Bolsa, mercados y cotizaciones
El 'Brent' fijo en los 86 dólares refleja la duda de la OPEP a un cambio en el nivel de producción
- El cártel del petróleo se muestra cauto a un cambio de producción sin más señales chinas
Sergio Fernández
madrid,
Al cierre de la semana pasada los futuros del petróleo europeo cotizaron brevemente en los 89 dólares por barril que son los máximos de 2023. Pero esta marca no pudo sujetarse y al cierre de los mercados de este lunes volvió a verse al barril Brent en torno a los 86 dólares con los que arrancó el año.
La volatilidad del crudo se sitúa en niveles no vistos en casi un año, coincidiendo con el estallido de la guerra en Ucrania. Y es que los vaivenes de esta materia prima fueron de la mano de la gran tendencia macroeconómica que ha reinado en enero: la recuperación de la demanda en China que pugna con la desaceleración de la economía global.
La horquilla de precios del Brent fue de más de 10 dólares por barril en estos primeros pasos del año sin que en ningún momento el consenso de mercado haya visto, al cierre del 2023, a la referencia en Europa por encima de los 86 dólares de media. No está claro, por el momento, si la recuperación de la actividad en China traerá un incremento de la demanda de combustible considerable como para que la OPEP (cártel de países exportadores de crudo) modifique su ritmo de producción de petróleo. De hecho, no se espera que en la reunión del 1 de febrero la OPEP aumente la cantidad de barriles disponibles en el mercado, como también estimaron de manera oficiosa desde la propia organización la semana pasada, hasta que los datos "reflejen con más vehemencia la recuperación de la economía China", según apuntaron los analistas Will Hares y Salih Yilmaz, de Bloomberg.
Y es que en la semana de la primera reunión de la OPEP también se dan cita los principales bancos centrales del mundo que, con sus decisiones de tipos de interés, condicionarán los niveles de demanda de crudo. Además, el 5 de febrero entrará en vigor la prohibición de importar desde Rusia no solo petróleo, sino también productos derivados como el diesel que afectarán a la disponibilidad y precio del combustible que llega a Europa, en un momento en el que los inventarios en el Viejo Continente superan los 1.300 millones de barriles, según Goldman Sachs.