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Las gestoras esperan que la etiqueta europea sea la excusa para mejorar la fiscalidad al ahorro

  • El sector está a la expectativa de que la Comisión Europea concrete la Unión de Ahorros e Inversiones

Ángel Alonso
Madrid,

La etiqueta Finance Europe, que presentaron recientemente varios países europeos liderados por Francia y España, ha despertado la ilusión en las gestoras de que se pueda mejorar la fiscalidad del ahorro y la inversión en España con la excusa de una convergencia tributaria que, de no producirse, dejará en agua de borrajas un sello que pretende identificar fácilmente aquellos productos involucrados en la financiación del crecimiento de la economía europea.

De hecho, para poder lucir esta marca, que no tiene ningún rango legal y únicamente sirve como reclamo para los inversores minoristas, es necesario que al menos el 70% de los activos en los que inviertan dichos productos sean de empresas del Espacio Económico Europeo, que una parte sustancial de estos activos sean de renta variable y que el horizonte de inversión sea como mínimo de cinco años, para favorecer el largo plazo.

Se pretende, de esta manera, movilizar los más de diez billones de euros dormidos en depósitos que tienen los ciudadanos europeos, de los que los españoles acaparan más de 1,10 billones, en un momento en que el Viejo Continente afronta grandes programas de inversión en diversos campos, como la digitalización o la transición energética, ahora más cuestionada.

Pero los temas tributarios escapan del marco regulatorio de la Comisión Europea, de ahí que el Laboratorio de la Competitivad, creado a iniciativa del Ministerio de Economía español, decidiera presentar un proyecto de etiqueta que pudiera identificar a estos productos y sirviera de avanzadilla de la futura cuenta de ahorro e inversión paneuropea que previsiblemente recoja la futura Unión de Ahorros e Inversiones (SIU, las siglas de Savings and Investments Union) que presente la Comisión Europea en el tercer trimestre.

La industria de inversión está expectante sobre el texto final, que ha estado en consulta pública hasta hace poco. Pero muestra cierta desconfianza sobre el alcance tanto de la etiqueta como de esta futura cuenta de ahorro e inversión si no cuenta con algún tipo de incentivo fiscal. Y en España, viendo el retroceso en los límites a la aportación a los planes de pensiones privados para incentivar el macrofondo público, todavía más.

El propio ministro español de Economía, Carlos Cuerpo, reiteró, durante la presentación de la etiqueta en París, que la intención es "garantizar que las condiciones fiscales sean iguales a los productos que tienen un mejor trato equivalente en cada uno de los países" que han firmado el acuerdo (España, Francia, Alemania, Países Bajos, Portugal, Luxemburgo y Estonia). Pero la incertidumbre sobre una homologación tributaria a nivel europeo persiste, teniendo en cuenta la fragmentación política que experimentan en la actualidad los distintos parlamentos europeos, que complican cualquier tipo de acuerdo en un tema tan sensible.

Javier Seijo, socio de fiscalidad en EY, apunta que habrá que esperar al texto definitivo de la SIU por si puede expresar un mensaje más explícito con sus recomendaciones que, en cualquier caso, no tendrán rango normativo, al ser la fiscalidad una materia reservada a los Estados.

"Es importante entender qué tipo de incentivo fiscal se decide incorporar en los productos de inversión para ver si realmente puede ser un incentivo para los inversores minoristas. Y es importante que todo lo que se desarrolle se acuerde a nivel europeo y no sea incongruente con la normativa europea o las iniciativas que está liderando la Comisión europea", explican Sara Gutiérrez y Fernando Alonso, socios de la consultora finReg 360, quienes recuerdan que la distribución de cada producto tiene sus particularidades y "no está regulada por la misma normativa".

Para Ángel Martínez-Aldama, el presidente de Inverco, la asociación que defiende los intereses de la industria de inversión en España, el desarrollo de la etiqueta dependerá de los incentivos fiscales que conlleve. "La tributación es importante pero en el propio documento de presentación de la etiqueta se recuerda que es una competencia de los Estados miembro. Si cuenta con incentivos interesantes, tanto en productos como en carteras de inversión, tendrá éxito", afirma.

Reacción de las gestoras

En CaixaBank AM, la mayor gestora de activos en España por volumen patrimonial, señalan que la etiqueta es aplicable a vehículos bastante variados, lo que "facilita que pueda acoger algunas alternativas de producto ya existentes y posiblemente lleve a desarrollar otros nuevos". Pero subrayan que previamente "es necesario que esta carta de intenciones se concrete en una trasposición a la norma española y concrete los requisitos y los posibles beneficios para los inversores".

En Ibercaja también valoran positivamente la iniciativa, que puede tener éxito, a su juicio, "si se acompaña de un tratamiento fiscal que incentive la inversión en estos productos. Los productos más adecuados para incluir la etiqueta serían fondos de inversión y planes de pensiones. De hecho, ya tenemos productos que incluyen criterios geográficos para seleccionar inversiones", recalcan.

Las gestoras internacionales, sobre todo las europeas, son las primeras interesadas en que se concrete tanto la posible cuenta paneuropea de inversiones como la posible aplicación de la etiqueta, en tanto que tienen canales de distribución transfronterizos y mayor masa patrimonial. la francesa Amundi, que se encuentra entre las diez mayores gestoras globales, se muestra a favor de una "implementación operativa rápida" de la etiqueta "en un gran número de países, en beneficio tanto de los ahorradores como de las empresas, y participará activamente en su despliegue y promoción", en un momento en que Europa se enfrenta a "importantes necesidades de inversión para abordar las transiciones medioambiental y digital, al tiempo que refuerza su autonomía estratégica".

Pero la firma recuerda que los incentivos fiscales son "una herramienta eficaz para fomentar la inversión a largo plazo por parte de los ciudadanos", y pone de ejemplo el Plan d'Épargne Retraite (PER) francés, "un buen ejemplo de cómo los incentivos fiscales han contribuido a movilizar el ahorro a largo plazo para la previsión de la jubilación".

DWS, otra de las grandes gestoras europeas, también valora el lanzamiento de Finance Europe para aprovechar el capital de los inversores retail para la transformación europea. Pero muestra su cautela ante su aplicación en cada país y los requisitos específicos que se puedan pedir. Pero "si hay voluntad política de que sea un éxito, habrá que estudiar la posibilidad de incentivos fiscales", subrayan.