Bolsa, mercados y cotizaciones
La deuda a más de una década es la única con pérdidas anuales (-5,7%) en Europa y va camino de cerrar el segundo peor año del siglo
- El fuerte regreso de las emisiones tras el parón de verano presiona los precios
- El mercado registra un récord de colocaciones de renta fija en euros
- Los bonos soberanos caen ante una inflación que persiste y unos déficits altos
Isabel Blanco
La vuelta del verano está teniendo como protagonista a la renta fija de largo plazo en los mercados financieros. El foco de los inversores se ha puesto ahora en este activo por un cúmulo de circunstancias que están provocando salidas de dinero como hacía tiempo que no sucedía. La tormenta perfecta se está produciendo ante un inicio de septiembre en el que los emisores retoman sus colocaciones de deuda, presionando los precios, y los inversores temen los próximos movimientos de los gobiernos en materia fiscal con unos niveles de endeudamiento cada vez más altos y una inflación que se resiste a caer más, lo que podría llevar a los bancos centrales a dejar atrás las bajadas de los tipos de interés.
La inquietud se aprecia en las últimas sesiones en los bonos de mayor plazo, con ventas que están engordando las pérdidas que acumulan este año. Solo en los primeros días de septiembre, la deuda europea con vencimientos superiores a una década sufre una caída en los precios mayor al 1%. La renta fija con duraciones de más de 10 años ya acumula pérdidas del 5,7%, lo que implica que, de momento, sea su segundo peor ejercicio del siglo, según un índice de Bloomberg. Esta deuda únicamente provocó mayores pérdidas en las carteras en 2022, en un año histórico que recordó a los inversores más conservadores que con la renta fija también se puede perder dinero; que ese apellido de "fija" se refiere a los cupones que pagan los bonos y no a que estén libres de tener movimientos bruscos. El resto de duraciones está en positivo en el año (ver gráfico más abajo).
Las preocupaciones de los inversores se han acrecentado ahora ante la situación que viven países como Francia o Reino Unido, a la espera de un otoño en el que deben presentarse presupuestos para el próximo año en un momento delicado por los altos déficits públicos. A la espera de la moción de confianza propuesta por el primer ministro francés, François Bayrou, para el próximo 8 de septiembre, ha regresado cierta tensión a los mercados provocando ventas de bonos galos. No obstante, el diferencial que los inversores exigen a la deuda de Francia a 10 años frente a su homóloga alemana se sitúa en los 80 puntos básicos, aún por debajo de los 88 puntos básicos a los que llegó a moverse esa prima el pasado diciembre (no supera los 100 desde 2012). En el caso de Reino Unido, para Matthew Amis, director de inversiones y gestión de tipos de interés de Aberdeen, "aunque ocupa los titulares, el movimiento de los rendimientos de los bonos del Estado en los últimos días ha estado en gran medida en línea con otros mercados. Los rendimientos de los bonos globales están subiendo y el Reino Unido se está sumando a la tendencia".
Esos titulares sobre Reino Unido se debían a que sus bonos a 30 años cotizan en máximos desde 1998. Aunque también son llamativos los máximos de 1999 para el 20 años de Japón o que el 30 años de EEUU se sitúe muy cerca de 5%. "En el caso de Japón, si bien el sólido resultado de la reciente subasta ha ayudado a tranquilizar a los inversores, los bonos japoneses aún enfrentan riesgos debido a la presión sobre los precios de los bonos del Tesoro estadounidense, la menor demanda del Banco de Japón (BoJ) al recortar sus compras, la incertidumbre sobre el liderazgo en Japón y las expectativas de una subida de tipos, dado que la inflación se mantiene estable", señala Magdalene Teo, analista de Renta Fija en Asia de Julius Baer.
'Aluvión' de emisiones
Uno de los factores que añade presión este mes es el retorno de nuevas emisiones de deuda, paralizadas durante el verano como suele ser habitual. ¿Por qué supone otro factor negativo? Gobiernos y empresas ponen más bonos en circulación en los mercados financieros, lo que se traduce en una mayor oferta. Y como en cualquier juego de fuerzas entre oferta y demanda, cuando la primera aumenta provoca una caída en los precios. De ahí la presión que ejercen estas emisiones sobre la deuda, que llevan a repuntes en la rentabilidad que ofrecen al comprarse a precios menores.
Este habitual regreso se ha producido este año con especial fuerza: el pasado martes fue una jornada histórica en emisiones de deuda. En el caso de los títulos en dólares, se registró "un día récord, del entorno en volumen y emisiones al anterior, que fue también el día posterior al Labour Day en 2024. En el caso del mercado euro, lo del martes sí que fue un récord en emisiones, con casi 50.000 millones de euros emitidos por parte de 28 emisores diferentes, por encima de los casi 48.000 millones que vimos este mismo año, y que era el día más activo hasta ahora", apunta Jesús Sáez, Head DCM Iberia en Natixis CIB. El experto desgrana que "las operaciones acaban enseñando una mayor sensibilidad al nivel ofrecido, con menores recortes de spread entre lo inicialmente ofrecido y el reoffer final, con la necesaria asunción de una mayor prima de emisión por parte de los emisores, con un comportamiento de los bonos cuando salen a mercado que no suele ser el mejor".
El futuro de los tipos
Más allá de lo que suceda en materia fiscal, otro de los puntos clave en los próximos meses será la evolución de los tipos de interés. El mercado descuenta cada vez con más firmeza el final de las bajadas del precio del dinero en la zona euro. "La resistencia de la inflación subyacente respalda nuestra visión de que la normalización de la política monetaria ha terminado, y el BCE observará de cerca la dinámica del crecimiento antes de tomar su próxima decisión", señalan desde Schroders. Esto presiona también al largo plazo, al ajustarse el riesgo frente a la deuda de menor duración.
Es más, esta misma semana Isabel Schnabel, miembro del comité ejecutivo del BCE, ya advertía en Reuters de que las subidas de tipos pueden llegar "antes de lo que mucha gente cree".