Bolsa, mercados y cotizaciones

Trump somete al dólar a una crisis de confianza como ancla del sistema financiero mundial

  • ING: "En el caso del dólar el daño ya parece estar hecho"
  • La desdolarización del mercado estos días ha sido más rápida de lo previsto
  • En un momento de crisis y pánico, el dólar se ha depreciado un 2% contra el euro

Álvaro Moreno, Vicente Nieves

Como si el mundo financiero despertase de un largo hechizo, el dólar (símbolo del poder económico estadounidense durante casi un siglo) empieza a mostrar fisuras que antes parecían impensables. En las últimas jornadas, los inversores han sido testigos de una desbandada histórica estos días pasados (hoy jueves parece que las acciones suben tras el anuncio de una pausa arancelaria): se desplomaron las acciones, se hundieron los bonos del Tesoro y el billete verde ha perdido terreno, incluso frente a monedas que hace unos meses parecían condenadas al letargo. Hasta con la pausa en los aranceles de 90 días (excepto a China), el dólar no repunta. Algo se ha roto de forma clara.

Desde que comenzó el mes de abril y, con él, la escalada arancelaria, el dólar ha perdido un 2% frente al euro. Además, este jueves, cuando todo repunta y parece que se recupera la confianza, el dólar sigue cayendo con contundencia un 0,75% frente a su par europeo. Ahora la moneda comunitaria vuela por encima de los 1,1 dólares. Lo que ha ocurrido va más allá de movimientos concretos y responde a una confianza que se ha perdido. El mundo ha visto las dudas que genera el dólar y, en consecuencia, están buscando refugios alternativos. Algunos expertos han señalado que venía de antes de la andanada arancelaria y que amenaza con desplazar al dólar como el ancla financiera a nivel global hacia una repatriación de capitales y búsqueda de nuevos refugios.

El euro como salvador... o "lavadora"

Este es el motivo por el que, desde ING comenta que "en el caso del dólar el daño ya está hecho". Así, la firma neerlandesa señala que el euro "se ha convertido en una lavadora para el comercio global, siendo un actor clave". En resumen, "los inversores ven a los mercados activos en euros como unos de los pocos disponibles para absorber cualquier éxodo desde los dólares". Sin embargo, señalan que a diferencia de otras ocasiones ahora ven una gran diferencia, "parece que el BCE está interesado ahora en promocionar el euro como una alternativa sólida al dólar".

George Saravelos, jefe global de análisis de divisas en Deutsche Bank, lo resumía con contundencia en plena apocalipsis de los mercados en una nota titulada "el fin de una era", haciendo referencia al dólar americano. En la jornada del jueves, hasta que Trump hizo su aparición para pausar parte de los aranceles, "estábamos asistiendo a un colapso simultáneo en el precio de todos los activos estadounidenses, incluidas las acciones, el dólar frente a otras divisas de reserva y el mercado de bonos". En su opinión, esto no era una simple corrección pasajera, sino "la validación de una crisis de confianza que llevamos advirtiendo desde hace más de un mes". Aunque es cierto que la pausa anunciada de Trump ha generado cierta calma, parte del daño está hecho, la desconfianza se ha incrementado y habrá que ver cómo reaccionan en el medio plazo los inversores a este nuevo contexto en el que la divisa que ha sido sinónimo de estabilidad y protección es ahora todo menos eso.

Lo más llamativo de esta tormenta financiera es que no se está produciendo la típica huida hacia el dólar como refugio. Al contrario: "El mercado está dejando de acumular liquidez en dólares para cubrir sus activos subyacentes en EEUU y está optando por vender directamente esos activos", observa Saravelos. Es una dinámica completamente distinta a las crisis anteriores y que refleja una desafección más profunda: el mundo no solo se está alejando del dólar, sino que está cuestionando su papel como ancla del sistema financiero global.

Esta tendencia, que hasta hace poco era objeto de debate académico, se está materializando "más rápido de lo que esperábamos", señala el experto. A su juicio, las políticas del Gobierno de Estados Unidos están acelerando este proceso de "desdolarización", con consecuencias potencialmente imprevisibles. "La administración estadounidense está fomentando la venta de bonos del Tesoro", denuncia, al tiempo que critica las recientes presiones sobre países como Japón y Corea del Sur para modificar sus políticas cambiarias.

Deutsche Bank no es el único que ve esta tendencia acelerándose a marchas forzadas los últimos días, con un éxodo inversor como pocos se recuerdan de los activos valorados en dólares. Marco Giordano, director de inversiones en Wellington Management comenta que se está produciendo "una erosión de la integridad institucional de Estados Unidos puede debilitar aún más el estatus del dólar como moneda reserva y alterar las salidas globales de capital". Giordano prosigue alegando que si bien no cree que el reinado pueda acabar, sí que ve un mundo más multipolar en cuanto a divisas y que se genere una consecuencia clara.

