Opinión

Una lección para Vestager y para la UE

    La comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, gran derrotada tras el fallo

    Matthew Lynn

    Es un gigante de la tecnología estadounidense enormemente rentable que acumula masivamente datos de clientes, que abre ostentosas tiendas en el centro de las ciudades, y que erosiona la base impositiva desplazando el dinero por todo el mundo, al tiempo que pone precios prohibitivos a productos que estarán obsoletos en breve tiempo. Sí, Apple es una compañía difícil de apreciar, y eso podría explicar por qué mucha gente instintivamente aplaudió cuando la Unión Europea puso una enorme multa de 14.900 millones de euros a la compañía por pagar menos impuestos de los que debe.

    Pero ahora resulta que la UE actuó ilegalmente. El Tribunal General de la Unión revocó la acusación después de que el Gobierno irlandés apelara contra ella. Probablemente apelarán a un tribunal superior. Por ahora, sin embargo, la UE, y especialmente su comisaria estrella Margrethe Vestager, que ha estado liderando una campaña personal contra los gigantes de la tecnología americana, han sido puestos en evidencia.

    La UE ha estado sirviéndose de la regulación del sector tecnológico, y la política de competencia, como una coartada para acaparar más poder. Tomemos el caso de Apple como ejemplo. La empresa tiene perfecto derecho a localizar muchas de sus operaciones en Irlanda, dado que tiene un gravamen en Sociedades muy bajo (sólo 12,5%). Los bajos impuestos son una de las razones por las que lo que solía ser nada más que una isla lluviosa en el lejano oeste de Europa se ha convertido en uno de los países más ricos del mundo. Irlanda siempre estuvo satisfecha con los impuestos que Apple paga. Y Apple estaba muy feliz de establecerse allí, y de emplear a mucha gente. Y entonces llegó la UE, y trató de redefinir eso como "ayuda estatal" y le puso una enorme multa. No es la primera vez que esto sucede. La Comisión ya ha perdido un caso similar contra Starbucks, y Google está apelando, con razón, contra los miles de millones en multas que le han sido impuestas (y sus abogados deben estar contentísimos esta semana).

    Que a Bruselas le gusten o no las grandes empresas americanas no es lo importante. En realidad, según los tratados existentes, dejando de lado el IVA, Irlanda está autorizada a cobrar los impuestos que quiera. Si la Comisión quiere un impuesto de Sociedades armonizado a escala de la UE, debería abrir ese debate, y cambiar sus tratados. En cambio, busca lograr ese objetivo sin reconocerlo, solapadamente y sin ninguna base legal.

    La UE a menudo trata de presentarse como una organización "basada en reglas". Pero cada vez más actúa fuera de la ley. Ahora ha perdido toda una serie de casos sobre regulación tecnológica, y también en sus propios tribunales. Tal vez Apple paga muy pocos impuestos, y tal vez no. Del mismo modo, tal vez los impuestos de Irlanda son demasiado bajos, y tal vez no lo son. Pero esos temas deberían ser debatidos con luz y taquígrafos, y decididos por los votantes, y no por una comisaria no elegida democráticamente que la última vez que se enfrentó a los votantes, como líder de los Social-Liberales de Dinamarca, ganó un 'asombroso' 9,5% de los votos (poco después de lo cual Vestager fue despachada a Bruselas para hacer la guerra a la tecnología). Apple se ha ahorrado 15.000 millones, lo que es bueno para sus accionistas al menos, ya que es muy improbable que vaya a vender sus iPhones con descuento.

    Pero lo más importante es que ha salvado a Irlanda, y a gran parte del resto de Europa, de un grupo de federalistas fuera de control en Bruselas.