Bolsa, mercados y cotizaciones
EEUU tiene una bomba oculta en su banca de medio billón de dólares y necesita los recortes de la Fed
- Las pérdidas no realizadas siguen en los 512.000 millones de dólares
- La Fed finalmente ha realizado la gran reforma de liquidez anti-crisis...
- ... con un requerimiento de capital mucho más laxo de lo esperado
Álvaro Moreno
La Reserva Federal ha comenzado de forma vigorosa un nuevo ciclo. Tras su movimiento la semana pasada, al decidir realizar un recorte jumbo de 50 puntos básicos, han corrido ríos de tinta sobre cuál es ahora la hoja de ruta a partir de ahora. La necesidad de anticiparse a un mercado laboral que se debilita, fortalecer la economía del país u otros factores similares han sido las estrellas del dante, pero hay un problema que permanece soterrado y que necesita de una Fed agresiva: el sistema bancario del país está ante una situación de estrés histórica por el alto precio del dinero.
Los bancos estadounidenses de todos los tamaños tienen bajo su alfombra una auténtica montaña de pérdidas debido a los tipos, una verdadera espada de Damocles que garantiza que la mecha de la crisis puede prenderse en cualquier momento. Esto son las pérdidas no realizadas, es decir, caídas en el valor de activos que, al no haberse vendido aún, no se reflejan como tal, pero que registra la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés).
Según el último recuento trimestral que ha realizado la institución, las pérdidas no realizadas en el sistema bancario estadounidense ascienden a cerca de 512.000 millones de dólares. Aunque supone un poco menos que los 516.000 millones del trimestre anterior y mucho menos que los máximos de 2022, con cerca 690.000 millones, la realidad es que son niveles totalmente históricos. Para entender la magnitud, se trata de siete veces las cifras que se vieron durante la crisis financiera de 2008.
La mayoría de estas pérdidas vienen del mercado de renta fija y, concretando más, de los bonos de EEUU. Las entidades de EEUU han utilizado masivamente durante los últimos años el dinero de los depósitos para su balance. Los títulos de deuda a diez años de EEUU han visto cómo sus precios se desmoronaban con la subida de interés del banco central. Concretamente, llegó a tocar el 5% de rentabilidad (que es inversamente proporcional al precio) a finales de 2023 y, aunque ahora está en el 3,79%, la realidad es que está muy lejos de sus niveles en la última década que a duras pesar llegaba a pasar del 3% y solía rondar entre el 1,5% y el 2,5%.
Estas pérdidas no realizadas por los bonos fueron la condena de Silicon Valley Bank , First Republic y Signature Bank. Los tres bancos protagonizaron una enorme crisis bancaria que provocó grandes turbulencias, debido a que la caída de los bonos abrió unas enormes pérdidas que tuvieron que ser asumidas para afrontar una situación de escasa liquidez. Esto provocó el pánico, creando una cadena de retiradas de depósitos que se extendieron, generando un auténtico círculo vicioso que se cobró la existencia de las tres entidades. Solo la Fed, con la mayor inyección de liquidez de la historia (165.000 millones de dólares) pudo acabar con esta crisis, garantizando gracias a esta que no habría más quiebras.
La propia Fed explica en un informe del pasado mes de agosto que Silicon Valley Bank utilizó su gran entrada de depósitos durante la pandemia para invertir ampliamente en bonos a largo plazo cuando los tipos de interés eran bajos". Cuando la Reserva Federal endureció la política monetaria para combatir la inflación después de la pandemia, "SVB se quedó con un capital insuficiente para absorber las enormes pérdidas en su cartera de valores". En resumen, "cuando los depositantes se dieron cuenta de que sus depósitos no asegurados podrían sufrir pérdidas si el banco quebraba, retiraron fondos en masa".
Las bajadas de tipos la Fed se antojan ante este problema como el eje central. Tal y como explica Pimco, "el precio de los bonos tiene una relación inversa con los tipos de interés". El motivo es porque "si los tipos de interés prevalecientes aumentan, los bonos más antiguos pierden valor porque sus pagos de cupones son ahora más bajos que los de los bonos nuevos que se ofrecen en el mercado". Ocurre en la dirección opuesta si el banco central reduce el 'precio del dinero'. Por lo tanto, la tendencia a la baja es totalmente clave para que sus activos puedas revalorizarse con una subida en los precios.
Y no solo son los recortes tipos, sino que, de la mano de los mismos, la Fed ha emprendido una venta progresiva de forma paralela de buena parte de su balance (en la mayoría bonos), llenando el mercado a través de la oferta y afectando a los precios. De este modo, si bien Powell dijo en la última reunión que "seguirán así durante un tiempo" se espera que de la mano de una política más 'dovish' aminore el ritmo de ventas.
