Bolsa, mercados y cotizaciones

Cautela post electoral en los mercados financieros


    Alejandro Vidal

    Tras el resultado del referéndum británico, anticipamos un descenso de nuestras previsiones de crecimiento global para este año -hasta el 3% desde el 3,1% anterior- y en 2017 -hasta el 3,4% desde el 3,5% anterior-, que vendría dado principalmente por un menor crecimiento en el Reino Unido y la Unión Europea (UE). Rebajamos la expectativa de crecimiento en la UE hasta el 1,4% por el descenso de la inversión y el consumo debido a la incertidumbre y la reducción en el comercio exterior, aunque mitigado por las políticas de tipo monetario y medidas de estímulo de carácter fiscal o económico en el ámbito de cada país.

    En el segundo trimestre, la economía mundial ha mantenido su ritmo de crecimiento, con un ritmo de actividad acelerado en Estados Unidos y la eurozona moderándolo ligeramente. De aquí a finales de año, además de Europa, estaremos también atentos a China, donde el cambio de modelo a una economía con mayor relevancia del consumo está lográndose a costa de una disminución del crecimiento, que se espera se sitúe entre el 6,5% y el 7%.

    En España, las elecciones no han proporcionado un resultado concluyente. Habrá que esperar a la formación de Gobierno y la economía podría acusar la falta de dirección política. No obstante, el mayor dinamismo de la actividad española y los menores costes financieros, gracias al apoyo del Banco Central Europeo, seguirán impulsando el crecimiento, que podría situarse por encima del 2,5% para este año.

    En las regiones emergentes, la ligera mejoría en el mercado de materias primas beneficia a las principales economías latinoamericanas. Las economías asiáticas emergentes continúan impulsadas por el consumo interno, favorecido también por el turismo desde China y la menor competencia de Japón por la fortaleza del yen.

    En política económica, las citas más relevantes de los próximos dos meses serán las reuniones de los bancos centrales. El Banco de Inglaterra (que se reúne el 14 de julio) se ha comprometido a estimular la economía disminuyendo los requisitos de capital para los bancos británicos y analizando un recorte en los tipos de interés, actualmente en el 0,5%; también incluirá una revisión a la baja de sus previsiones de crecimiento. Además, se espera que la caída de la libra aumente la inflación por encima del objetivo del 2%.

    El BCE podría modificar la distribución de sus compras mensuales y alterar el calendario de compras de bonos corporativos. Se baraja también la posibilidad de recortes de tipos de interés. En el caso de la Reserva Federal, se prevé que mantenga su tono de cautela y espere más tiempo antes de volver a subir el precio del dinero, quizás posponiéndolo hasta finales de año o, incluso, hasta 2017. En el caso de Japón, la apreciación del yen, la baja inflación nipona y el escaso ritmo de crecimiento son propicios para más estímulos, aunque tras años de política ultraexpansiva las posibilidades se están empezando a agotar.

    La reacción de los mercados al resultado del referéndum sobre el Brexit, con la victoria de la moción de salida, fue inicialmente de pánico, aunque se ha moderado. La dimisión del primer ministro David Cameron, unida a la división al interior del partido laborista, sitúa al Reino Unido en una situación complicada. Además del efecto directo sobre la economía, preocupa principalmente el efecto contagio en otros países.

    Los mercados han reaccionado principalmente a través de las divisas, con una depreciación de la libra del orden del 8% frente al euro y 15% frente al dólar, y una depreciación moderada del euro (2,5% frente al dólar y 4,8% frente al yen). Los bonos periféricos se han visto beneficiados con descensos de las primas de riesgo. En cuanto a las bolsas, las caídas se han concentrado en Europa continental (entre un 8% del Ibex 35 y un 5% del CAC francés), mientras que la Bolsa estadounidense ha terminado con ligeros descensos y subidas en Asia y países emergentes (exceptuando los europeos del Este).

    En el mercado monetario, las rentabilidades están mayoritariamente bajo cero y los rendimientos de los depósitos son cada vez más exiguos e inferiores al 0,1%. A pesar de lo anterior, estos activos siguen pareciendo atractivos en términos de rentabilidades reales si tenemos en cuenta que la inflación española es negativa.

    En la eurozona, el crédito sigue apoyado por el BCE a través de la compra de bonos corporativos, aunque las rentabilidades por cupón son poco atractivas. En ese contexto, nos inclinamos por el crédito high yield a escala global.

    Seguimos positivos en renta variable. En términos de regiones, estamos algo más cautos en la bolsa europea, que se ha visto afectada por eventos políticos. Recomendaríamos rebajar ligeramente la exposición a los índices europeos, en los que el peso del sector financiero es importante.

    Específicamente, seguimos positivos en los valores defensivos y de alta rentabilidad por dividendo y en los sectores más ligados al consumo interno. Mantenemos nuestro peso en la bolsa estadounidense por su carácter defensivo y también estamos positivos en la evolución de las bolsas asiáticas, por su potencial de crecimiento del consumo.