Bolsa, mercados y cotizaciones
El dinero, en manos de los empresarios y menos del Estado
- La lógica es que se generaría una inseguridad jurídica
Joaquín Gómez
En las últimas semanas, hemos discutido en el periódico la conveniencia de publicar el rumor de que el Gobierno va a limitar los beneficios y los dividendos de las compañías, esencialmente eléctricas y petroleras.
Por muchas tribus bárbaras que haya en este desgobierno, más preparado para celebrar carnavales que gestionar crisis, creo que hay una contundencia de argumentos que hacen insostenible que simplemente se llegase a esbozar la idea. La lógica es que se generaría una inseguridad jurídica por la que las compañías perderían inmediatamente inversores y se encarecería su acceso a la financiación en los mercados.
Aunque a mí lo que me parece más evidente es que, si en algún momento queremos acelerar en este país la iniciativa empresarial, es infinitamente mejor que el dinero esté en manos de los empresarios y de los ciudadanos, y cuanto menos del Estado. Que en este mundo el erario público sea quien gestione la mayor parte de nuestra riqueza es como lo que decía Unamuno de lo que pensaba España del desarrollo tecnológico: "Que inventen fuera, que nosotros ya opinaremos".
Tratar de poner un impuesto a los beneficios y a los dividendos de las cotizadas españolas es desconocer que la mayor parte de los accionistas de las compañías españolas son inversores institucionales extranjeros a los que el compromiso de nuestras cotizadas con la españolidad, en el mejor de los casos, les trae al pairo.
Un fondo de inversión en Oslo o un plan de pensiones en Chicago cambiarían los cromos de Iberdrola y Repsol por los de Enel y Total de forma casi inmediata si se produjese un impuesto extraordinario a las ganancias que alterase su política de retribución. El Gobierno desbarataría de un plumazo que los señores que toman las decisiones desde Oslo y Chicago piensan que Iberdrola ofrece más crecimiento que Enel y Repsol se compra en el último semestre más barata que Total.
Pero la atrocidad económica que supondría limitar las ganancias de las compañías por encima de lo que les sucede a sus homólogas europeas es que imposibilitaría el esperado regreso de los gestores internaciones al mercado español, que es un claro value y en los últimos años ha sido fuertemente penalizado frente a las bolsas de crecimiento.
No es ninguna novedad revisar el multiplicador de beneficios que se paga por el Ibex y comprobar que se compra mucho más barato que el resto de bolsas europeas, incluso aunque se produzca una revisión -que se va a producir- a la baja de las expectativas de beneficio tras la invasión de Ucrania y la inflación cronificada.
Es algo que va seguir sucediendo. Pero ese diferencial se puede seguir estrechando en la medida en que no se trunque el retorno de gestores internacionales a la bolsa española. Si hoy preguntas a uno de estos fondos o planes cuál es su posición en España respecto a la de hace algunos años te dirán que en torno a un 20% por debajo.
*Joaquín Gómez es director adjunto de 'elEconomista'.