, simultáneo con la subida del precio del gas y el crudo. Además, la ambiciosa política ecológica de la UE lleva a Bruselas a presentar, la próxima semana, la primera parte de su nueva fiscalidad verde. Este bloque incidirá en los combustibles de motor, para eliminar las exenciones que se aplican al diésel y, más adelante, al queroseno para aviones. Es una subida de impuestos en toda regla al transporte que soportarán los consumidores. Estos, además, verán elevados los gravámenes de los combustibles de calefacción como el butano. En paralelo, nuevos sectores tendrán que participar en las subastas de derechos de emisión de CO2 lo que encarecerá su costes de producción y sus tarifas para el usuario final. Sin duda la transición hacia un modelo productivo basado en las energías limpias es un proceso mayoritariamente aplaudido por los ciudadanos europeos.
Los daños de los rebrotes del Covid se ven potenciados por el encarecimiento de la energía y las subidas de impuestos
Sin embargo, cada vez es mayor el esfuerzo que se les exigirá, sobre todo, desde el momento en que los objetivos hasta ahora fijados para 2050, se adelantan en gran parte para 2030. Más impuestos, una electricidad más cara y mayores precios en multitud de servicios son los peajes que tendrán que afrontar.