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El salvavidas de Trump para Boeing: le adjudica el caza más caro de la historia y Lockheed Martin sufre

  • El F-47 será el primer caza de sexta generación del mundo... 
  • ... y un balón de oxígeno para el maltrecho negocio de defensa de la compañía
  • Desde la concesión del contrato, Boeing ha subido más de un 12% en bolsa
Prototipo del caza de sexta generación F-47 fabricado por Boeing. Fuente: Fuerza Aérea de EEUU

Javier Luengo

"La Fuerza Aérea de Estados Unidos está avanzando con el primer caza de sexta generación del mundo, número seis, sexta generación, nada en el mundo se le acerca, y será conocido como el F-47". Así anunció el pasado 20 de marzo el presidente de EEUU, Donald Trump, junto al secretario de Defensa, Pete Hegseth, en una declaración conjunta desde el Despacho Oval de la Casa Blanca la decisión del Pentágono, recalcó el republicano, "bajo su mandato" de acelerar el proyecto de creación del nuevo caza de la Fuerza Aérea de la nación norteamericana cuya versión experimental lleva sobrevolando los cielos desde hace ya cinco años. El contrato público, añadió el magnate, se ha adjudicado a Boeing, el fabricante de aeronaves por excelencia del continente americano.

Se espera que este nuevo avión de combate vaya sustituyendo a lo largo de los próximos años a las 190 unidades del F-22 Raptor de Lockheed Martin en propiedad del Departamento de Defensa. El contrato está valorado en algo más de 20.000 millones de dólares, según los registros del Pentágono, aunque teniendo como referencia el contrato de Lockheed Martin -con sobrecostes que han disparado el gasto en F-35 hasta los 2 billones de dólares- todo parece apuntar a que la cantidad final invertida en este próximo caza será mucho mayor de la proyectada.

"Este contrato podría sumar unos 25 centavos de beneficio por acción para Boeing con los años", advertía en un informe el pasado fin de semana Jefferies basándose en unos cálculos que contemplan un incremento del margen de beneficio de aproximadamente el 5% y unos ingresos de hasta 4.000 millones de dólares anuales para la división de defensa de Boeing gracias al concurso.

Boeing arrastra años de malas noticias -cambios de cúpula incluidos- que han penalizado seriamente a la compañía en bolsa: en los últimos doce meses ha perdido un contenido 5% de valor en bolsa habiendo limitado la 'sangría' gracias a la subida del 11,9% que lleva acumulada desde el pasado 20 de marzo cuando se conoció la adjudicación del contrato de este nuevo caza.

A día de hoy, casi el 60% de los 34 analistas que cubren el valor de Boeing en bolsa apuestan por 'comprar' títulos de la compañía con un precio objetivo medio de casi 200 dólares, lo que sugiere un potencial de retorno del 8,7%. Con todo y con ello, los expertos dicen que Boeing no tiene un futuro optimista asegurado ya que su proyección en bolsa dependerá más de si es capaz o no de aumentar la producción de aviones comerciales que del desarrollo del F-47.

Las apuestas 'fallidas' por LMT

En contraste a todo esto, Lockheed Martin podría enfrentarse a una pérdida anual de ingresos netos de entre 400 y 500 millones de dólares, según los cálculos del banco de inversión que, en todo caso, llega a descartar que la empresa se enfrente a "problemas estructurales" por la pérdida del contrato.

Y es que a pesar de todo, el consenso de mercado recogido por Bloomberg sigue siendo optimista para con el fabricante de cazas: seis de cada diez expertos recomienda 'mantener', lo que supone, en todo caso, un cambio a la baja del 4% en estos días. El último analista en modificar su opinión fue este pasado lunes Ronald Epstein de Bank of America que rebajó su calificación de 'comprar' a 'mantener' recortando el precio objetivo simultáneamente de 685 a 485 dólares, lo que sugiere un potencial alcista de poco más del 12% frente al 57,8% proyectado hasta ahora.

"Habíamos apostado considerablemente más por la victoria de Lockheed en el programa, al igual que la mayoría de los analistas e inversores del sector", recogía Epstein en su informe en el que calificó la pérdida del contrato de "costosa" para Lockheed Martin.

Réplicas del mercado de 2001

De momento, el pasado sugiere que para Lockheed Martin podría continuar su corrección en bolsa y Boeing en subida. En 2001, cuando el Departamento de Defensa de EEUU adjudicó a Lockeed Martin el contrato de producción del F-35, la acción subió un 13% mientras que Boeing y el S&P 500, respectivamente, cedieron un 20% y un 19%.

En 2025, esta situación se ha replicado como si de un terremoto se tratase: en los últimos cinco días -desde que se diera a conocer el contrato- Boeing ha subido un 11,9%, mientras que Lockheed Martin ha cedido un 9,7%. Paralelamente, el S&P 500 ha ganado algo más de dos puntos porcentuales. En términos de capitalización bursátil, Lockheed Martin ha perdido en estos últimas días 7.470 millones de dólares de valor al tiempo que Boeing ha sumado 8.070 millones.

Boeing, un fabricante experimentado...

Durante décadas, Boeing fue el encargado de abastecer al Ejército de Estados Unidos de las unidades de transporte aéreo para la guerra. A lo largo de los años que se prolongó la Segunda Guerra Mundial produjo los modelos B-17 y B-29 que fueron evolucionando hasta los B-52 que salieron de los lineales de ensamblaje del grupo en la década de 1960.

