Bolsa, mercados y cotizaciones
La fórmula para lograr una jubilación muy anticipada y vivir de las rentas con cuatro ejemplos reales
- El tiempo y la perseverancia son clave para lograr la independencia financiera
- "El mejor día para invertir fue ayer. Pero el segundo mejor día es hoy"
- Los expertos apuestan por empresas fiables con dividendo y gran diversificación
Vicente Nieves
Madrid,
Si al ser humano real y emocional le preguntan cuál es el objetivo de la vida, probablemente responderá que alcanzar la felicidad (lo que ello implica ya es otra cuestión más compleja). Sin embargo, si le hacen esta misma pregunta al homo oeconomicus (un individuo racional que no se deja llevar por las emociones y que maximiza utilidad a lo largo del tiempo para obtener lo máximo posible con menos), contestará, probablemente, que el objetivo es alcanzar la libertad o independencia financiera (IF), lo que supone acumular suficientes activos e ingresos pasivos como para vivir sin trabajar, manteniendo (o incluso aumentando) su nivel de consumo. Es decir, disfrutar del ocio, mantener el nivel de vida y lograr la seguridad futura... sin depender de nadie. Eso es la independencia financiera, un logro que sin duda puede también ayudar a lograr la felicidad, y hay quien asegura que se puede conseguir con un salario corriente y sin necesidad de ser Warren Buffett.
La clave, según el consenso de los expertos, está en el tiempo y la edad. Las inversiones no dan frutos de la noche a la mañana, salvo algunas excepciones en las que se asumen riesgos extremos (todo puede salir muy mal). De modo que cuanto antes se cambie de mentalidad y se empiece construir esta IF mejores serán los resultados, menor el riesgo y mayor la probabilidad de alcanzar esa jubilación extrema y anticipada. El problema en España (no solo en España, pero sí especialmente) es que la mayor parte de la sociedad suele depositar ese sueño en manos de la primitiva, el Euromillones o la quiniela, pero pocos lo hacen en la inversión y si lo hacen es de forma inconsciente a través de la compra de vivienda.
Gregorio Hernández, célebre inversor, fundador del portal invertirenbolsa.info, además de ingeniero informático y antiguo programador (ya no tiene que trabajar), comenta en declaraciones a elEconomista.es que él alcanzó hace mucho tiempo la IF (Gregorio tiene 54 años): "Y lo que me parece más importante es que todo el mundo vea que puede conseguirla, y que debe conseguirla, porque esto es algo que consigue todo el que haga unas pocas cosas sencillas, y deje pasar el tiempo suficiente. Esto no es como ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos, que es algo que puede hacer muy poca gente en el mundo. Conseguir la Independencia Financiera es hacer unas pocas cosas sencillas que todo el mundo puede hacer (si aprende lo básico, que es algo que está al alcance de cualquiera) y dejar pasar el tiempo, con paciencia. Porque la paciencia es la forma más rápida de ganar dinero para el 99,99% de la población", asegura este inversor madrileño que ha publicado recientemente su nuevo libro que, precisamente, se titula Independencia Financiera de la A a la Z'.
El tiempo es oro
Parece que lograr la IF y vivir de las rentas (dividendos, alquileres...) es posible, pero ¿cuál es la fórmula? ¿Cómo se tiene que invertir el dinero? ¿Cuándo hay que empezar? "Si bien las personas con ingresos elevados pueden normalmente alcanzar la independencia financiera más rápidamente, la realidad es que cualquier persona con ingresos normales puede lograrlo o acercarse mucho, ya que también depende del nivel de gastos de cada caso. Es un proceso a largo plazo, donde la clave es comenzar lo antes posible y ser constante, teniendo una buena mentalidad y psicología para no verse afectado por los vaivenes de las cotizaciones del mercado", asegura Carlos García, Ingeniero Superior de Telecomunicación, que actualmente trabaja en el departamento de ventas de una importante empresa de software. Carlos es muy conocido en las redes sociales por sus inversiones (es un puro defensor de la inversión en grandes empresas que ofrecen jugosas rentabilidades por dividendo) y amplia sabiduría de los mercados.
Carlos nos explica que está "al 50% de mi camino (de lograr la IF), lo cual me ha llevado 9 años. Sin herencias, sin ningún tipo de ayuda, solo con mi salario mensual, pero con mucha disciplina y psicología en los momentos de bajada de la bolsa. Es cierto que la libertad financiera varía al compás de tu situación personal: No es lo mismo estar soltero y vivir en una localidad de la España vaciada que tener varios hijos y vivir en Madrid o Barcelona capital. Dicho esto, el siguiente 50% del camino irá mucho más rápido gracias al interés compuesto (¡las matemáticas no engañan!) y su 'efecto bola' de nieve, que sin duda ya se deja notar en mi cartera, que tiene "vida propia" y va sola, casi sin notarse apenas las aportaciones adicionales", asegura.
