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Algunas automovilísticas presionan a los concesionarios para vender un mínimo de coches eléctricos al mes
- Hay concesionarios están obligados por sus marcas a vender unos mínimos cada mes
- El renting se abre como la mejor opción para convencer a los particulares
Juan Ferrari
La Comisión Europea y el resto de administraciones nacionales, regionales y locales están volcadas en que los ciudadanos compren coches eléctricos o híbridos enchufables, etiquetados como cero emisiones. Sin embargo, la realidad es que sólo uno de cada diez europeos está dispuesto a comprarse uno, según un informe liderado por la Universitat Oberta de Catalunya. En enero, el 89% de los vehículos eléctricos que se compraron fueron adquiridos por empresas, muchos por los propios concesionarios.
Pero eso no amilana a Bruselas que ha hecho de 2020 el año del despegue de la electrificación de la automoción. La reducción drástica, a 95 g de CO2 por kilómetro de media de las matriculaciones de este año, se impondrá a base de multas millonarias para las marcas que no cumplan. Algunos fabricantes reconocen que se puede dar el caso de que dejen de vender ciertos modelos de mayores emisiones para evitar las sanciones.
Algunas marcas han impuesto a sus redes oficiales unos porcentajes máximos de emisiones de CO2
Otras, sin embargo, están empeñadas en cumplir con los límites impuestos por la Comisión Europea. Fuentes de los concesionarios explican a Ecomotor que algunas marcas, que prefieren no desvelar, han impuesto a sus redes oficiales unos porcentajes máximos de emisiones de CO2 que no pueden superar los coches que vendan cada mes.
Lo que implica que tendrán que dar prioridad a las motorizaciones diésel frente a las gasolinas y desaconsejar las motorizaciones más potentes. Pero, además, les imponen un mínimo de coches electrificados (eléctricos e híbridos enchufables).
Objetivos individualizados
Estos objetivos se personalizan en función de las zonas de influencia de cada concesionario, pues no es lo mismo vender eléctricos en las grandes ciudades que en las pequeñas. Con los datos de matriculación del mes de enero (1.468 coches eléctricos), Madrid matriculó 642, Toledo donde matriculan muchas flotas 161 y Barcelona 121 coches eléctricos. Pero en el otro extremo, Palencia vendió un solo coche eléctrico en toda la provincia, Zamora dos y con tres Ávila, Huelva, Orense y Teruel.
Pero en mayor o menor medida, todos tendrán que vender coches electrificados. En los concesionarios, resignados, creen que la única forma de sortear los precios de estos coches es venderlo a través de renting. Si la cuota mensual de un modelo de combustión es de 300 euros, se puede conseguir una cuota del eléctrico por 450 euros. Además, esto reduce los problemas de la obsolescencia de las baterías.
Tres son los hándicaps que frustran el sueño de los dirigentes políticos europeos: primero, y principal, que los modelos eléctricos no bajan de 30.000 euros, salvo unos pocos utilitarios de poca autonomía y netamente urbanos.
El segundo es la autonomía actual, entre 200 y 400 kilómetros, según homologan las marcas aunque en muchas ocasiones es inferior a pesar de recargas completas. Aunque numerosos estudios arrojan que la meda de los trayectos diarios de los europeos no superar los 50 kilómetros, lo que les hace más que suficiente, supones una traba para viajes largos, lo que relega al eléctrico a papel de segundo coche familiar. Además, los compradores interesados en un eléctrico se plantean que la evolución tecnológica será muy rápida por lo que las autonomías actuales pueden quedar obsoletas en muy poco tiempo.
El tercer hándicap es la recarga. En principio están pensados para enchufarse bien en el hogar, bien en los centros de trabajo, lo cual no está al alcance de muchas personas que viven en apartamentos. A lo que se suma la escasez de infraestructura pública de recargas, aunque está implementándose en Europa con mucha rapidez.