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La 'banca en la sombra' y el riesgo de un credit crunch mantienen en vilo al Banco de Inglaterra: el 'fantasma' de 2022 sigue presente
- Estas instituciones que hacen de bancos pero sin su regulación siguen creciendo
- Un ejemplo de lo que puede pasar se vio en Reino Unido con la crisis de otoño de 2022
- La vicegobernadora del BoE pide más esfuerzos para atajar los riesgos
Mario Becedas
La conocida como 'banca en la sombra' (shadow banking en inglés) vuelve a estar en los titulares. Aunque otras preocupaciones como el tambaleante inmobiliario comercial de EEUU han acaparado el foco en las últimas semanas, las alarmas por lo que pueda ocurrir con estas instituciones financieras que hacen las veces de prestamistas pero no están sujetas a los corsés normativos de los bancos siguen sonando. El último aviso ha llegado desde un Banco de Inglaterra (BoE) que pide redoblar los esfuerzos a la hora de investigar a estas instituciones para evitar una peligrosa crisis crediticia (credit crunch en inglés). El recuerdo de lo ocurrido en el otoño de 2022 sigue muy presente.
"Los intermediarios financieros no bancarios se han convertido en una parte cada vez más importante del sistema financiero mundial, representando algo menos de la mitad del total de activos financieros en 2021. A veces se les denomina 'bancos en la sombra', ya que prestan servicios similares a los de los bancos comerciales, como facilitar el crédito y gestionar el ahorro, pero quedan fuera del ámbito de la regulación bancaria. El sector ha crecido rápidamente desde la crisis financiera mundial, a medida que las instituciones financieras no bancarias han ido llenando el vacío de crédito provocado por una regulación más estricta de los bancos comerciales", detalla Ariane Curtis, analista de Capital Economics, a modo de introducción.
En esta ocasión, ha sido la vicegobernadora del BoE, Sarah Breeden, quien ha pedido que se investigue más a los prestamistas no bancarios para evitar una crisis crediticia que podría desencadenarse por una retirada de los fondos de cobertura, los fondos de pensiones, las aseguradoras y los gestores de activos. "Un cambio en la disposición de la financiación basada en el mercado a la hora de prestar a las empresas, en particular a las que quizá estén muy apalancadas, tendría importantes consecuencias para la economía real: un credit crunch originado en la financiación basada en el mercado en lugar de en el circuito de los préstamos bancarios", ha declarado Breeden en una conferencia esta semana.
La funcionaria del BoE ha reconocido que una mayor investigación ayudaría al banco central a actuar con antelación en lugar de después de que aparezcan los problemas, como ocurrió durante la crisis desatada en otoño de 2022 con el mini-presupuesto de la entonces primera ministra británica Liz Truss. La generosidad fiscal del paquete de medidas de Truss disparó los rendimientos de la deuda británica, lo que desató una peligrosa cascada en la estrategia de inversión LDI (Liability Driven Investing), obligando a los fondos de pensiones del Reino Unido a vender apresuradamente gilts (bonos soberanos británicos). El BoE tuvo que intervenir de urgencia, parando momentáneamente su plan de reducción de balance y retomando las compras de bonos hasta que se calmó la situación.
"Los fondos de pensiones de prestaciones definidas del Reino Unido que utilizaban una estrategia de inversión basada en el pasivo (LDI) se vieron sometidos a una aguda presión de liquidez. Esto se debió a que durante los muchos años de bajos tipos de interés, los fondos de pensiones que buscaban igualar el valor de sus pasivos futuros a sus activos actuales comenzaron a utilizar sus activos como garantía, con el fin de apalancarse e invertir en activos de mayor rendimiento. Esta estrategia a menudo incluía derivados que exigían a los fondos de pensiones aportar garantías", desarrolla Curtis.
Cuando los problemas surgieron en septiembre de 2022 y los rendimientos de los bonos británicos subieron tan bruscamente, los fondos de pensiones que utilizaban la estrategia LDI se encontraron sin suficiente efectivo disponible para hacer frente a sus mayores requisitos de garantía. En consecuencia, muchos empezaron a vender sus activos líquidos, sobre todo bonos del Estado a largo plazo ligados a la inflación. Dado que tantos fondos de pensiones se encontraron en posiciones similares, la liquidez en el mercado de bonos del Estado, normalmente muy líquido, se vio limitada, y los rendimientos aumentaron aún más, incrementando así las garantías de los fondos de pensiones, ilustra la analista.
"Evaluar el riesgo en las finanzas basadas en el mercado es un reto", ha subrayado Breeden, señalando la "complejidad e interconexión de los sectores", al tiempo que ha admitido que "las actividades de los mercados y los participantes dificultan la identificación de los riesgos y la predicción de cómo podrían transmitirse a través del sistema". El Banco de Inglaterra trabaja actualmente en su revisión inaugural del funcionamiento de los mercados financieros en situaciones de tensión, denominada "escenario exploratorio de todo el sistema". La evaluación pretende examinar 50 instituciones para valorar cómo responderían a posibles perturbaciones, informa el Financial Times.