Desde Gavekal Research defienden que China está siendo uno de los grandes protagonistas del éxodo de los bonos de EEUU y el motivo reducir su exposición a EEUU y, por lo tanto, a su divisa. "China liquida sus tendencias para apostar por el oro o por las monedas de países con los que tiene una relación menos conflictiva, como Europa, Japón, Australia o Canadá".

El trasfondo es claro: la Casa Blanca busca reducir los desequilibrios comerciales bilaterales, pero al hacerlo, socava la demanda global de activos en dólares. "Esto no es una cuestión teórica: esta semana han comenzado negociaciones con Japón, el mayor tenedor oficial de deuda pública estadounidense", advierte Saravelos. Si Tokio empieza a vender sus bonos del Tesoro, el golpe a los mercados podría ser letal.

El euro sube con fuerza

El euro, en este contexto, emerge como beneficiario indirecto. Aunque Europa tiene sus propios desafíos, la mayor claridad en la política monetaria de la eurozona, la solidez del BCE y la relativa estabilidad política frente al caos estadounidense han mejorado el atractivo de la moneda común. Algunos analistas incluso advierten de que el euro podría consolidarse como una alternativa real al dólar como divisa de reserva, una idea impensable hace solo una década.

"Ahora existe una mayor probabilidad de una gran repatriación de capitales con salida netas" de forma más estructural. Según el experto, esto acabaría beneficiando al euro y su renta fija, a China y a Japón" comentan los expertos de Wellington, que ahora ven mejores perspectivas para la divisa europea.

En cualquier caso, no es que la hegemonía del dólar se haya puesto en riesgo ahora con los últimos aranceles. El ascenso de Trump ya precipitó las dudas de que crecieran los incentivos a reducir la exposición al billete verde para buena parte de los países. Incluso previamente al ascenso del republicano, las sanciones de EEUU a Rusia llevaban a los bancos centrales del mundo (en particular a China) a compras masivas de oro para reducir los riesgos de tener grandes cantidades de dólares

Edmond Rothschild una semana antes de que Trump anunciara sus aranceles, se preguntaba en una nota "ha llegado el fin de la edad dorada del oro? ". Según Bejamin Dubois, analista de la firma, "hasta ahora el excepcionalismo estadounidense ha permitido que el dólar no deje de subir y ha vencido siempre a los malos augurios".

Sin embargo, Dubois defiende que "estos principios que han mantenido fuerte al dólar se han resquebrajado y ya se está dando un cambio de percepción". En consecuencia, "las guerras comerciales de Trump y sus planes de reestructurar el sistema financiero global ponen al dólar en un importante riesgo". La firma añade que "la desdolarización ya está en marcha, se aceleró con la guerra en Ucrania... y ahora con Trump entra en una nueva fase".

Pero el escenario podría empeorar. Saravelos lanza una advertencia que hiela la sangre: "Mucho cuidado con que la guerra comercial derive en una guerra financiera". Con los aranceles a China ya por encima del 100%, no queda mucho margen de escalada comercial, lo que abre la puerta a represalias financieras, como la venta masiva de activos estadounidenses por parte de Pekín.

En este tipo de confrontación no hay ganadores. "Dañará tanto al dueño de los activos (China) como al productor (Estados Unidos). El perdedor será la economía global", concluye el analista de Deutsche Bank. Es una guerra que ya ha empezado a librarse en los mercados, y cuyos efectos pueden sentirse durante años.

El debilitamiento del dólar, lejos de ser una buena noticia, podría desatar una inestabilidad prolongada. La confianza es el pegamento del sistema financiero y, como señala Saravelos, "el territorio en el que estamos entrando no tiene precedentes". El billete verde aún conserva su hegemonía, pero el mundo empieza a buscar alternativas. Y el euro, aunque imperfecto, aparece como el candidato más probable para llenar ese vacío.

De momento las cifras son claras a favor del dólar, la moneda norteamericana domina las reservas del mundo con 57,8% del total. Eso sí, ha perdido 7,3 puntos en diez años y ya está en mínimos de 1994. Por su parte, el euro roza el 20% de las reservas globales del mundo. El yen acapara un 5,8% y la libra un 4,7%. El yuan apenas representa un 2,2% cifra inferior incluso a los dólares canadienses (2,8%).

Desde Mirabaud pensar en que el dólar pierda su rol es "fantasear por el momento". En resumen, "no creemos que el fin del dólar llegue en mucho tiempo. Si bien su presencia ha disminuido y vemos cada vez monedas más pequeñas tomar importancia, el dominio continuará durante muchos años". Sin embargo, cada vez crece más la duda de su poder como ancla del sistema financiero mundial y pocos dudas que su influencia para condenada a sufrir un duro golpe. Al menos una caída mucho más veloz de que se estimaba antes del ascenso de Donald Trump y su andanada arancelaria.