Bolsa, mercados y cotizaciones
Una vieja amenaza vuelve contra el BCE: el petróleo y el gas son el gran peligro para los recortes
- El gas es un 70% más caro en Europa que hace un año...
- ...y el crudo sube un 12% desde diciembre
- Holzmann (BCE): "El precio de la energía pueden mantenerse alto y afectar al IPC"
Álvaro Moreno, Vicente Nieves
El camino del BCE parece plagado de dificultades. En primer lugar, la llegada de Trump y la reinflación que pueden traer sus aranceles y medidas ya han paralizado a la Fed en su senda de flexibilización, dejando un equilibrio realmente complicado para Fráncfort. Mientras el banco central tiene que hacer malabares con una economía debilitada, un euro en caída frente al dólar, los aranceles… Un nuevo frente se abre en el que parecía el último acto para atar definitivamente los precios: la energía.
La cotización del gas y del petróleo ha vuelto a la vida tras un periodo en el que parecía al fin bajo control. La situación energética del viejo continente con la guerra de Ucrania ha sido una de las grandes claves para entender el despertar inflacionario con el que ha tenido que vivir el BCE los últimos años. Ahora la energía se vuelve un problema en un momento delicado. Al menos así lo ha defendido el miembro del Consejo, Robert Holzmann, durante una entrevista con Bloomberg en el foro de Davos. Durante la misma explicó que está preocupado por un "riesgo de reinflación" derivado de "un agotamiento de las reservas de gas y el final del último gasoducto ruso que pasa por Ucrania". Dos problemas que "amenazan con provocar unos precios de la energía que se mantengan altos".
Los precios del gas han subido con claridad por varios motivos, más allá de que se haya cortado el envío directo a través del gasoducto Soyouz, que pasa por territorio Ucraniano, el último vínculo directo de Moscú con el viejo continente. Unas temperaturas más frías de lo esperado y una producción renovable hundida por la 'calma oscura', un fenómeno meteorológico que paraliza la generación eólica desde noviembre hasta enero, han provocado que las reservas se vacíen mucho más rápido de lo esperado. Esto, sumado a una demanda mayor a nivel mundial ha provocado que los analistas se preocupen de los altos precios que Europa deberá pagar para llenar sus alforjas de cara al verano, donde competirá con Asia principalmente para amortiguar la enorme demanda del periodo estival. Una 'prima' que tendrá su impacto en la inflación.
Pero no es solo un problema del gas. El petróleo, que parecía atrapado en un superávit gracias a la potente producción de EEUU y otros países como Canadá, Guayana… etc, también ha abandonado este papel desinflacionario por sorpresa, a medida que EEUU ha impuesto una potente ronda de sanciones sobre el crudo ruso.
Esto es, al menos, lo que opinan los expertos de Pantheon Research. En su último informe, Claus Vistesen, analista de la firma comentaba que si bien la tendencia para este mes de enero en el IPC de la eurozona está sesgada a la baja la realidad es que "los riesgos se inclinan al alza para la inflación general debido al aumento de los precios del petróleo y al riesgo de ajustes puntuales de precios en otras tarifas de servicios públicos en respuesta al aumento de los precios del gas y la electricidad en 2024".
En definitiva estos dos frentes que parecían apagados ahora emergen con gran intensidad. Desde Gavekal Research explican que "la energía (en su conjunto) ya ha sumado un 8%. Más allá del frío invierno, los bajos inventarios del sector privado y público y un posicionamiento unilateral en el mercado". Los expertos de la firma comentan que tanto Europa como EEUU se encuentran ahora ante un impasse complicado "o aceptan unos precios altos, que generen inflación o empiezan a dar pasos para generar la imagen de que aliviarán las sanciones".
Es por ello que ahora la energía jugará un rol decisivo en las próximas reuniones de la Fed y el BCE. Desde el mismo arranque de la legislatura de Trump, a un lado y otro del Atlántico, gas y petróleo podrán marcar la diferencia entre cumplir finalmente el objetivo, o tener que mantener el precio del dinero en todo lo alto. De momento el mercado de swaps (OIs) sigue presupuestando lo mismo que la semana pasada: cuatro recortes de 25 puntos básicos para el BCE antes de junio. Sin embargo, los expertos ya advierten de que una factura de la luz disparada podría cambiar sus planes.
El despertar del gas
Los precios de gas de referencia en Europa (TTF holandés), marcan un precio de 47,5 euros por megavatio hora. Esto supone un 71% más del rango en el que cotizaba por estas fechas, en 2024. Estos precios han ido totalmente en paralelo con unas reservas de gas del viejo continente que no paran de vaciarse a un ritmo mayor del que se había visto hasta ahora. La media de la UE a día 18 de enero muestra unos almacenes llenos al 60% según los datos de Gas Infraestruture of Europe. Para entender la diferencia, por estas fechas en 2024 los tanques del continente estaban a un 74,82% de su capacidad.
Desde Bank of America tienen claro que es lo que ha sucedido y creen que el despertar desde los 23 euros por megavatio hora hasta rondar los 50 ahora viene derivado de múltiples razones. "El mercado enfrenta varias incertidumbres a medida que la región afronta en los meses más fríos del invierno". En primer lugar, "la pérdida del gas del gasoducto ruso a través de Ucrania podría dejar al mercado con un déficit de 42 Mcm/d o 11 millones de toneladas métricas de gas". En segundo lugar, "la demanda de gas invernal del noroeste de Europa podría aumentar en 14 millones de toneladas si las temperaturas siguen siendo tan frías".
