Opinión
Los puntos negros que persisten en la salida a bolsa de Bankia
- La absolución de la cúpula era previsible ante los beneplácitos concedidos por los supervisores
- Aún hay visos de la que salida a bolsa obedeció más a criterios políticos que financieros
elEconomista.es
Ocho años después de abrirse la macrocausa sobre la fallida salida a bolsa de Bankia, la Audiencia Nacional dicta sentencia sobre la cúpula de la entidad en esos años. Los jueces dictaminan que sus 34 componentes, incluido el entonces presidente Rodrigo Rato (actualmente en prisión por el caso de las tarjetas opacas) quedan absueltos.
Era un veredicto esperado desde hace semanas en el mundo financiero, una vez que quedó demostrado que la OPS de la entidad se produjo con todos los beneplácitos de los supervisores, en particular del Banco de España y de la CNMV. En el rol de estas instituciones no se apreciaron tampoco indicios delictivos cuando se investigaron en 2017, lo que no evita que aún persistan serias dudas sobre el modo en que se comportaron sus máximos responsables entre los años 2008 y 2011.
El Banco de España, entonces gobernado por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, contaba con inspectores empotrados en Bankia y existen correos en los que alertaban a sus superiores que la salida a bolsa de la entidad estaba abocada al fracaso. Se trata de informaciones a las que podía tener acceso no sólo Fernández Ordóñez sino también el entonces presidente de la CNMV, Julio Segura y la vicepresidenta económica, Elena Salgado.
La operación, sin embargo, siguió adelante en un proceso que se antoja más dominado por los criterios políticos del Gobierno del presidente José Luis Rodríguez Zapatero que financieros, bajo la falsa creencia de que la crisis iniciada en 2008 sería sólo un bache pasajero que se podía capear cubriendo a sectores ya muy afectados, como el propio de las cajas de ahorros, con una falsa imagen de fortaleza.