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El euro rompe los 1,10 dólares y busca amarrarlos un año después: "Su desempeño está en el tejado del BCE"

  • El más débil IPC general de EEUU en marzo empuja a la moneda europea
  • La expectativa es que el BCE siga subiendo tipos ante una Fed que frene
  • Este febrero el euro no pudo consolidarse por encima del nivel de los 1,10
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Mario Becedas

El euro lleva dos jornadas 'de dulce'. La divisa comunitaria tocó ayer miércoles los 1,10 dólares y cerró en los 1,0989 'billetes verdes', el cierre más alto desde el 1 de abril de 2022, tras subir un 0,7%. Este jueves gana unas décimas más en el cruce contra la divisa estadounidense llegando a un máximo intradía hasta el momento de 1,1068 dólares. Aunque el pasado 2 de febrero la moneda regional llegó a tocar los 1,1034 dólares durante la sesión, después no pudo consolidar el nivel de los 1,10. Se espera que ahora sí pueda.

La primera explicación a este movimiento está en el IPC de marzo de EEUU conocido ayer. Pese a la evidencia de que la inflación subyacente persiste, el notorio descenso en el índice general (mínimos de casi dos años al ser del 5%) contentó a los mercados previendo una Reserva Federal menos dura. Algo que se contrapone a un BCE del que todavía se espera más dureza con las subidas de tipos. Esto se tradujo rápidamente en una subida del EUR/USD.

"Parece que los mercados de divisas se interesaron mucho más que los mercados de tipos por la publicación del IPC estadounidense de marzo. Si observamos el EUR/USD, que llegó a 1,10, podríamos haber pensado que se trataba de una cifra muy dovish, ya que el IPC general de marzo cayó del 6% al 5% interanual. Sin embargo, como señala nuestro economista estadounidense James Knightley, aunque los datos fueron alentadores, la inflación subyacente se mantiene en el 5,6%, sin apenas moverse en los últimos cuatro meses", explica Chris Turner, analista de divisas de ING.

Este jueves, la subida profundizaba después de un dato de producción industrial en la zona euro en febrero notoriamente mejor de lo esperado (+1,5% frente a +1%) y con una revisión al alza del dato de enero. Esto alimenta el relato de que la economía de la Eurozona resiste los vaivenes y da alas al BCE para actuar contra la inflación. Asimismo, la caída hasta el nivel más bajo desde enero de 2021 -hasta el 2,7% interanual- del índice de precios al productor (IPP) de EEUU en marzo ha reforzado la lectura de una Fed más tranquila y ha ayudad a repuntar más aún al euro.

La noticia de que los consejeros del banco central podrían estar llegando a un consenso para subir los tipos 25 puntos básicos en mayo en vez de 50 -el gobernador del banco central belga, Pierre Wunsch, ha salido a la palestra- no altera el cuadro general. Sin entrar en anticipar de cuánto tendrá que ser la subida de mayo, Joachim Nagel, jefe del Bundesbank alemán y también miembro del BCE ha defendido continuar con el ciclo de alzas, ya que la inflación subyacente sigue siendo muy alta.

El panorama financiero colabora. "Parece que el mensaje del FMI y de la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra es que los responsables políticos no se desviarán de su política monetaria por las recientes turbulencias bancarias. En su Informe de Estabilidad Financiera publicado a principios de esta semana, el FMI señalaba que la amenaza de pérdidas no realizadas en valores en cuentas a vencimiento era un problema mucho mayor para los bancos estadounidenses que para los europeos. De ahí la menor presión sobre el BCE para que abandone sus planes de endurecimiento", añade Turner.

"Es más probable que la inflación europea alcance el objetivo del 2% del BCE. No porque la inflación sea menos persistente, ya que para alcanzar el 2% será necesaria una recesión, al igual que en EEUU. Pero, a diferencia de la Reserva Federal, creemos que el BCE seguirá adelante con las subidas de tipos para lograr el objetivo de inflación, independientemente del daño que ello suponga. Los consumidores parecen estar de acuerdo, ya que sus expectativas de inflación a tres años se acercan cada vez más al objetivo del BCE, según los datos de la encuesta de febrero del BCE", apuntan los economistas del BlackRock Investment Institute en su última prospectiva semanal.

Para Turner, de ING, todo esto recuerda un poco al año 2007: "Ese año, los primeros indicios de tensión financiera en EEUU empezaron a aparecer en los valores respaldados por préstamos de alto riesgo, y el EUR/USD avanzó con fuerza a medida que el BCE endurecía su política monetaria. Es posible que los inversores no quieran perderse una modesta repetición; después de todo, las previsiones de la Reserva Federal apuntan ahora a una leve recesión en EEUU a finales de este año.

Diego Morín, estratega de IG, señala que "ahora el desempeño de la divisa europea está en el tejado del BCE, quien ha mantenido su hoja de ruta en cuanto a subida de tipos de interés, pese a que los inversores siguen mostrándose cautelosos ante la falta de transparencia de la presidenta Christine Lagarde, con un mercado de deuda que se está convirtiendo en un serio problema a nivel europeo".

Desde ING creen que el nivel de 1,10 será "un hueso duro de roer" para el euro. "Pero no es imposible. La resistencia está en 1,1030, por encima de la cual es difícil descartar 1,12", añaden. Para Morín, el mercado se enfrenta a una resistencia importante y psicológica.

"Los 1,10 dólares fueron tocados el pasado mes de febrero, sin éxito alguno para los compradores, generando un retroceso hacia la zona de los 1,0510 dólares, creando un soporte sólido que sirvió a la demanda (compras) para incorporarse al mercado e iniciar así un nuevo impulso hacia la tan ansiada resistencia", explica el analista de IG.

"Finalmente, si el mercado es capaz de consolidar dicho nivel, el próximo objetivo para la divisa más líquida del mundo se ubica alrededor de los 1,1130 y 1,12 dólares, niveles perdidos en marzo del año 2022", completa Morín.