Bolsa, mercados y cotizaciones

¿China está en crisis? La grieta abierta entre Hong Kong y Shanghái, en máximos de la década

  • La flexibilización monetaria de la FED ha hundido a un yuan maltrecho...
  • ... evidenciando los problemas de las empresas continentales
  • La rentabilidad del Hang Seng frente al CSI, en máximos de la década
Código binario con bandera China, concepto de protección de datos. iStock

Javier Luengo

China fijó el 5 de marzo de 2025 un objetivo de crecimiento de "alrededor del 5%" para 2025 y de ahí no piensa salirse Xi Jinping. Quizás porque no alcanzar esta cifra -en sintonía con la media de la última década- supondría admitir al mundo que el dragón dormido ya no puede dar más de sí y eso Pekín no se lo puede permitir -máxime ahora que los EEUU de Trump acechan de cerca- suceda lo que suceda. Puede ser que por esa razón, entre otras muchas, haya incrementando también recientemente el techo de déficit presupuestario hasta 4% del PIB -el nivel más alto en 15 años- y por lo que va a emitir 4,4 billones de yuanes en bonos especiales locales para financiar infraestructuras críticas y estabilizar el sector inmobiliario. China puede que esté en crisis, pero esa imagen no es la que se debe dar al mundo.

No es óbice analizar lo que sucede en el plano comercial para entender mejor el contexto económico chino. La escalada arancelaria entre Xi y Trump con gravámenes sobre los tres dígitos para los intercambios comerciales entre ambas potencias económicas ha puesto de relieve nuevas tendencias en el mercado asiático. La principal, la relocalización industrial con más de la mitad de las empresas del Hang Seng moviendo su producción frente al 12% de las del CSI 300, lo que indica una tendencia clara de las compañías, sobre todo las tecnológicas, a intentar mitigar el impacto de una futura guerra arancelaria.

Además, las empresas de semiconductores del Hang Seng -que tienen casi un 25% del peso del índice- han captado en lo que va de año el 41% de los flujos de inversión institucional en lo que va de año. A nivel general, este selectivo se beneficia de una mayor exposición a la tecnología (con crecimientos de beneficios de hasta el 14% de media para la industria) y el comercio exterior. Lo que lo ha ayudado también a situarse como el único de Asia que crece en el ejercicio a doble dígito, concretamente, repunta más de un 15% frente a las caídas en el resto de plazas de aquel continente.

Cabe destacar que, en contraposición, el CSI 300 está hundido. Su composición lo hace más vulnerable a las debilidades del mercado interno por su mayor exposición a la industria inmobiliaria -vapuleada en los últimos años a raíz de la crisis del sector en China- y el consumo discrecional, también en horas bajas, con una caída de más del 3% de las ventas minoristas a cierre del primer trimestre del 2025, acorde a los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas de China (NBS, por sus siglas en inglés).

"La descorrelación entre ambos índices refleja la creciente brecha entre la economía real china y su proyección global. Los inversores usan el Hang Seng como proxy para la China tecnológica exportadora, mientras el CSI 300 sigue anclado a los ciclos crediticios domésticos", advierten desde Goldman Sachs.

Asimismo, en la última década, los diferenciales de rentabilidad entre el Hang Seng hongkonés y el CSI 300 chino han ido divergiendo hasta alcanzar, en las últimas semanas, sus máximos de la última década. El índice tecnológico supera ya al continental por rentabilidad para el inversor en 16 puntos porcentuales, la mayor brecha positiva para el Hang Sens desde, al menos, 2015.

Si se atiende a la retrospectiva, se observa que esta diferencia osciló considerablemente en 2020 y 2019, cuando el CSI 300 superaba al Hang Seng por 31 y 27 puntos respectivamente, mientras que en 2018 y 2017 el Hang Seng volvió a liderar con ventajas de 12 y 14 puntos. Entre 2021 y 2023, la diferencia fue negativa para el Hang Seng, situándose por debajo del CSI 300 en 9 y 2 puntos, respectivamente aunque desde la crisis de mercado de 2022 la tendencia se invirtió y la ventaja del Hang Seng ha ido en aumento, culminando en el máximo actual.

Un punto de inflexión estrechamente relacionado con la implementación del Plan de Estabilización de Mercados anunciado por el Banco Popular de China (PBOC, por sus siglas en inglés) en marzo de 2025, en el que se incluyeron una serie de medidas para estimular el mercado chino. Entre ellas, recortes de tipos de interés sobre el yuan y los coeficientes de reservas.

Estas medidas, que contrastan con la normalización monetaria a la que está haciendo frente EEUU, ha aumentado recientemente el diferencial que debilita el yuan frente al dólar de Hong Kong. Un fenómeno que ha terminado por convertir al Hang Seng en cobertura natural contra la depreciación del reminbi, atrayendo el interés de los inversores institucionales que representan ya el 62% del volumen negociado, acorde a los registros de la Bolsa de Valores de Hong Kong.

"En estos momentos, estamos sobreponderados de forma estructural en China. Las valoraciones actuales son atractivas y podrían mejorar en cuanto se pongan en marcha posibles planes de estímulo por parte del Gobierno de Xi Jinping", aseguran desde JP Morgan AM.

El flotador del Gobierno chino

Con todo y con ello, a pesar de la divergencia, lo que está sucediendo en el mercado de valores de la China continental tampoco es baladí y conviene mirarlo de cerca para comprenderlo porque el índice CSI 300 ha perdido atractivo por rentabilidad para los inversores en favor de la tecnología hongkonesa. Está en negativo en el año (-0,9%), pero hasta antes de que Trump anunciara la tregua comercial con China de 90 días, estaba mejor que el S&P 500 que se debaja más de dos puntos porcentuales, ahora repunta en 2025 un escueto 0,6%.

Si se afina el tiro, desde que Donald Trump decidió iniciar el pasado 2 de abril una guerra comercial contra el mundo en lo que llamó el Día de la Liberación para América, las mayores cotizadas del parqué chino han perdido un 0,3%. Para tener una fotografía completa, el S&P 500 ha subido más de un 3% en el periodo mientras que el Hang Seng de Hong Kong y el Nikkei 225 japonés han repuntado un 1,5% y un 5,3%, respectivamente.

En términos de volatilidad, el CSI 300 ha sido el selectivo el menos volátil, fluctuando un 10% en el último mes. En contraste, el S&P 500 y el Nikkei 225 han experimentado oscilaciones del 15%, acorde a los datos de Bloomberg mientras que el Hang Seng ha fluctuado un 18%.

Detrás de estos números está el Estado chino. Concretamente, el fondo soberano del gigante asiático y varios vehículos de inversión respaldados por el Estado, que administran colectivamente 1,3 billones de dólares en activos. En el último mes, la inyección en el mercado onshore chino fue de 10 billones de dólares, tal y como recogen medios locales.