Este amante de la inversión por dividendos, una opción que muchas veces ofrece rentabilidades superiores al 5% (sin contar la revalorización del precio de la acción), apuesta, como no puede ser de otra forma, por este tipo de inversión para lograr la IF lo antes posible: "Mi recomendación es centrarse en empresas Blue Chip que sean líderes en sus sectores y tengan un sólido historial de dividendos crecientes. Estas empresas, en su mayoría, son maduras, con barreras de entrada altas, flujo de caja sólido y una destacable rentabilidad histórica. Este tipo de acciones son una excelente opción porque proporcionan ingresos pasivos constantes que aumentan con la inflación, lo que te permitirá vivir de ellos a largo plazo... invertir en acciones de empresas de calidad que paguen dividendos es una forma sólida de construir una fuente confiable de ingresos pasivos a largo plazo", sentencia.
Richard Gracia, empresario, inversor y autor del bestseller El Método RICO, también cree que esta libertad no solo es alcanzable, sino que debería ser una prioridad vital para cualquier persona que aspire a vivir con propósito y autonomía. A diferencia de lo que muchos piensan, para Richard la IF no es tanto una meta estática como una herramienta para diseñar una vida más rica en todos los sentidos: "La libertad financiera significa que tus ingresos pasivos –los que no provienen de tu trabajo– cubren tus gastos de vida. En otras palabras, que tu dinero trabaje para ti y puedas elegir trabajar o no de forma activa".
Richard ya ha logrado esa libertad desde hace tiempo. Su vida está hoy financiada por una combinación de inversiones, regalías de libros y negocios. Sin embargo, no ha dejado de trabajar: "Intenté retirarme antes de escribir 'El Método RICO', y fueron los peores meses de mi vida. Creo firmemente que el ser humano necesita un propósito". Por eso, su visión va más allá de la jubilación anticipada; habla de tener la capacidad de elegir qué hacer con tu tiempo y de encontrar una misión que dé sentido a la vida.
Por supuesto, existen diferentes niveles de libertad financiera. No todo el mundo puede aspirar a tener unos ingresos pasivos que le permitan vivir como un millonario, pero sí que la mayoría de las personas, en un plazo razonable, con conocimiento y disciplina, podría llegar a cubrir al menos sus gastos actuales.
Este ingeniero graduado con Premio Extraordinario especifica que, considerando que los gastos medios por familia en España son de unos 33.000 euros al año (según la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE, el gasto medio por hogar en 2023 fue de 32.617 euros), haría falta un patrimonio neto aproximado de 825.000 euros para cubrir ese gasto anual aplicando la regla del 4%. "Esta cantidad es perfectamente alcanzable invirtiendo desde una edad temprana y siendo constante. Teniendo en cuenta la inflación y las rentabilidades históricas de la bolsa, bastaría con invertir unos 400€ al mes durante nuestra vida laboral para acercarnos a un millón de euros de patrimonio (ya ajustado por inflación), por ejemplo".
No obstante, Richard explica con detalle que "no hay un importe mágico. Lo fundamental es ahorrar e invertir un porcentaje significativo de tus ingresos (idealmente un 20-30% o más, si es posible). Con esa constancia, y dependiendo de la rentabilidad que obtengas, se puede aspirar a la independencia financiera en 15-20 años. Eso sí, cuanto más mejor. Cuanto mayor sea el porcentaje que ahorres e inviertas, antes podrás alcanzarla". La clave está en el interés compuesto, la disciplina, la reinversión de los beneficios y diversificar. Con este marco temporal coincide Carlos García: "En mi experiencia, llegar a ser libre financieramente puede llevarte entre 15 y 20 años; para ello es necesario ser consistente en las aportaciones y tener paciencia para que el interés compuesto haga su efecto. Por otro lado, es fundamental disfrutar del proceso, ya que no se trata solo de alcanzar el objetivo, sino también de vivir y ser lo más feliz posible durante todo ese tiempo", sentencia este inversor.
Un cambio de mentalidad
Todos los protagonistas de esta historia coinciden en que el primer paso no es encontrar la acción perfecta o el inmueble ideal, sino cambiar la mentalidad. Como recuerda Gregorio Hernández, "desde el primer día en que empiezas el camino hacia la Independencia Financiera tu vida ya cambia radicalmente, porque ves claro que tu futuro va a ser mucho mejor que tu pasado, y eso te hace ver la vida con mucho más optimismo y tranquilidad".
Juan Cortés, más conocido en redes como 'El Loco del Dividendo', no ha alcanzado aún la IF, pero se encuentra en la recta final: "Me quedan cuatro años aproximadamente para cubrir mis gastos con dividendos". Ingeniero informático y actualmente tech manager en una empresa del Ibex 35, Juan se ha convertido en una figura popular por su enfoque pragmático y transparente. Su estrategia es clara: "Para mí la mejor manera es con dividendos. Genera rentas desde el primer día, no hacen falta grandes cantidades, es más líquida y es más intuitiva para la mayoría".
