Bolsa, mercados y cotizaciones
Verano en Wall Street: ¿Se repite la historia?
Samuel Pérez
Con la llegada del periodo estival, muchos inversores dejan de lado su actividad en los mercados financieros para disfrutar del buen tiempo, lo que provoca una notable reducción en los volúmenes de negociación. En este contexto, no es extraño afirmar que "las bolsas se quedan desiertas".
Este descenso en la actividad suele venir acompañado de un repunte en la volatilidad, ya que los movimientos de las distintas clases de activos tienden a amplificarse. De hecho, muchos inversores consideran que el verano es un momento para disfrutar de unas merecidas vacaciones y olvidarse de los mercados financieros dado que estos tienen un componente estacional. En este punto es interesante ver lo que nos dice la historia.
La estacionalidad puesta a prueba
La estacionalidad en los mercados bursátiles hace referencia a patrones recurrentes y predecibles en el comportamiento de los precios de las acciones a lo largo del año. Estos movimientos, que tienden a repetirse de manera cíclica, suelen estar asociados a determinadas estaciones del año o a eventos específicos con impacto económico o financiero. Un claro ejemplo de este fenómeno es el conocido dicho anglosajón "Sell in May and go away" (vende en mayo y vete), que refleja la percepción histórica de un menor rendimiento de los mercados durante los meses de verano.
Este comportamiento está estrechamente relacionado con la psicología financiera (Behavioral Finance), la cual destaca que muchas decisiones de inversión no se fundamentan únicamente en análisis económicos objetivos, sino también en patrones de conducta basados en experiencias pasadas y sesgos cognitivos. Por ello, es interesante conocer lo que ha pasado en los años previos y analizar si los mercados financieros realmente tienen un comportamiento negativo en verano.
Históricamente, los meses de julio y agosto han ofrecido resultados positivos en el S&P 500 de forma consistente en todos los periodos. Sin embargo, la "vuelta al cole" de septiembre suele resultar complicada para los inversores, ya que este mes presenta un comportamiento históricamente negativo en prácticamente todos los intervalos estudiados.
En momentos de estrés lo más importante es mantener los pies en el suelo, aunque no siempre es fácil. De hecho, diversas encuestas y estudios sobre el ánimo inversor mostraron en abril niveles de miedo no vistos desde la crisis financiera. Por ejemplo, el índice "miedo y codicia" (Fear and Greed Index) llegó a niveles de miedo extremo lo que significa que los inversores estadounidenses estaban muy cautos con el devenir de las bolsas y buscaban activos refugio. Esto no es exclusivo para los inversores minoristas.
Una encuesta realizada por Bank Of America a gestores de fondos de inversión mostró que casi la mitad de estos preveían una recesión (aterrizaje forzoso de la economía) en abril, cuando los datos de los meses anteriores eran de crecimiento moderado.
La volatilidad es la gran aliada de los inversores. Los momentos de incertidumbre tienden a generar grandes oportunidades de inversión a medio y largo plazo. Para muestra, un botón. El S&P 500, el índice de referencia de la bolsa estadounidense tuvo un comportamiento negativo en euros durante abril. En apenas trece sesiones, desde el 2 hasta el día 21, la referencia estadounidense cedió más de un 14%. Desde entonces, se ha revalorizado más de un 20%. Todo ello en un contexto donde el dólar se ha depreciado más un 2% respecto al euro, lo que perjudica a los inversores europeos que invierten al otro lado del Atlántico.
1 de agosto como fecha clave
El verano contará con un factor que podría conllevar un extra de volatilidad. El 1 de agosto ha sido la fecha señala por la Administración Trump para la entrada de los famosos aranceles recíprocos. El presidente de Estados Unidos anunció los gravámenes a aplicar a sus socios comerciales el pasado 2 de abril en el llamado "Día de la Liberación", mientras que previamente había anunciado una tarifa universal del 10% e impuso restricciones a sectores específicos.
Desde entonces, ha estado aplazando la entrada en vigor de estos para alcanzar acuerdos que beneficien al país norteamericano. Una estrategia de renegociar los acuerdos a sabiendas de que tiene una posición de ventaja respecto al respecto de países.
En los últimos días, Estados Unidos ha alcanzado acuerdos comerciales con diversos países, entre los que destacan Indonesia, Japón y Filipinas. Especial relevancia tiene el pacto firmado con Japón, mediante el cual el arancel aplicado a todos los productos exportados, incluidos los automóviles, se ha reducido del 25% al 15%. A cambio, Japón se ha comprometido a invertir 550.000 millones de dólares en territorio estadounidense.
Estos acuerdos han impulsado la confianza de los inversores y han sentado las bases para un posible entendimiento con la Unión Europea. De hecho, se ha filtrado que ambas potencias podrían estar cerca de firmar un tratado de características similares.