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¿Por qué ha estallado el fútbol femenino español? Las claves de una huelga histórica

  • Las jugadoras reclaman la firma de un convenio colectivo que no llega
  • Tras 18 reuniones en más de un año, hay bloqueo sindicatos-patronal
  • Salarios, parcialidad, maternidad, vacaciones o seguros, aún sin regular

Sergio de la Cruz
Madrid,

Las jugadoras de la Liga Iberdrola han decidido ir a la huelga. La máxima categoría del fútbol femenino español se parará hasta nuevo aviso porque, después de un año, las profesionales aún no tienen un convenio colectivo aprobado que regule, por escrito y ante la ley, sus condiciones laborales. Su hartazgo es el broche a una crisis que se produce, paradójicamente, en paralelo a la que probablemente sea mejor etapa del fútbol femenino en España, con mayores cuotas de visibilidad y atención.

Pero, ¿qué piden exactamente las jugadoras? Su nómina de peticiones es extensa, aunque son dos las condiciones de las que más se ha hablado. A través de los sindicatos AFE, Futbolistas ON y UGT, la reclamación ha sido un salario mínimo anual de 16.000 euros con una parcialidad de jornada máxima de un 75%. O lo que es lo mismo, un mínimo de 12.000 euros brutos asegurados al año. En uno de sus últimos comunicados, AFE (que tiene la mayoría sindical en la mesa negociadora) exigió 20.000 euros con la parcialidad anteriormente expuesta.

Además, las futbolistas reclaman unas vacaciones reguladas, un protocolo de embarazo, maternidad y lactancia, un protocolo contra los abusos, pluses de antigüedad, pólizas de seguro o el pago de una prima de firma de convenio de 800 euros, entre otras medidas.

El sentimiento en el sector es de hartazgo después de una tortuosa sucesión de 18 reuniones que no han conseguido los avances necesarias. Desde las primeras diferencias entre los propios sindicatos que retrasaron el inicio de las negociaciones hasta las, de momento, insalvables distancias entre la patronal (la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino) y la parte social.

Las futbolistas se rebelan ante una situación de desamparo en sus derechos laborales. Estas condiciones, reconocidas en la gran mayoría de las profesiones, quedan, en su caso, sujetas a la buena voluntad de los clubes. "Somos jugadoras al ciento por ciento, a todas horas", aseguraba Ainhoa Tirapu, futbolista del Athletic, al término de la reunión de AFE en la que se decidió una huelga que pone patas arriba el mapa del fútbol femenino español.

El camino del convenio ha estado plagado de obstáculos desde que se empezó a negociar en octubre de 2018

Desde que en octubre de 2018 saltara el avispero del sector, las negociaciones entre la patronal y los sindicatos han visto cómo, en paralelo, otros conflictos han ido salpicando el proceso: la reforma de la Liga Iberdrola por parte de la RFEF, el contencioso por los derechos de televisión (que la ACFF, con el apoyo de la justicia, cooncedió a Mediapro por nueve millones de euros y tres años) y la búsqueda, por parte de la patronal, de nuevos ingresos.

Desde el organismo que preside Rubén Alcaine siempre se ha defendido que el crecimiento de la liga debe ser sostenible y no sostenido, y, señalan fuentes a la patronal a este diario, no habrá una nueva oferta a los sindicatos. La ACFF insiste en una oferta de 16.000 euros anuales...pero con una parcialidad del 50%. Además, no rechaza subidas salariales si aumentan los ingresos de la competición.

Pero eso no basta, por ahora, a las jugadoras. Así que la huelga, salvo giro de última hora, está servida. No será en la jornada séptima, dado que los trámites para la organización no se pueden realizar en tan pocos días. Pero para la octava o la novena, en unas semanas, podría ser un hecho.