Bolsa, mercados y cotizaciones
Aún quedan 10 años para que los ratings de crédito incluyan el ESG
Violeta N. Quiñonero
Madrid ,
En 2022, la Unión Europea aprobó la Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Empresarial (CSRD, por sus siglas en inglés). La CSRD supone modificaciones que entrañan nuevos desafíos para las compañías y, pese a ella, todavía queda mucho por avanzar -como seguir luchando contra el greenwashing- y por lograr tanto una regulación uniforme y clara como una integración del ESG en las empresas de ratings. Así quedó plasmado en la segunda mesa de debate Los retos del nuevo Informe de Sostenibilidad en el marco del III Foro Empresarial: La sostenibilidad, un camino sin vuelta atrás celebrado por elEconomista.es.
La mesa contó con la participación de expertos del ESG (Ambiental, Social y Gobernanza) que han abarcado desde el ámbito de la asesoría con integrantes como Pablo Bascones, socio responsable de Sostenibilidad y Cambio Climático de PwC, Juan Prieto, CEO de Corporance, Tomás Conde, ESG & Sustainable Finance director en N-World; y encargados de desarrollar estrategias ESG dentro de las propias compañías como Ángel Fraile, director de Planificación de Sostenibilidad y Gestión de Grupos de Interés de Endesa y Marta Gil, directora general de Sostenibilidad e Innovación de Sacyr la siguiente.
Todos los ponentes coincidieron en que el esfuerzo de esta nueva directiva reside en poner al mismo nivel la información en sostenibilidad a la de la información no financiera. La CSRD entrará en vigor a partir de 2024 y afectará primero a empresas de más de 500 empleados. Como explicó Pablo Bascones "habrá algunas compañías del Ibex 35 a las que no repercutirá el próximo año ya que cuentan con menos plantilla de trabajadores". Un año más tarde, la normativa aplicará a empresas con más de 50 millones de ingresos y más de 250 empleados. En 2026, llegará a las pymes cotizadas y más tarde, en 2028, a filiales de multinacionales.
Sobre esta directiva, Bascones subrayó que tiene cuatro implicaciones principales: la entrada en vigor de un régimen de supervisores y sancionadores que, según Bascones "va a sacar a muchos agentes de verificación del mercado"; los nuevos estándares de reporting; el etiquetado digital de las métricas y la transición de la directiva a una verificación limitada para llegar en unos años a una verificación razonable. "Todo esto implicará que las firmas tengan que tener herramientas y mecanismos de información no financiera. A excepción de unas pocas compañías, la mayoría de empresas no las poseen", explicó Basones.
Endesa entraría en el cupo de ese pequeño grupo mejor preparado para afrontar los desafíos que entraña la nueva directiva. Ángel Fraile señaló que en Endesa ya llevan aplicando la verificación razonable desde el año pasado y que tratan de, con las herramientas que tienen, adelantarse a los cambios que propone la nueva normativa. "Cuando salieron los borradores de la directiva, miramos cómo estábamos alineados en el reporting y cómo podíamos empezar a alinearnos en cosas que eran fáciles de adaptar", subrayó Fraile. Desde Endesa también llevan implantando desde hace varios años un control sobre la información de sostenibilidad que está al nivel de la información financiera. Así, la utility tiene más de 250 indicadores con un control equivalente al financiero y Fraile apuntó que "sigue suponiendo un esfuerzo y tenemos la ventaja de haber empezado el camino antes y tener ya ciertas herramientas".
Desde Sacyr, Marta Gil esgrimió que esta nueva regulación cambia las reglas del juego del reporting y "podremos usar las herramientas que ya tenemos, pero tendremos que reportar de forma diferente". Para Gil, la CSRD va a ser un reto para todas las compañías independientemente del tamaño y del sector en el que operen. Aunque desde Sacyr ya han empezado a dar los primeros pasos en algunas cuestiones, Gil declaró que "estamos desbordados con la legislación" y denunció la ambigüedad que hay en la normativa, especialmente en el sector de infraestructuras y "no nos da tiempo a adaptarnos cuando de repente ya hay otro cambio de regulación", concluyó.
¿Adiós al 'greenwashing'?
Si por algo luchan las continuas nuevas regulaciones que se van desarrollando es por la erradicación del greenwashing (ecoblanqueo en español, que significa que una compañía realiza marketing verde de manera engañosa para promover la percepción de ser una empresa sostenible). Los ponentes, sin embargo, no se mostraron muy optimistas pues siguen creyendo que, pese a las exigencias de esta nueva normativa, no se va a erradicar este greenwashing. Juan Prieto, de Corporance, señaló que "los riesgos nunca desaparecen". "Posiblemente, las áreas de reporting contable acaben siendo los encargados de hacer este ejercicio y de hacer que la sostenibilidad sea transversal en la empresa. Nosotros ya analizamos esos informes, pero hay muchas incógnitas que hay que reportar y en las que hay que seguir trabajando", expuso Prieto.
