Bolsa, mercados y cotizaciones
El BCE lleva un retraso de cuatro años en el sendero que ya atravesó la Fed
- El fin de las compras de deuda podría llegar en Europa en octubre
- Si Draghi sigue a Yellen, subiría tipos en diciembre de 2019
Víctor Blanco Moro
El camino de la normalización monetaria es largo y no está libre de riesgos. Después de años de políticas de estímulos por parte de los principales bancos centrales del mundo, llegó el momento de recalibrar el rumbo. La Reserva Federal estadounidense (Fed) ya se adentró en este sendero hace cuatro años; ahora, su homólogo en Europa, el Banco Central Europeo (BCE) con Mario Draghi a los mandos, tiene todo listo para arrancar esta aventura y seguir las huellas que dejó la Fed.
Así lo dejó entrever el pasado jueves el economista italiano, cuando anunció un recorte histórico en el programa de deuda de la entidad -pasará de comprar 60.000 millones mensuales, a adquirir 30.000 millones- a partir del mes de enero, y hasta octubre del año que viene. De terminar en ese momento definitivamente el programa, supondría cerrar el grifo del QE exactamente cuatro años después que la Fed, ya que acabó con el que entonces mantenía la entidad en octubre del 2014.
El camino por delante
De esta manera, si se analiza lo que ocurrió después, y se confía en que Draghi seguirá los pasos de Yellen, la primera subida de tipos de interés en Europa podría llegar en 2019, teniendo en cuenta que la Fed incrementó el precio del dinero por primera vez en diciembre de 2015. Tras ese movimiento -y las posteriores subidas de tipos que ha llevado a cabo el organismo estadounidense durante los últimos años-, el siguiente paso fue lanzarse a reducir el balance de la Reserva Federal, que seguía hinchado, por encima de los 4,5 billones de dólares, a pesar de haber acabado con las compras de deuda. La causa de esto fue que la entidad continuó reinvirtiendo los activos de renta fija de su balance que iban venciendo, la misma política que ahora va a seguir el BCE, según anunció el propio Draghi el pasado jueves.
Desde Lombard Odier analizan estas similitudes que mantienen las políticas monetarias de EEUU y la eurozona, destacando que esperan "la hoja de ruta del BCE en el futuro muy similar a la de la Fed desde 2013 hasta hoy, con un retraso de 4 años". El banco privado suizo incluso pauta, uno por uno, los pasos que se seguirán: "cuatro años después, se ha producido el anuncio de reducción gradual del QE; después, el fin del programa, es decir, no más compras de activos, pero continuarán las reinversiones principales de 2018 en adelante; llegará la primera subida de tipos de interés en 2019, que continuará en 2020; y el inicio del ajuste cuantitativo, es decir, la reducción del balance, se iniciará en 2021", destaca la firma.
Draghi recalca las diferencias
Además, son varios los expertos que consideran que también hay que tener en cuenta el efecto contagio que puede generar la vuelta de la inflación en Estados Unidos a la cesta de precios de la eurozona. Si los precios suben en el gigante norteamericano, también podría haber cierto efecto alcista en los de Europa, lo que justificaría un acelerón del BCE en la retirada de estímulos monetarios.
Hay que tener en cuenta que la entidad todavía no ha confirmado oficialmente que el recorte de las compras de 30.000 millones para 2018 sea un proceso definitivo de desmantelamiento del programa -el llamado tapering-, mientras que en Estados Unidos la Fed lo hizo de distinta manera, telegrafiando claramente el ritmo al que se irían reduciendo las compras de deuda -de 10.000 milloens en 10.000 millones de dólares todos los meses, entre diciembre de 2013 y octubre de 2014-.
Además, ante las repetidas preguntas de los periodistas el pasado jueves, que destacaban las similitudes entre las medidas que llevó a cabo la Fed, y las que prepara ahora el BCE, Draghi echó balones fuera, intentando explicar que las políticas de su homólogo estadounidense son diferentes, como también lo es la situación económica con la que tiene que lidiar cada país: en referencia a que la Fed telegrafiase claramente el desmantelamiento de QE, Draghi declaró que "es un reflejo de las distintas posiciones que tenemos, y las distintas posiciones de las economías en su ciclo de recuperación. El avance de la inflación ha sido inferior en nuestro caso, lo que justifica las diferencias de nuestras políticas", añadiendo que "las comparaciones con otras jurisdicciones creo que realmente no son apropiadas, porque hay diferencias institucionales, diferentes posiciones en el ciclo económico, diferentes mercados laborales, diferentes velocidades de respuesta... Nuestra experiencia con la política monetaria ha sido muy distinta a la que ha hecho la Fed hasta ahora".
Con todo, cabría pensar que el presidente del BCE pretende evitar con estas declaraciones comprometerse con el calendario, y así tener flexibilidad para cambiar algo en caso de necesitarlo.