Un ejemplo práctico de inversión
De hecho, Juan ilustra con cálculos detallados cómo incluso una inversión en una empresa estable que reparta dividendos puede transformarse en una fuente de ingresos significativa. Este inversor pone un ejemplo sencillo: si una persona ahorra 12.000 euros al año durante 10 años y luego invierte esos 120.000 euros en acciones que repartan un 5% de dividendo, generaría unos 6.000 euros anuales. Pero si, en lugar de esperar, invierte cada año y reinvierte los dividendos, el efecto del interés compuesto haría que su capital creciera más (por ejemplo, hasta 150.000 euros), generando cerca de 7.500 euros al año en dividendo. Y si además invierte en una empresa que crece y aumenta dividendos, como, por ejemplo, Ahold Delhaize, esa cifra podría superar fácilmente los 1.000 euros mensuales en dividendos al cabo de una década, incluso con empresas estables como supermercados se puede conseguir algo similar. Sus seguidores ya suman decenas de miles y muchos de ellos han empezado a caminar hacia la IF gracias a su mensaje.
Para quienes todavía creen que esta libertad está fuera de su alcance por tener un salario medio o bajo, todos los entrevistados insisten en que eso no es cierto. "El nivel de renta no es lo más importante", insiste Carlos García. "Es mucho mejor empezar a invertir con pequeñas aportaciones a los 20 años que esperar a los 40 para meter grandes cantidades". La clave está en entender el interés compuesto y mantenerse constante.
La constancia es, de hecho, un elemento central. Richard Gracia recuerda que "el mayor fracaso suele ser abandonar el camino por impaciencia. Como en el gimnasio, el entrenador puede ayudarte, pero no puede entrenar por ti". Gregorio, por su parte, advierte de que "el paso del tiempo nos hace ganar más dinero que el propio dinero que ahorremos", reforzando la idea de que la paciencia no es solo una virtud, sino una ventaja competitiva.
Acciones fiables y con fuerte dividendo
A la hora de elegir el vehículo de inversión, estos expertos apuestan mayoritariamente por las acciones que reparten dividendos como núcleo de la estrategia. Gregorio lo resume así: "Creo que la estrategia que tiene la mejor combinación de rentabilidad, seguridad, facilidad y tiempo libre que ganas es la inversión a largo plazo por dividendos". Juan añade que, en momentos de crisis, lo mejor de los dividendos es que "puedes seguir cobrando sin tener que vender tus activos, incluso si la cotización ha caído".
Eso no significa ignorar otros activos. Richard defiende la diversificación "inteligente" donde cada activo cumple una función específica: "No se trata de tener de todo, sino de saber para qué sirve cada cosa. Acciones para crecimiento, inmuebles para rentas estables, oro o cripto para diversificación". Eso sí, advierte que la renta fija a largo plazo limita la rentabilidad, por lo que recomienda reducir su peso en horizontes temporales amplios.
La pregunta inevitable es si en la actualidad, con activos caros y salarios estancados, la IF sigue siendo viable. Carlos responde con rotundidad: "Es precisamente la subida de los activos lo que hace que la inversión sea casi obligatoria. El mejor día para comenzar a invertir fue ayer, pero hoy es el segundo mejor día". Richard coincide: "Sí, es más difícil que hace 30 años, pero eso no es excusa. Hay más herramientas que nunca: fondos indexados, plataformas de inversión, educación financiera gratuita... Lo que falta es voluntad".
En esa misma línea, Gregorio insiste en separar vivienda y Bolsa: "La vivienda nunca debería haberse convertido en una inversión. Ha sido un error histórico. La Bolsa, en cambio, siempre ha crecido más que la inflación y hoy sigue habiendo empresas de calidad con rentabilidades por dividendo del 5% al 9%".
Lo cierto es que todos han vivido en carne propia —o conocen de cerca— historias de éxito que confirman que la IF no es una quimera. Juan menciona a seguidores suyos que "tras varios años invirtiendo se han lanzado a dejar de trabajar". Carlos recuerda a Benito y su mujer, que dejaron sus empleos en una empresa eléctrica para dedicar más tiempo a sus hijas. Y Richard habla de alumnos que pasaron "de patrimonio bajo a tener siete propiedades inmobiliarias, inversiones en Bolsa y hasta una empresa que factura millones".
Ninguno habla de fórmulas milagrosas. Todos mencionan el ahorro sistemático, la inversión regular y la educación financiera como pilares imprescindibles. "Lo fundamental es ahorrar e invertir un porcentaje significativo de tus ingresos, idealmente un 20-30% o más", insiste Richard. "Si no puedes ahora, empieza con lo que puedas", añade Carlos.
En última instancia, lograr la independencia financiera no es solo cuestión de números, sino de mentalidad. Se trata de cambiar la forma de ver el dinero, el trabajo y el tiempo. Y, sobre todo, de entender que lo que está en juego no es una cifra en una cuenta de inversión, sino algo mucho más valioso: el control sobre la propia vida. Como dice Gregorio, "si toda la energía que hoy dedicamos a llegar a fin de mes pudiera redirigirse a desarrollar nuestra creatividad, la sociedad sería otra".
Y es que, como bien sintetiza Richard Gracia, la libertad financiera no se trata de dejar de trabajar, sino de poder elegir en qué, cuándo y cómo hacerlo. La verdadera riqueza, al fin y al cabo, no está en lo que se gana... sino en lo que se puede dejar de hacer cuando uno ya no lo necesita.