Bolsa, mercados y cotizaciones
La tormenta perfecta sobre los bonos: decepción de la Fed y EEUU lanza la mayor emisión de la historia
- Los datos macro y la cautela del banco impulsan la deuda
- Los títulos diez años ya superan el 4,1% de rentabilidad
- División absoluta en Wall Street sobre su rumbo
Álvaro Moreno
Los rendimientos del bono de EEUU a diez años vuelven a resurgir. Desde el pasado viernes una sucesión de noticias ha sacudido por completo las estimaciones del mercado respecto a los movimientos de la Reserva Federal. Esto ha llevado a que ya se vean subidas del 5,72% desde finales de enero y la rentabilidad se sitúe en el 4,1%. Sin embargo, los movimientos del banco central no han sido lo único que han agitado a una deuda. Una tormenta perfecta entre Washington, Powell y los datos macroeconómicos está provocando una remontada 'express' del bono que está sacudiendo las previsiones de Wall Street y que podría seguir empujando a la deuda norteamericana.
Los analistas de US Bank dejan claro en su último informe que ha habido un gran problema de expectativas que está desatando una fuerte volatilidad en el mercado de renta fija. "Es posible que los mercados ya hubieran descontado unos fuertes recortes de tipos", explica Rob Haworth, director senior de estrategia de inversión del banco. En ese sentido, ahora el mercado estaría pagando "una Reserva Federal firme" que roto con las estimaciones de Wall Street. Desde ING también lo tienen claro y señalan que "mientras que hace unos días el mayor impulsor del rendimiento de los bonos era el recorte de tipos para marzo, esta opción quedó descartada por Powell y ahora mira más allá de este mes".
El presidente de la institución salió al paso en una entrevista con la CBS este domingo para dejar claro que "no es probable que tengamos suficiente confianza (para iniciar los recortes) en la reunión de marzo". En ese sentido señaló que la fortaleza de la economía de EEUU está siendo clave "el crecimiento avanza a un ritmo sólido y, con el mercado laboral y la economía así de fuertes, sentimos que debemos abordar con cuidado la decisión sobre cuándo empezar a reducir tipos". Estas palabras han desatado una nueva jornada de alzas en los rendimientos de la deuda norteamericana y ya son tres días de sólidos avances, tras un final de enero a la baja.
Tal y como defendió el presidente de la Fed, la economía también ha sido otro factor fundamental que explica el despertar del mercado de deuda. Uno de los mayores movimientos se produjo de la mano del informe sobre el empleo de enero, que mostró una gran sorpresa respecto a las estimaciones de los analistas. El informe demostró una potente creación neta de 350.000 nóminas no agrícolas, la subida más fuerte desde enero de 2023. Esto también dio a los mercados un importante aviso de que la Fed tiene munición desde el punto de vista macroeconómico para aguantar los tipos de interés sin recortes durante más tiempo, dando vida a los bonos.
Las estimaciones del mercado de FedWatch, que daban por hecho un recorte para marzo hace escasas semanas, ahora dan un 82,5% de probabilidad de que la Reserva Federal no toque el 'precio del dinero en marzo'. Una victoria por aplastamiento que incluso ha llegado a la reunión de mayo donde hasta hace nada también daban por hecho un segundo recorte y ahora, incluso dudan de que llegue para entonces el primero. A pesar de que aún sigue siendo la opción mayoritaria, la posibilidad de que para entonces no hubiera tocado los tipos ha pasado de menos de un 5% al 33% en cuestión de semanas.
Analistas como David Page, director de investigación macroeconómica de AXA Investment Managers, defienden que dados los datos macroeconómicos la Fed "recortará en junio los tipos de interés". Por su parte, Thomas Bollinger, estratega de inversión senior en J. Safra Sarasin Sustainable AM, creen que la opción de marzo ha pasado a la historia. "El descenso de las tasas de inflación y la estabilidad del crecimiento ofrecen a la Reserva Federal un margen cada vez mayor para relajar la política monetaria. Sin embargo, el banco central ha desestimado las esperanzas de una pronta bajada de tipos", explica el experto.
Una emisión de deuda histórica
Aunque la Fed esté en el foco, Haworth señala que el elemento fundamental puede estar siendo la mega-emisión que ha emprendido Estados Unidos. La semana pasado se produjo una rueda de prensa por parte del Departamento del Tesoro en la que ofrecieron detalles sobre la subasta. De hecho, a pesar de que el mercado ya daba por hecho que estaba ante una emisión histórica, el anuncio sorprendió a los analistas. El departamento proclamó una venta de 121.000 millones de dólares en bonos a largo plazo (tres, diez y treinta años). Se trata de la mayor subasta trimestral de la historia, aunque anunció que "no anticipamos la necesidad de realizar más aumentos en los próximos dos trimestres".