Actualmente, Boeing fabrica el F-15EX Eagle y el F/A-18 Super Hornet, cazas de ataque polivalente, empleados por la Fuerza Aérea y la Marina que, en estos momentos, son productos derivados de los diseñados inicialmente por McDonnell Douglas, una empresa adquirida por Boeing en 1997.

Sin embargo, para encontrar el último caza propiamente definido como tal y producido por el grupo norteamericano hay que retrotraerse hasta el P-26 Peashooter, el primer caza monoplano usado por la Fuerza Aérea del Ejército de los Estados Unidos, así como el último con cabina abierta y tren de aterrizaje fijo, cuyo prototipo final salió de la fábrica allá por 1932.

Hace no tantos años, a principios de siglo, Boeing rivalizó contra el caza F-35 de Lockheed Martin con el Boeing X-32, un proyecto de avión de combate multipropósito ideado para el programa Joint Strike Fighter. Finalmente, en la pugna por el contrato público, la compañía perdió la licitación frente a la propuesta de Lockheed Martin.

... que pelea con Airbus

Pero los números son tozudos y la realidad es que el Gobierno de Estados Unidos ha adjudicado el contrato del caza más caro de la historia de la humanidad a una empresa que no ha sido capaz de lanzar con éxito un avión comercial o militar en la última década.

Los críticos con Trump dudan de la necesidad de poner en marcha un programa de gasto como este y más teniendo en cuenta que ya existe un proyecto de cazabombarderos furtivos, el B-21 Raider, que tendrá características similares a este nuevo avión de guerra. De hecho, se podría entender esta adjudicación como un rescate encubierto del Gobierno de EEUU a Boeing tras años de malas decisiones empresariales.

Desde 2017 -un año antes del accidente fatal de un modelo 737 operado por Lion Air- la división de Defensa, Espacio y Seguridad de Boeing ha experimentado fluctuaciones en cuanto a su rendimiento financiero. A cierre de 2024, reportó ingresos valorados en casi 24.000 millones de dólares, esto es un 4% menos que un año antes habiendo registrado pérdidas significativas por los sobrecostes derivados de programas de precio fijo, incluyendo el KC-46A, T-7A, VC-25B y Commercial Crew.

A nivel global, desde que en 2019 la crisis de los accidentes mortales del 737 MAX resultara en pérdidas de más de 35.000 millones de dólares, la compañía no ha sabido recuperarse de la cadena de malas noticias entorno al grupo. A pesar de que durante 2023 logró reducir las pérdidas a poco más de 2.200 millones, en el último año quintuplicó el pasivo hasta totalizar unas pérdidas netas de unos 12.000 millones de dólares por huelgas laborales, caída de producción y los cargos ejecutados por el programa de defensa.

Desafíos financieros que han provocado cambios en la alta dirección de la empresa. El pasado mes de septiembre, Ted Colbert, hasta entonces responsable del negocio de defensa, dejó la compañía tras el nombramiento de Robert Ortberg como nuevo consejero delegado a finales del mes de junio. En este contexto, durante el último ejercicio, Airbus superó una vez más a Boeing en el negocio de aviones comerciales con la entrega de 766 aeronaves en todo el mundo frente a las 348 de Boeing.

Y es que la compañía paneuropea, Airbus, además poner en pie los aviones de los que se nutren algunas de las mayores aerolíneas del Viejo Continente, ingresó algo más de 12.000 millones de euros (5,1%), por su división de 'defensa y espacio' a cierre de 2024.

En el último año, la firma de nuevos contratos del grupo ascendió a 16.710 millones de euros, un 6,4% más que hace un año, consolidando una cartera de pedidos de 46.803 millones de euros (10,9%). Este crecimiento se vio impulsado por el área de Air Power, que representó el 62% de los ingresos de defensa y se vio favorecida por la demanda de sistemas aéreos avanzados como el Eurofighter, el A400M y el Future Combat Air System (FCAS, por sus siglas en inglés). Con todo y con ello, la rentabilidad se vio condicionada por unas provisiones de algo más de 1.300 millones de euros que, según llegó a admitir la compañía, derivan de una "revisión técnica" de los programas espaciales.

¿Influencia de Elon Musk?

Más allá de los números, está la política. A pesar de que la administración estadounidense de Trump se ha afanado en negar que el empresario Elon Musk tenga una influencia directa sobre el día a día del Gobierno de la nación, la realidad es que el fundador y propietario de Tesla también se ha pronunciado en los últimos meses sobre el estado de las Fuerzas Armadas de EEUU.

En noviembre, el propietario de la también plataforma social X aseguró en un mensaje que los cazas F-35 de Lockheed Martin no eran todo lo efectivos que podrían ser otras herramientas de combate como los drones, a su juicio, armas "más batatas y efectivas". "Mientras tanto, algunos idiotas están construyendo aviones de combate tripulados como el F-35", aseguró en una de sus publicaciones.

En estos momentos, Lockheed Martin y Boeing compiten directamente a través de su empresa conjunta ULA (United Launch Alliance) con la compañía del magnate de origen sudafricano, SpaceX, en el lanzamiento de varias misiones espaciales para la colocación de cargas y satélites en órbita.