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El petróleo se lleva el protagonismo, pero el gas puede ser el 'gran problema' tras estallar la violencia en Oriente Próximo

  • El crudo Brent vuelve a los 89 dólares, pero el gas europeo escala casi un 50%
  • Danske Bank: "El mercado del gas es actualmente más frágil que el del petróleo"
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Mario Becedas

La escalada de tensión en Oriente Próximo durante la última semana después del inesperado ataque de Hamás a Israel ha convulsionado un mercado de materias primas energéticas que tiene difícil encontrar tranquilidad en los últimos años. Tras los problemas de suministro derivados de los confinamientos por el covid primero y de la guerra en Ucrania después, lo ocurrido en Israel supone una nueva amenaza. Las primeras alertas llegaron tras el repunte inicial del petróleo, ampliándose después la mira al mercado del gas. Para algunos analistas, sin embargo, las perturbaciones en este segundo mercado pueden ser casi más preocupantes.

Tras el ataque de Hamás el pasado fin de semana, el crudo abrió este lunes con fuertes subidas después de su repentino bajón la semana pasada. Los futuros a un mes del barril de Brent, el petróleo de referencia mundial, escalaban rápidamente de los 85 a los 89 dólares y los recientes temores sobre una nueva ola inflacionaria mundial no tardaban en resucitar, para congoja de bancos centrales. A lo largo de la semana, los precios se han estabilizado y este jueves incluso bajaron, si bien este viernes repuntan de nuevo con fuerza de vuelta a los 89 dólares ante la posibilidad de una invasión terrestre de Gaza por parte de Israel y tras las palabras del ministro de Exteriores iraní avisando de que, si Israel no pone fin a los "crímenes de guerra", puede abrirse un nuevo frente de conflicto en la frontera libanesa.

Los precios del gas han repuntado aún más violentamente. En el caso de los futuros a un mes de gas natural del mercado holandés (TTF) los de referencia en Europa, el viaje semanal ha sido desde los 38 euros el megavatio/hora (MwH) hasta los 56 euros alcanzados este viernes, más de un 45% de subida. Aunque los precios por encima de los 300 euros registrados durante el verano de 2022 quedan ya muy lejos, el reciente repunte materializa la preocupación existente.

"Aunque el repunte del petróleo recibe más atención porque los conflictos tienen lugar en Oriente Próximo, nos preocupan más las posibles perturbaciones del mercado del gas", escribían en un informe de esta semana Minna Kuusisto y Jens Naervig Pedersen, analistas de Danske Bank. "El mercado del gas natural es actualmente más frágil que el del petróleo, debido a la escasez de oferta mundial y al inicio de la temporada de calefacción en el hemisferio norte. En nuestra opinión, no harían falta muchas perturbaciones para asustar a este mercado. Así pues, la guerra entre Hamás e Israel añade una capa adicional de incomodidad al mercado mundial del gas natural y una posible prima adicional sobre los precios del gas natural", explican estos estrategas.

El consenso entre los analistas es que, mientras el mercado del crudo puede verse afectado en la medida en que Irán adopta un papel más activo en su apoyo a Hamás, el del gas afronta su particular viacrucis. "La principal amenaza al petróleo sólo se producirá si se demuestra la participación de Irán", sentencia Charu Chanana, estratega de mercado de Saxo Capital Markets en Singapur. "Si el conflicto se limita a Israel y Hamás, cabe esperar que la prima de riesgo actual se reduzca lentamente. Sin embargo, sigue existiendo el riesgo de que se produzca una escalada, sobre todo si hay implicación iraní. En este escenario, una aplicación más estricta de las sanciones estadounidenses al petróleo iraní tensaría el mercado del petróleo hasta 2024", tercia Warren Patterson, estratega de materias primas de ING.

El papel de Irán es clave en la medida en que su involucración en el conflicto afectará al destino de sus exportaciones petroleras, importantes en un momento en el que una OPEP+ comandada por Arabia Saudí ha recortado la producción. Hasta ahora, EEUU, con la Administración Biden al mano, se ha mostrado laxo con las sanciones impuestas al régimen iraní y su crudo ha ido llegando al mercado. Sin embargo, una significación de Teherán en lo ocurrido en Israel puede llevar a EEUU a endurecer las sanciones, privando al mercado del crudo iraní.

