Bolsa, mercados y cotizaciones

Recta final de las elecciones en Estados Unidos: ¿qué hace Wall Street los 30 días previos a la votación?

  • El octubre electoral tiende a ser peor que el noviembre postelectoral para el S&P 500
  • Las victorias demócratas coinciden con más periodos alcistas para la bolsa
Kamala Harris y Donald Trump. Dreamstime

Sergio Fernández

Faltan 30 días para la votación de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. 30 días en los que las campañas de la candidata demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump tratarán de convencer al electorado de por qué son la mejor opción para ocupar el Despacho Oval. El mes de octubre previo a la votación se caracteriza históricamente por la volatilidad de la bolsa estadounidense. Y el noviembre posterior a conocer al nuevo inquilino de la Casa Blanca tampoco está exento de drásticos vaivenes en Wall Street desde 1980. De hecho, el S&P 500 cae de media un 1% en los 30 días previos a unas elecciones presidenciales y sube un 1,5% en el noviembre posterior a la votación.

Las encuestas a un mes de las elecciones, que serán el 5 de noviembre, dan una ligera ventaja al candidato republicano. Donald Trump recortó posiciones frente a Kamala Harris en las dos últimas semanas, según los sondeos de RealClear Polling, que cruza los datos de todas las encuestas publicadas en Estados Unidos. Harris se había impuesto como favorita desde que sustituyó a Joe Biden en la carrera presidencial por la Casa Blanca.

Los inversores tienen suficientes preocupaciones con la tensión geopolítica como para añadir un nuevo elemento de tensión a la bolsa. Pero lo cierto es que la estadística no despeja dudas de qué puede pasar en los 30 días previos a la votación en Estados Unidos. El S&P 500 salió airoso en 6 de los 11 octubres previos a las elecciones aunque el saldo medio sea negativo. En el noviembre posterior con un candidato electo, el balance es el mismo (6 de 11) desde las primeras elecciones de Ronald Reagan (republicano) aunque la media en este caso implica un avance de Wall Street del 1,5%. El mejor octubre para Wall Street fue el año de la victoria de Biden (2020) mientras que el peor fue en las elecciones de Obama de 2008, año de la crisis financiera, cuando el S&P 500 se desplomó un 16,9%.

Por partidos políticos, el S&P 500 avanza y retrocede el mismo número de veces en octubre y en noviembre ante una victoria republicana. Desde el punto de vista demócrata, la bolsa neoyorquina tiende a subir más solo si se produce una victoria de los burros tanto antes como después de las elecciones. La estadística está casi tan reñida como las últimas encuestas lo que lleva a muchas firmas de análisis a no tener en cuenta el proceso electoral en sí en Estados Unidos a la hora de configurar sus estrategias, como apuntaron desde Janus Henderson.

En el 82% de los casos desde 1980 los seis meses previos a la elección al presidente de Estados Unidos, Wall Street anotó un periodo alcista. A falta del mes de octubre, en los últimos cinco meses el S&P 500 avanza un 11% por lo que la estadística tendería a volver a cumplirse si no se produce un desplome en los próximos 30 días, algo que solo ha pasado un octubre en año electoral desde 1980.

Echando un vistazo a este periodo, los demócratas habrían sacado más rédito al 2024 bursátil que los republicanos. Todos los congresistas de Estados Unidos están obligados a declarar sus cuentas e inversiones (también las de sus parejas). Y en base a estas posiciones existen dos fondos cotizados (ETF) que replican las posiciones de los congresistas de ambos partidos. El Unusual Whales Subversive Democratic ETF (con Netflix, Apple, Walt Disney o Microsoft en su composición) avanza este año un 20,9% mientras que su par republicano (con Intel, Shell, Chevron o ConocoPhilips) obtiene una rentabilidad del 18,4% en este periodo. Así se observa el interés de ambas posturas en sectores concretos y diferenciados aunque también figuran valores como Amazon o Nvidia que se repiten en las carteras de demócratas y republicanos.

El primer semestre del nuevo presidente de EEUU

De nuevo, los seis meses posteriores a la elección de un presidente en Estados Unidos coincide con un escenario alcista en Wall Street, ya que en los últimos cuarenta años el 80% de semestres se traducen en un incremento medio del 9% en Estados Unidos. Además, el consenso de mercado que recoge Bloomberg considera que el S&P 500 aún tiene un potencial del 10% hasta el precio objetivo a doce meses que fijan las firmas de análisis en los 6280 puntos.

En estas previsiones también se incluyen los planes del futuro presidente de Estados Unidos. Por un lado, está la futura composición del Congreso del país, que puede marcar la diferencia en materia fiscal, energética, comercio y regulación para los inversores. Y es que más allá de la victoria de Donald Trump o de Kamala Harris, el o la futura presidenta no podrá actuar a su antojo si no cuenta con el respaldo de la cámara parlamentaria. "Una victoria de Trump podría significar cierta desregulación, en particular para la banca. Por el contrario, una victoria de Harris podría centrar la atención en el sector sanitario", comentó la directora de investigaciones geopolíticas de BlackRock, Catherine Kress.

Los programas electorales, de aplicarse sin restricciones, dibujaría dos escenarios a futuro casi opuestos. El programa de Harris se centra en regular los costes de los consumidores mientras que Trump apuesta por un enfoque dirigido al crecimiento económico. Esta es la teoría, dado que después los aranceles que plantea Donald Trump podría desencadenar una guerra comercial con China que afecte al crecimiento económico global.

Lo que está claro es que el discurso anti-cambio climático del candidato republicano no juega a favor de las cotizadas enfocadas a las energías renovables. También propone la desregulación de empresas privadas que buscan captar capital y reducir los trámites de perforación de petróleo y gaseoductos, lo que beneficiaría al sector energético clásico. Por contra, Harris pretende estimular la construcción de nuevas viviendas, lo que beneficiaría a compañías enfocadas en las materias primas industriales o las constructoras en sí. La administración Harris abogaría por el control de precios alimentarios e impedir fusiones en el sector para evitar monopolios, en base a sus propuestas. El discurso demócrata sí aboga por la expansión de las energías renovables en lugar de la industria del fracking o de los combustibles fósiles.

No obstante, desde MFS Investment Management recuerdan que solo el 28% de las promesas políticas en campaña de Biden llegaron a cumplirse y solo el 23% en el caso de Donald Trump. "El tiempo lo dirá, pero no creemos que invertir basándose en los discursos de campaña sea una buena filosofía. Además, sorprendentemente las disparidades históricas en cuanto a la rentabilidad de los mercados bursátiles son modestas sea cual sea el partido que controla la Casa Blanca y el Congreso", comenta el director de estrategias de la firma, Jonathan W. Hubbard.