Para Tomás Conde, la nueva normativa va a dificultar este ecoblanqueo, aunque apuntó que, al ser "demasiado europeos hemos hecho un movimiento pendular grande". "Los datos en materia de ESG no son los suficientemente buenos, no permiten la comparabilidad y luego hay un tsunami regulatorio. Por tanto, lejos de frenar, como en otras geografías como la americana que está siendo más acertada, en Europa tenemos la obsesión de regular todo de una manera dramática. Esto dificulta a las entidades y, aún más, cuando se pasa al tejido empresarial más pequeño", explicó Conde. Con todo, concluyó que el greenwashing sí que se va a ver atacado con la CSRD, "sin embargo, de una manera obsesivamente costosa", apuntó. Conde explica que la verdadera reducción de este blanqueo llegó con la ley 11 y esta nueva normativa no va a conseguir tanto como consiguió la anterior.
Por su parte, para Pablo Bascones, al igual que sigue existiendo fraude contable, incluso habiendo reglas muy claras sobre contabilidad, sucederá lo mismo con el greenwashing. "El reglamento de taxonomía te dice qué es verde y que no y hay grises que ni siquiera el propio auditor sabe identificar. Exigimos transparencia y rigor de lo que se esta publicando en caso de que haya grises", argumentó Bascones que incidió en que todos estos estándares no facilitan la comparabilidad. "La Comisión Europea ha desarrollado la directiva de greenwashing para que crezcan las reclamaciones y denuncias. Queda mucho por hacer, va a haber demandas masivas con esta directiva y de aquí a 20 años conseguiremos menos greenwashing y un ESG más claro". Para Bascones, esta normativa permite que la población en general tenga una herramienta de reclamación o demanda hacia las compañías que tratan de hacer este blanqueo, así como establece las reglas del juego de lo que es o no greenwashing y cómo se debe proceder cuando se identifica que una empresa está engañando.
Desde Endesa, Ángel Fraile añade que "hay un entorno my complejo, en el que se va a aumentar el rigor de la información y supervisión. Pese a ello el greenwashing se podía hacer antes y se podrá hacer ahora también. Aunque hay que destacar que ahora la información es más fiable y más segura".
Agencias de calificación
Las agencias de calificación fueron otro de los temas a tratar en esta mesa, especialmente por la disparidad de criterios que existe entre unas y otras a la hora de evaluar a las compañías en criterios ESG.
Para Fraile está bien que la valoración no sea homogénea, ya que la directiva no índice en una homogeneización. Para él, lo que tiene más sentido es que se incida en el aspecto de la transparencia. "Hay agencias de rating que lo están poniendo difícil. Existe algún índice en el que determinados sectores están excluidos, pero si eres una empresa de un volumen alto se te levanta esa exclusión. Es importante que sean relevantes los criterios de transparencia", explicó y destacó el ranking ESG elaborado por elEconomista.es por su seriedad y por contar con las fuentes más fiables. "Al final como empresas, la información que aportan las agencias de rating nos es útil, para mejorar nuestro desempeño y ver lo que el inversor está esperando que hagamos. Nos ayuda a encontrar elementos de mejora en la gestión", concluyó.
Desde Sacyr, Marta Gil esgrimió que en su sector estos índices son necesarios ya que son "uno de los principales argumentarios". "Nosotros miramos cada año en que índice queremos poner el foco. Hay diferencia en la transparencia y en el nivel de comunicación que tienes con la contraparte", apuntó Gil. Para ella, el problema con las agencias de calificación es que hay ciertas en las que hay que fiarse de la información pública que dan, pues señala que es imposible ponerse en contacto con algunas de ellas, "y eso para las compañías tiene una repercusión, por ejemplo, a la hora de acceder a una oferta o contrato", declaró. Desde Sacyr, todos los años elaboran un análisis para evaluar en qué pueden seguir mejorando "y ahí tienen cabida las informaciones de los ratings", explica Gil y añadió que "esta información "nos da guías de cómo tenemos que seguir mejorando en diversos ámbitos. La normativa europea tiene que darnos la tranquilidad de la transparencia y la bidereccionalidad de la comunicación. Normalmente si pagas es más fácil ponerse en contacto con ellos".
Juan Prieto no confía "ni una pizca" en las notas ESG que otorgan las agencias de calificación y agrega que hay mucha dispersión en estas compañías de rating. "La regulación sobre estas agencias esta sobre la mesa. La Comisión Europea tiene que intervenir y tiene que elaborar una diferenciación de quien asesora y quien califica para que no haya conflicto de intereses. No se puede asesorar a una compañía y luego estar haciendo un rating de esa misma empresa", apuntó el CEO de Corporance.
Por último, Tomás Conde explicó que aún se está muy lejos de lograr una plena integración de la ESG en las agencias de rating, concretamente subrayó que, mirando los calendarios europeos, estamos todavía a 10 años de distancia de lograr esto. Conde argumentó que "no hay sentido que no haya correlación. Toda regulación que llegue con cierto sentido común ayudará muchísimo". "Es difícil usar esos índices para mejorar si no hay un engagement con los mismos. La integración es clave, la hemos visto en muchos aspectos como en el reporting, la verificación, la auditoria o la propia formulación de las cuentas", concluyó.
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