Todo esto mezclado con un desplome total de la producción eólica en los países más expuestos, como los nórdicos o Alemania, que son víctimas del Dunkelflaute (un fenómeno por el que no hay prácticamente viento). La firma norteamericana comenta que los próximos meses esperan que la situación siga siendo complicada en un momento donde las temperaturas frías han obligado a Asia a buscar el mayor número posible de cargueros de GNL para que vayan a sus puertos. "El mercado está indicando claramente un suministro insuficiente". S&P Global incluso hablaba de que ante la llegada de la enorme demanda veraniega "podría activarse una crisis en el mercado mayorista como la que se produjo en 2022 (con el estallido de la guerra de Ucrania)".
Esto tendrá un impacto clave si, tal y como se espera, provoca una subida de los precios del gas o, al menos, que se mantenga en los niveles actuales. Según el European Money and Finance Forum (SUERF) si se da un "shock", el peor de los escenarios "se puede generar un aumento significativo y persistente de la inflación". Según su último estudio, un shock en la oferta del gas tiene un impacto de un aumento directo del 0,85% del IPC. El Centro de Investigación de Política Económica (CEPR) comentaba que, según sus estimaciones basadas en los precios de la energía de 2020 a 2022, cada alza del 10% en los precios de la misma supone una subida directa de entre un 0,1% y 0,2% en el total del OPC.
El petróleo entra en escena (otra vez)
El petróleo prometía ser un aliado del BCE este año, pero de forma rápida han comenzado a complicarse las cosas, al menos temporalmente. Desde comienzos de 2025, el precio del crudo se ha disparado en 8 dólares hasta rebasar los 80 dólares por barril, lo que ha puesto en alerta a los banqueros centrales. El giro ha sido tan repentino como inesperado, puesto que todas las apuestas hablaban de un 2025 con exceso de oferta y una demanda estancada, una combinación que prometía rebajar aún más el precio del petróleo. Sin embargo, un invierno mucho más frío de lo esperado en el hemisferio norte y las renovadas sanciones a Irán y Rusia están poniendo patas arriba el mercado de crudo.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha confirmado estos miedos en su último informe: la demanda está repuntando con fuerza y el frío amenaza la producción de crudo en América del Norte (EEUU y Canadá). Lo que junto a las nuevas sanciones a Rusia está disparando el precio del crudo, que ya supera los 80 dólares por barril. No se le puede llamar aún 'tormenta perfecta', pero sí que esto podría ser un susto importante para los consumidores de crudo. Sobre todo porque los niveles de reservas (inventarios) están en niveles muy bajos.
Los precios de referencia del petróleo crudo se han disparado a principios de enero debido a la intensificación de las sanciones de Estados Unidos a Irán y Rusia, junto con las bajas temperaturas que afectaron a grandes partes del hemisferio norte. Los futuros del Brent han alcanzado un máximo de cuatro meses tras rebasar los 81 dólares por barril a mediados de enero, un aumento de 8 dólares por barril en comparación con el mes anterior.
"El frío ha provocado que la demanda mundial de petróleo recuperé impulso de forma repentina tras varios trimestres de resultados modestos, registrando un sólido crecimiento de 1,5 millones de barriles diarios (mb/d) en los últimos tres meses. Este fue el aumento más fuerte desde el cuarto trimestre de 2023, y 260.000 barriles diarios (kb/d) por encima de nuestra previsión anterior. Una combinación de precios más bajos del combustible, un clima más frío en regiones clave del hemisferio norte y una creciente actividad petroquímica en Estados Unidos respaldaron este aumento en la demanda", señala el informe mensual de la AIE.
Según un informe del propio Banco Central Europeo, un aumento del 10% en los precios del petróleo en euros puede provocar un incremento de 1,5 puntos porcentuales en los precios energéticos al consumidor en un plazo de seis meses. Dado que la energía tiene un peso del 8-9% en el HICP, esto supone un incremento directo de 0,1-0,2 puntos porcentuales en la inflación total. Estos datos son fundamentales para evaluar el impacto de las variaciones en los precios de la energía en el panorama económico de la eurozona.
"Para conocer el camino a seguir del BCE, es útil echar un vistazo al petróleo… ya que el precio del crudo generalmente ha sido un gran factor de inflexión"
La cuestión es que en la actualidad se está produciendo un incremento del precio del petróleo junto a una caída de euro frente al dólar, lo que incrementa para los europeos el precio que pagan en las gasolineras por cada litro de combustible. En euros, el precio del crudo ha subido un 12% desde diciembre, por lo que el impacto en el IPC ya sería superior a 0,2 puntos en los próximos meses.
Desde Deutsche Bank también señalaban esta relación o riesgo entre el precio y la inflación en la zona euro hace unos meses en un comentario publicado por Jim Reid, director global de economía e investigación temática de la entidad alemana. Este economista Deutsche Bank aseguraba que "para conocer el camino a seguir del BCE, es útil echar un vistazo al petróleo… ya que el precio del crudo generalmente ha sido un gran factor de inflexión en los cambios de política del BCE".
Reid también hace mención a un artículo de sus colegas Peter Sidorov y Mark Wall en el que se destaca "lo mucho que la política del BCE se ha vinculado al petróleo en los últimos años, y dada la gran incertidumbre que existe en este momento sobre las perspectivas de precios, especialmente dadas las incertidumbres geopolíticas, no es de extrañar que el BCE quiera mantener abiertas sus opciones".