Bolsa, mercados y cotizaciones
El ataque a Israel no es una crisis bancaria como la de marzo
Joaquín Gómez
Madrid ,
La semana de mercado me ha provocado varias convulsiones. La evidente eran las consecuencias del ataque terrorista de Hamas a Israel y las consecuencias que se puedan producir. Todos hemos escuchado esta semana la frase de que si nos han contado las claves del conflicto y lo hemos entendido es que nos lo han explicado mal. El lunes dábamos por segura una fuerte corrección de mercado, que se quedó en una simple caída, y el martes asistíamos descolocados a una fuerte recuperación, propiciada por la posibilidad de que no haya más subidas del precio del dinero en EEUU.
Al tratar de buscar una explicación a los comportamientos ciclotímicos del mercado trato de aplicar un regla de oro: cuando no entiendas lo que ocurre, sigue al dinero. Los expertos hablan de que sólo un enquistamiento de la crisis, con repercusiones en el petróleo, se comería tres décimas del crecimiento de la economía mundial, y no le dan excesivas posibilidades a este escenario. En ningún caso estamos hablando de un crisis parecida a la que comenzó con la banca regional en EEUU con SVB, que alcanzó su epicentro con el rescate de Credit Suisse por UBS y que tuvo su día más terrorífico en la sesión del viernes 24 de marzo, en la que pensábamos en una crisis sistémica con Deutsche en la diana. La semana siguiente descubríamos que la fuerte subida del precio del seguro de impago del banco alemán correspondía a una cobertura.
La nueva crisis de Oriente Medio no tiene el impacto de un pánico bancario en el que los depósitos se van de las entidades para acabar provocando quiebras. Por fortuna, el miedo de marzo nunca llegó a ser pánico, porque no llegó a caer ninguna ficha importante del dominó.
La siguiente convulsión de la semana me la ha provocado el presidente más técnico que hemos tenido al frente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura, desmontando una de la teorías más firmes en las que he ordenado mis pensamientos de inversor durante años. He tenido cientos de conversaciones ensalzando que la recompra de acciones es la fórmula preferida por el inversor institucional americano, esencialmente porque los buybacks permiten a las compañías ampliar su participación en el capital en el momento en el que la rentabilidad de los títulos de la compañía pueda ser tan atractiva como el de su propio negocio. Buenaventura dice que los responsables de la banca tiran con escopeta de feria, porque "numerosos estudios internacionales avalan que los gestores que deciden recomprar no son especialmente clarividentes a la hora de detectar los episodios de mayor infravaloración de la acción". El tiro de gracia se produce en un momento donde la recompra de acciones no es insignificante. Si el Ibex retribuye a sus accionistas con un 5%, con las recompras de la banca este porcentaje se va al 6%.