Breeden ha señalado que sería útil contar con más trabajos académicos para orientar al Banco de Inglaterra sobre "los costes y beneficios potenciales" de una futura regulación, "dado el papel que las finanzas basadas en el mercado pueden desempeñar a la hora de contribuir a un sistema financiero más diverso". También ha pedido más investigación sobre cómo reducir las complejas normas de capital bancario sin diluir su eficacia, y sobre la interacción entre unas normas de capital elevadas y el éxito financiero a largo plazo.
Desde Capital Economics, Curtis coincide en que, a medida que estas instituciones financieras no bancarias se han ido integrando más en el sistema financiero, también ha crecido la necesidad de comprender y vigilar los riesgos potenciales del sector: "Gran parte del crecimiento del sector en la última década se ha debido al auge de los fondos de inversión abiertos. En la actualidad, representan alrededor de dos tercios de la 'medida estricta' de estas instituciones del Consejo de Estabilidad Financiera -es decir, aquellas instituciones que plantean riesgos similares a los bancarios y podrían aumentar el riesgo sistémico para la estabilidad financiera- y son la principal fuente de riesgo señalada por organismos internacionales como el FMI". Volviendo al ejemplo de Reino Unido en 2022, la economista recuerda el riesgo que suponen los fondos de pensiones, aunque no entren en esa definición estricta.
Capital Economics: "La preocupación común entre estas instituciones es que se comportan de forma procíclica, proporcionando liquidez en épocas de bonanza, pero demandando liquidez en períodos de tensión del mercado. Por lo tanto, tienen el potencial de amplificar las perturbaciones"
Adam Slater, analista de Oxford Economics, hace hincapié en que los activos de los bancos en la sombra han crecido sistemáticamente más rápido que los activos bancarios en los últimos años, alcanzando los 68 billones de dólares en 2021 en la citada 'medida estricta', que se compone de "entidades que las autoridades han evaluado como involucradas en actividades de intermediación crediticia que pueden plantear riesgos de estabilidad financiera similares a los de los bancos". Los activos de este grupo de entidades crecieron a un ritmo del 8% anual entre 2016 y 2021, frente al 5,5% anual de los bancos ordinarios. Los vehículos de inversión colectiva con características que los hacen susceptibles a las retiradas de fondos crecieron con especial rapidez en 2021, con un aumento de los activos de casi el 11%, destaca el economista.
Curtis explica que los riesgos en torno a estas instituciones se derivan de los importantes desajustes de liquidez/vencimiento entre sus activos y pasivos, lo que las hace especialmente vulnerables a tensiones repentinas de liquidez, como ocurrió en 2022 en Reino Unido. En periodos de graves tensiones en los mercados, esto podría provocar graves problemas de liquidez en los mercados financieros y ventas masivas de activos, como ocurrió también en marzo de 2020, con el estallido del covid en Occidente.
"La preocupación común entre estas instituciones es que se comportan de forma procíclica, proporcionando liquidez en épocas de bonanza, pero demandando liquidez en períodos de tensión del mercado. Por lo tanto, tienen el potencial de amplificar las perturbaciones, lo que es especialmente preocupante en el actual entorno de tipos de interés más altos. Otra preocupación es que las mayores pérdidas en los activos de esta 'banca en la sombra' -potencialmente desencadenadas por unos tipos más altos - podrían causar también problemas de solvencia", añade Curtis.
"Los reguladores siguen preocupados por el sector bancario en la sombra, en particular por los elevados niveles de riesgo de crédito y transformación de vencimientos de algunos segmentos, su capacidad para amplificar las tensiones de liquidez en momentos de tensión y su interconexión con los bancos", coincide Slater. Aunque concede que la interconexión de los bancos en la sombra con los bancos ha disminuido gradualmente en todo el mundo desde 2013, el experto sigue viendo motivos de preocupación, como el uso del apalancamiento por parte de las entidades bancarias 'en la sombra'. "En el sector inmobiliario comercial, la mediana de las ratios préstamo-valor es mucho más elevada en el caso de los préstamos de capital riesgo, y ya ha habido ejemplos de colapsos desagradables, como el del grupo Archegos en 2021, que costó a un grupo de bancos 10.000 millones de dólares debido a una venta de activos incendiada", expone.
En la última encuesta mensual a gestores de fondos a escala global que realiza Bank of America (BofA), relativa a febrero, la banca en la sombra aparece como la segunda mayor preocupación cuando se les pregunta a los gestores por el origen más probable de un evento crediticio sistémico. Aunque en la encuesta de enero aparecía como el evento más probable para un 30% de los encuestados y ahora ha sido adelantado por el preocupante inmobiliario comercial de EEUU, el porcentaje se mantiene por encima del 20%. Este escenario sigue por delante de otros como el tambaleante inmobiliario chino y la deuda gubernamental de EEUU.