"Si bien las necesidades de emisión este trimestre fueron modestamente menores en medio de una mejor perspectiva, el Comité aprecia el enfoque regular y predecible del Tesoro y recomienda repetir los aumentos del tamaño de las subastas de noviembre como el mejor curso de acción", dijo el comité en una carta a la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen.
Bill Merz, jefe de investigación de mercados en US Bank Wealth Management, también remarca este como el factor fundamental y defiende que "la nueva emisión de bonos del Tesoro está creciendo debido a una combinación del gasto deficitario del gobierno federal que debe financiarse y los mayores costes de interés asociados con los elevados tipos de interés". Y señala que esta gran oferta extra de bonos que el mercado no esperaba se ha mezclado con una Fed que ha dejado de comprar. "Como parte de su política de ajuste, está dejando que venza su gran cartera de bonos, lo que significa que son otros inversores los que tienen que absorber la creciente oferta".
El déficit público del año fiscal 2023 (que terminó el 20 de septiembre) muestra una escalada desde 1,4 billones de dólares a 1,7 billones
La situación, con los bonos al 4% y un gobierno de EEUU con la necesidad de financiarse, podrían obligar a cambiar el paso de la Fed. De hecho Haworth explica que "el banco central podría tener que reconsiderar su política de reducir balance dadas las necesidades del Gobierno". El déficit público del año fiscal 2023 (que terminó el 20 de septiembre) muestra una escalada desde 1,4 billones de dólares a 1,7 billones. Es decir, se trata de un 6,3% del PIB, unos niveles de déficit que Ricard Murillo, analista de Caixabank Research defiende que "solamente han sido superados desde los años sesenta en dos ocasione(covid y crisis de Lehman Brothers). Las previsiones del propio Departamento del Tesoro señalan que el déficit podría aumentar por encima de los 2 billones de dólares en 2024.
Murillo señala que "más allá del impacto que puedan tener los elevados tipos de interés, el incremento de la deuda pública sobre el PIB en las previsiones se explicaría por un aumento sostenido del gasto público que no se ve compensado por un aumento de los ingresos fiscales". En ese sentido, el experto señala que según los datos del Congressional Budget Office, "queda claro que el aumento del gasto se debe especialmente al incremento de las partidas relacionadas con salud y seguridad social, una dinámica que, dando el envejecimiento de la población, se espera que continúe más allá de 2033".
¿Qué pasará con los bonos?
Desde Bank of America creen que todos estos factores, particularmente los vinculados al banco central, ofrecen una mala perspectiva para aquellos que creen que la rentabilidad de los bonos va a bajar. "Se necesitará algo más que los 200 puntos de recortes en los que está instalado el mercado" y, de hecho, las condiciones que tiene la Fed "le dan incluso más confianza". Por lo que no tienen nada claro que pueda haber una ruptura a la baja. "No hay ninguna razón para que los bonos del Tesoro de Estados Unidos suban", dijo Althea Spinozzi, estratega senior de renta fija de Saxo Bank. "Si la inflación se mantiene obstinadamente por encima del objetivo del 2% de la Reserva Federal, existe la posibilidad de que decepcione a los mercados con los recortes de tipos".
Desde Goldman Sachs llevan meses avisando de que las condiciones entorno a la oferta y demanda de bonos y la economía de EEUU y la inflación hará imposible una caída en las rentabilidades. "El IPC se mantendrá por encima del objetivo durante los próximos años, estamos ante un ciclo diferente". En ese sentido "nuestras previsiones del rendimiento son un reflejo directo de esa situación y creemos que se situará en el entorno del 4% hasta finales de este año".
"Esta es la caída que estábamos buscando para lanzarnos a comprar (bonos)"
Sin embargo, hay quien ve esta situación como una auténtica oportunidad. Desde JP Morgan señalan en su último informe que, aunque la Fed tarde más de lo debido en recortar tipos, estos llegarán y la incertidumbre que se está generando "aumenta el atractivo de los bonos". Priya Misra, gestora de la firma, explica que "cuanto más tarde la Reserva Federal comience el proceso de normalización, más probablemente tendrá que hacer debido a los retrasos".
Este fue el mismo punto que defendió Morgan Stanley que hace una semana escribió en su último informe que los bonos estaban ante "la caída que estado buscando comprar". Matthew Hornbach, jefe global de estrategia de la firma explicó que esperan que en los próximos meses la situación económica de EEUU se enfríe y, en consecuencia, los recortes de la Fed acaben llegando de forma precipitada. "Con menos apoyo fiscal, vemos riesgos a la baja para los datos de actividad de la economía de EEUU".