"Antes de la violencia en Israel, las tensiones entre EEUU e Irán se habían relajado, lo que facilitó el aumento de las exportaciones de petróleo iraní. La producción de crudo iraní aumentó en 500.000 barriles diarios entre marzo y septiembre de 2023, hasta 3,1 millones de barriles diarios desde 2,6 millones", señalan los analistas de materias primas de S&P Global en una nota de esta semana. "Biden se verá presionado para hacer cumplir las sanciones y reducir los ingresos por exportaciones iraníes. Se trata de una situación difícil para la Administración Biden, que quiere más petróleo en el mercado, no menos. Los ataques a Israel podrían prevalecer sobre la cuestión del petróleo", apostillan. La lectura es clara: medio millón de barriles diarios están 'en peligro'.

En lo tocante al gas, los recuerdos aún frescos de las crisis de precios del año pasado hacen que el mercado esté "particularmente nervioso", en palabras de Norbert Rücker, estratega de Julius Baer. A hechos que ya jugaban en contra como los inesperados trabajos de mantenimiento en las instalaciones de Noruega, el principal sustituto de Rusia como proveedor de gas para el resto de Europa, y las huelgas en Australia de los trabajadores de algunas firmas exportadoras de gas natural licuado (GNL) que reclaman mejores condiciones laborales, se han unido el anuncio del gobierno de Finlandia de que ha localizado una fuga en el gasoducto Balticconnector, señalando todos los indicios de un acto deliberado de sabotaje, y lo ocurrido en Israel.

"El gasoducto tiene una capacidad anual de unos 2.600 millones de metros cúbicos y discurre entre Finlandia y Estonia. Se prevé que la reparación del gasoducto podría llevar meses. Aunque este gasoducto no es importante para el mercado europeo del gas en sentido amplio, si resulta que la fuga se debe a un sabotaje deliberado, obviamente suscita una gran preocupación por la seguridad energética europea y pone de relieve la vulnerabilidad potencial de otras infraestructuras europeas de gasoductos, sobre todo a medida que nos acercamos a los meses de invierno", incide en otra nota para clientes Patterson junto con su colega de ING Ewa Manthey.

Centrando el foco en Oriente Próximo, Israel ha descubierto grandes cantidades de gas natural en los últimos años y se ha convertido en un exportador neto, aunque pequeño. Israel produce algo más de 20.000 millones de metros cúbicos y exporta aproximadamente la mitad, lo que convierte al país en un pequeño actor en el mercado del gas natural. Israel produce gas natural en el Mediterráneo, cerca de Gaza, y lo exporta a Jordania y Egipto. A su vez, Irán es uno de los mayores productores de gas natural del mundo, pero sólo exporta una pequeña parte y principalmente a Turquía. Las exportaciones de gas natural de Irán son un poco mayores que las de Israel.

"El conflicto entre Hamás e Israel afectará negativamente a las exportaciones israelíes de gas natural. Sin embargo, lo que más preocupa a los precios mundiales del gas natural es el riesgo de que el conflicto se extienda", resume Edward Gardner, analista de materias primas de Capital Economics. "Los precios del gas han subido debido a la menor oferta, pero, lo que es posiblemente más importante, a los riesgos para el suministro", añade. Los expertos de UniCredit Research lo traducen a un revelador porcentaje: sólo la implicación de potencias regionales sería desestabilizadora, ya que alrededor del 10% del suministro mundial de GNL procede de África.

Empezando por el primer flanco, Israel ha ordenado a Chevron que interrumpa las operaciones en su yacimiento de gas marino de Tamar por motivos de seguridad. La principal preocupación es probablemente la proximidad de la plataforma de Tamar a Gaza. Tamar representa aproximadamente la mitad de la producción de gas de Israel, y el resto procede principalmente del yacimiento de Leviatán. La producción de gas saldrá indemne en Leviatán porque su plataforma está más al norte de Gaza, cerca de Líbano. Esto siempre y cuando el conflicto no se extienda.

Con Tamar fuera de servicio, Israel tendrá dificultades para seguir exportando gas natural a Egipto por gasoducto. Esto significa que es poco probable que las exportaciones de GNL de Egipto al mercado mundial se recuperen mucho después de una pausa estacional. Sin embargo, remarca Gardner, Egipto sólo representa una pequeña parte de los envíos mundiales de GNL (2% en 2022).

"Quizá lo que más preocupa es que el conflicto entre Hamás e Israel se convierta en un conflicto regional. Si eso ocurriera, podría haber un riesgo para las operaciones de Chevron en Leviathan. Pero, lo que es aún más importante, podrían interrumpirse las exportaciones de GNL de la región, incluidas las de Qatar", alerta el experto. Este último país se ha convertido en uno de los exportadores de referencia de GNL en los últimos tiempos al ser poseedor de la tercera mayor reserva mundial de gas natural. Aunque desde el estado soberano árabe se ha pedido que se frene la escalada de violencia en Oriente Próximo, el verse arrastrado en el conflicto plantearía interrogantes sobre su esencial suministro ahora mismo.