Una banca expuesta
Desde la crisis de Silicon Valley Bank, las autoridades están obligando a nuevos requerimientos de liquidez para garantizar que siempre tienen capital para no tener que afrontar nunca las pérdidas no realizadas ante problemas de efectivo. Sin embargo, tras meses y meses de debates en el seno de la Fed, este mismo 10 de septiembre concluyeron sus nuevos requerimientos de capital que son mucho más laxos de lo que se pensaba en un principio. Concretamente, se exigirá un aumento del mismo del 9% en lugar del 19% que se había dicho en la propuesta original. Sin embargo, crecen las dudas de que nuevos problemas de evaluación de los riesgos, con los niveles de pérdidas actuales puedan generar nuevas crisis.
Las cifras históricas que siguen acumulándose siguen presionando a las entidades. Y no solo afecta a la estabilidad de pequeñas firmas, las grandes, aunque tienen músculo para aguantar, tienen un gran agujero debido a este problema. El ejemplo paradigmático es Bank of America el segundo prestamista más grande de todo el país, que tiene un 20% del total, es decir, más de 110.800 millones de pérdidas no realizadas en sus activos. De hecho, desde la Florida Atlantic University explican que la caída en estas pérdidas del último trimestre se debe prácticamente en su totalidad a que "algunos bancos más grandes vendieron títulos y sufrieron pérdidas significativas". Esto ocurrió en muchos de ellos, con Bank of América asumiendo 8.290 millones de dólares y Wells Fargo y US Bancorp 8.000 millones y 1.81 millones respectivamente.
Aunque, sin duda, el peligro está en los bancos pequeños. A pesar de las nuevas normas, la realidad es que es complicado aguantar con estos niveles. Algo que ha provocado que la amenaza sigue en el aire y, por ello, FDIC refleja que el número de bancos considerados 'problemáticos', aumentó a 66, es decir, el 1,5% del total. Estos bancos son los que tienen pérdidas no realizadas mayores al 50% de su capital social.
La amenaza de las oficinas
En cualquier caso, no solo es un problema de bonos, sino también de muchos créditos dentro del inmobiliario comercial, con muchos de ellos al borde del default. Esto es especialmente grave, pues, mientras los bancos más grandes han ido resolviendo sus préstamos más problemáticos relacionados con las oficinas, los más pequeños aún no lo han hecho, para evitar problemas más grandes en sus balances. Es por ello que, según FDIC, el 70% de toda la deuda del inmobiliario comercial que está pendiente está en manos de los bancos más pequeños.
Muchos de estos bancos dieron préstamos a firmas para que invirtieran en el inmobiliario comercial. El problema es que el valor de las oficinas ha caído de forma notable al tiempo que el sector se desmoronaba. Hay varios motivos detrás de esto, destacando el aumento de los tipos de interés, pero también el aumento del teletrabajo y un exceso de oferta en el mercado. Los préstamos a este sector ascienden a 2,7 billones de dólares y, según MSCI, 38.000 millones de dólares en EEUU están amenazados por riesgo de impagos.
La crisis va 'in crescendo' y, según Moody's espera que las vacantes de oficinas vayan en aumento desde el 19,8% actual hasta el 24% en 2026. En caso de impagos, estos activos, aunque caigan en manos de los bancos, supondrían enormes pérdidas que ahora mismo no están presentes pues, según los últimos datos de JP Morgan, los precios han caído de media un 12% desde 2022.
"Estas pérdidas no reconocidas aumentan drásticamente la probabilidad de que el gobierno federal tenga que intervenir"
Es por ello que los bancos de EEUU necesitan que los tipos bajen para ayudar a estos dos frentes. Desde Florida Atlantic University, explican que "el riesgo de los tipos de interés altos está representando una amenaza real para salud financiera de la banca" y que por ello es buena noticia tanto las bajadas como la caída en la rentabilidad de los bonos a diez años.
Sin embargo, Rebel Cole, profesor titular de finanzas de la institución, defiende que "los bancos aún no están a salvo" pues "el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años ha sido extraordinariamente volátil durante los últimos dos años a medida que la inflación ha aumentado. Los bancos también se ven afectados por su exposición a depósitos no asegurados, por lo que la combinación de pérdidas no realizadas y exposición a depósitos no asegurados puede ser particularmente perniciosa".
Paul H Kupiec, investigador del Instituto Americano de Empresa señala que este es el "mayor riesgo sistémico" que existe ahora mismo en EEUU. "Estas pérdidas no reconocidas aumentan drásticamente la probabilidad de que el gobierno federal tenga que intervenir y proporcionar garantías generales de seguro de depósitos para detener las crisis bancarias sistémicas si los depositantes pierden la confianza en la seguridad y solidez del sistema bancario". Para el experto, "el sistema bancario está lejos de estar bien capitalizado si la capacidad de absorción de pérdidas de su capital se calcula utilizando el valor de mercado realista de los activos bancarios en lugar de los valores contables declarados".
Por su parte, desde la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) explicaban en su informe de Perspectiva de Riesgo Semestral que el riesgo está ahí y que la banca de EEUU tiene un camino complicado. "El riesgo crediticio está aumentando, los préstamos para oficinas y multifamiliares, en particular aquellos con plazos de solo interés, que se refinanciarán en los próximos tres años plantean un riesgo adicional". La inflación persistente y los tipos elevados (pese a las bajadas) pueden aumentar el estrés financiero".