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La ESG todavía está a la cola de las prioridades de los CFO
María Domínguez
La sostenibilidad todavía se sitúa a la cola de las prioridades de los directores financieros españoles. De acuerdo con un estudio de KPMG y Workday al que ha tenido acceso en exclusiva elEconomista.es, el "apoyo a la estrategia ESG de la empresa" se coloca en novena posición de un total de 10 cuestiones a las que estos profesionales dedican su atención. Conozca el portal elEconomista Inversión sostenible y ESG.
En concreto, el foco de los CFO (Chief Financial Officer) españoles está, en primer lugar, en el "apoyo al crecimiento", seguido de la "transformación digital" y de la gestión de los riesgos y de la tesorería, siempre de acuerdo con este estudio. Las cuestiones ESG (ambientales, sociales y de buen gobierno) quedan rezagadas a la penúltima posición. Para extraer estas conclusiones, KPMG y Workday entrevistaron, a finales de 2022, a directivos de 83 compañías españolas, la mayoría de ellos (en torno a un 90%) en el cargo de CFO. Por otro lado, una cuarta parte de las compañías declaró no contar aún con una estrategia ESG definida. Lea también: Los retos del 'rating' ESG ahora que el Informe no Financiero "ya no es un publirreportaje".
Lo previsible es que el interés de los directores financieros por la ESG esté ya subiendo en la actualidad de forma forzosa, a raíz de la aprobación de la CSRD (Corporate Sustainability Reporting Directive), la directiva europea sobre información corporativa en materia de sostenibilidad. Dicha regulación, que es una de las piezas clave del Pacto Verde de la UE, eleva las exigencias de rendición de cuentas de las empresas en materia ambiental, social y de gobernanza. Para ello, les requiere datos fiables, comparables y verificados por personal externo, supliendo algunas de las carencias de los actuales Estados de Información No Financiera (EINF).
"Se trata de un cambio de paradigma en cuanto a cómo se tiene que elaborar el reporte sobre temas ESG", resume Belén Díaz, socia responsable de Corporate Services Transformation en KPMG y portavoz del estudio, que advierte: "Realmente este es el momento en el que las cotizadas tienen que prepararse para tener esa información disponible desde enero de 2024". El calendario regulatorio establece diferentes plazos de implementación en función del tamaño de las compañías, y las cotizadas de más de 500 empleados deberán presentar, ya en sus informes de 2025, los datos correspondientes a 2024. Le puede interesar: Proxy advisors: quiénes son las 'big four' del asesoramiento de voto.
En esta revolución del reporte de sostenibilidad, el rol del director financiero será crucial. Lo explica Joaquín Huesca, Iberia Financials Lead en Workday, el otro portavoz del informe: "El director financiero es quien maneja toda esa esa información económica relacionada con la sostenibilidad, y no sólo eso; también es quien la produce a través de sus propios procesos y políticas contables. Ya sólo por esto, tiene un papel fundamental". A esto se suma que la de finanzas es un área que, "históricamente, vertebra la compañía en todos los aspectos", añade. Lea también: Los reguladores quieren que las agencias de 'rating' ESG revelen su 'fórmula de la Coca-Cola'.
Más allá de que las empresas más pequeñas tengan un plazo algo más largo para aplicar la CSRD, Belén Díaz señala que en muchas ocasiones estas empresas tienen como clientes a grandes compañías que ya la estarán aplicando. "De modo que, siendo tu empresa más pequeña, y no obligada, por tanto, a ese reporting, sí te van a pedir esa información", advierte.
Aunque el reto a corto plazo sea, destaca Huesca, cumplir con la regulación que viene, a largo plazo lo crucial es "embeber toda esa gestión de la ESG dentro del día a día de la compañía, en tu elección de los proveedores, en cómo priorizas aquellas inversiones que, además de contribuir de forma sostenible a la actividad de la empresa, lo hagan de una forma más rentable que otras", señala.
Lo ilustra con ejemplos: "Si quiero gestionar diversidad dentro de mis equipos de trabajo, está muy bien que la mida, pero al final lo que necesito saber es, por ejemplo si tengo en marcha un proceso de recruiting, si me están llegando los candidatos suficientes para tener la plantilla diversa que quiero. Si quiero contratar a personas mayores de 55 años, tengo que saber si me están llegando esos perfiles o si se están quedando en el camino porque existe un sesgo dentro de mi organización que hace que se estén quedando fuera de los procesos finales", explica.