Fragilidad en el mercado europeo

La sacudida puede ser dolorsa para el marcadamente frágil mercado europeo. Aunque algunos analistas como Rücker destacan como elementos positivos de cara a los precios que Europa está bien preparada para el invierno con el almacenamiento lleno hasta el tope y que la demanda europea de gas natural sigue algo deprimida cíclica y estructuralmente, a caballo entre el deterioro económico y factores como el avance de las renovables, existen importantes 'peros'. "La estrategia europea de diversificación del abastecimiento en detrimento de Rusia avanza a buen ritmo, pero aún no ha conseguido sustituir totalmente la pérdida de suministro de gas ruso. Alrededor del 10% del consumo europeo de gas sigue cubriéndose con flujos procedentes de Rusia", advierte Edoardo Campanella, economista de UniCredit.

"Las subidas de precios provocadas por los descensos temporales de la producción de GNL en Australia y Noruega recuerdan lo ajustado que sigue siendo el suministro en Europa. Por tanto, Europa no debería consolarse demasiado con las benignas perspectivas actuales del gas natural. Si la demanda aumenta un 10% el año que viene, hasta los 450 .000 millones de metros cúbicos (frente a los 500.000 de 2021), Europa tendría dificultades para absorberla, ya que la oferta es muy rígida en estos momentos", agrega Campanella.

También desde Capital Economics, el analista Adrian Prettejohn no descarta un aumento mucho mayor de los precios del gas si el conflicto en Oriente Próximo se extiende y se producen algunos de los riesgos más temidos para el suministro de GNL: "A título ilustrativo, un aumento a 100 euros/MWh añadiría directamente alrededor de 0,8 puntos porcentuales a la inflación general europea a mediados del próximo año".

En este escenario, continúa Prettejohn en su nota para clientes, "los responsables políticos se mostrarían cautelosos ante posibles efectos de segunda ronda (retroalimentación de la inflación al provocar, por ejemplo, mayores presiones salariales) y podrían ser algo más lentos a la hora de relajar la política monetaria". "En general, las cuestiones geopolíticas añaden riesgos al alza a las perspectivas de inflación y apoyan la idea de que el Banco Central Europeo (BCE) se incline por mantener una política restrictiva. Sin embargo, la subida del precio del gas de esta semana no basta para justificar un mayor endurecimiento de la política monetaria", remacha.

Por el momento, los economistas se resisten a llevar al alza sus previsiones base de precios. En UniCredit recalcan que, a pesar del contexto, las perspectivas generales del mercado europeo del gas natural son más favorables de lo previsto a principios de año y confía en que el conflicto de Israel tenga finalmente "un impacto limitado". "En el futuro, prevemos que los precios del TTF fluctúen dentro de una horquilla de 35-45 euros/MWh en el cuarto trimestre de 2023 y el primero de 2024, por debajo de nuestra previsión anterior de 50-60 euros/MWh", recoge el informe firmado por Campanella.

Según la agencia comunitaria Copernicus, se expone, se prevé que la estación invernal de 2023-24 sea más cálida y húmeda que la media en Europa como consecuencia del efecto meteorológico de El Niño. Además, prosigue Campanella, es probable que la competencia mundial por el GNL el próximo invierno sea menos intensa que el año pasado por varias razones: "En primer lugar, los elevados niveles de almacenamiento en Europa reducirán la necesidad de conseguir más GNL en los mercados internacionales. En segundo lugar, según BloombergNEF, se espera que la demanda de los países asiáticos, como Japón y Corea del Sur, sea moderada. En tercer lugar, la expansión de la oferta se verá respaldada por el regreso de la planta de Freeport en EE.UU, que estuvo cerrado por cortes de suministro el invierno pasado, y por cinco nuevos proyectos de licuefacción que comenzarán a funcionar en todo el mundo".

"En conjunto, han aumentado los riesgos para el suministro mundial de gas natural, lo que ha disparado la prima de riesgo de los precios. Sin embargo, por ahora, no elevamos nuestras previsiones de precios para finales de 2023 (40 euros por MWh para el gas europeo) Después de todo, las previsiones meteorológicas apuntan a un invierno suave, es probable que la demanda industrial de gas en Europa siga siendo baja debido a la recesión, y la capacidad de almacenamiento de gas de la UE está casi llena", coincide Gardner desde Capital Economics.