Bolsa, mercados y cotizaciones
XXX aniversario del Lunes Negro de 1987: "Todo pasó de repente, no lo vimos venir, fue el peor día de mi vida"
- El S&P 500 se desplomó un 20,5% y el Dow Jones alrededor de un 22,6%
- Un crash similar provocaría una pérdida de 523 puntos en el S&P 500
José Luis de Haro
Para Alan Valdes, Ken Polcari y J. Smith, como otros miles de empleados de la New York Stock Exchange, aquel lunes se postulaba como un arranque de semana al uso. El ajetreo y dinamismo del parqué de la bolsa de Nueva York nada tenía que ver con el actual runrún de las pantallas y los gadgets, similares a un iPad, que a día de hoy los operadores llevan en mano ejercitando órdenes de compra y venta. "Por aquel entonces hacíamos todo a mano, no teníamos ordenadores", recuerda Valdes, actual director de operaciones de Silverbear Capital, quien recalca que no se observaban señales de lo que iba a pasar. ¿Podría repetirse el Black Monday?
"La renta variable estaba cara, el mercado había subido" incide, haciendo referencia a los máximos alcanzados por el S&P 500 en agosto de aquel año. En 1987, ya en el cuarto trimestre del año, la rentabilidad del bono americano a 10 años tocaba el 10,07% y la compañía con mayor capitalización de mercado era IBM, que durante el fiasco de aquel 19 de octubre borró de golpe y plumazo alrededor de 18.800 millones de dólares. Apple, la compañía más valiosa en bolsa a día de hoy, contaba entonces con un precio de 4.580 millones de dólares, según datos de Thomson Reuters.
"Todo pasó de repente, no lo veíamos venir, definitivamente fue el peor día de mi vida en el parqué", explica el inversor, quien relata como de repente, aquella mañana la ventas comenzaron "un efecto cascada". Su pequeña compañía perdió un millón de dólares durante la jornada. "Era mucho dinero para perder en cuestión de horas, creíamos que íbamos a echar el cierre", reconoce.
Sobre el parqué también se encontraba Polcari, actual director de operaciones de O´Neil Securities, entonces un chaval de 26 años con tan sólo año y medio de experiencia como trader. De camino al trabajo, leyendo el periódico, tampoco sabía que estaba a punto de presenciar la mayor caída porcentual en la historia, con el S&P 500 fulminando un 20,5% y el Dow Jones alrededor de un 22,6%. Este experto rememora como las órdenes de venta comenzaron a "ser masivas por parte de los inversores institucionales", con órdenes para vender 150.000 acciones de General Electric o hasta 300.000 de IBM.
Polcari explica como sus mentores de entonces llevaban notando algo inusual en el mercado, donde durante jornadas previas el volumen de negociación había sido excesivamente alto. En aquel momento, en el NYSE, se transaban diariamente 189 millones de acciones frente a los 1.360 millones actuales. Sin embargo, durante la jornada, la sangría fue histórica, especialmente "cuando no había intención alguna de compra".
"Era inusual no ver alguna orden de compra en el horizonte", respalda Valdes, que indica como actualmente, en momentos de pánico, aparecen oportunidades de compra. "Sentimos como si la Depresión de los años 30 se estuviera materializando en un solo día", aclara.
Por su parte, Smith, quien en ese momento se dedicaba a enviar las órdenes de los operadores para su ejecución, revela como "durante la primera hora de negociación no podía dar abasto con las órdenes de venta" poco después "los traders estaban completamente desbordados". "Los movimientos fueron dramáticos y la poca tecnología que existía por entonces no hizo más que empeorar las cosas", añade.
Precisamente Polcari considera que la tecnología fue también responsable de lo ocurrido. En 1987 algunos gestores comenzaron a usar un programa diseñado por ordenador con el objetivo de protegerse en momentos de riesgo. El director de O´Neil Securities señala que tras recoger la información de la sesión previa, así como otros indicadores, como datos macro, niveles técnicos, el mensaje de venta por parte de este software fue claro. En busca de elevar los niveles de efectivo para proteger las carteras, se recomendó vender hasta el 2% de las mismas.
"Los algoritmos actuales están mucho más perfeccionados y no hemos visto una repetición como la de aquel día porque cuando tocamos un punto determinado de ventas, estos algoritmos vuelven a activar las compras", indica Valdés.
Sin embargo, la reverberación del Crash del 87 se ha reflejado posteriormente en la bolsa americana. El 15 de octubre de 2008, el Dow perdió un 7,8%, la segunda mayor pérdida porcentual de la historia. El 6 de mayo de 2010, en el conocido Flash Crash, el indicador registró una pérdida intradiaria de hasta 1.010 puntos en cuestión de minutos, para frenan la masacre poco después.
El 30 aniversario de esta histórica jornada bursátil se produce en un momento de cierta ansiedad en los mercado. "Algunos inversores temen que la historia se repita, ya que el S&P 500 continúa tocando máximos sin que la volatilidad se recupere", reconoce Sam Stovall, director de inversión de CFRA, que recuerda que el actual mercado alcista es el segundo más longevo desde la II Guerra Mundial.
Según sus cálculos un evento similar al del 19 de octubre de 1987 provocaría una pérdida de 523 puntos en el S&P 500 situándolo por debajo del nivel de los 2.030 puntos. "Si comparamos los niveles diarios del S&P 500 en 1987 con la progresión hasta el momento en 2017, observamos una evolución extrañamente similar", advierte.
Dicho esto, también existen muchas diferencias. En estos momentos el S&P 500 ha tocado máximos históricos recientemente mientras que en octubre de 1987 había tocado techo casi dos meses antes. De hecho desde su máximo marcado el 25 de agosto de 1987 hasta el 16 de octubre, la última sesión bursátil antes de aquel Lunes Negro, el indicador había caído más de un 16%. Obviamente, en lo que a fundamentales se refiere, la situación actual poco tiene que ver con la de entonces.