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Soros sigue su cruzada contra China y califica de "error trágico" las inversiones de BlackRock en el país asiático

  • La quiebra de Evergrande empieza a contagiar al sector inmobiliario chino
El multimillonario George Soros. Foto: Reuters

elEconomista.es

El nunca desapercibido inversor y multimillonario filántropo George Soros está decidido a continuar su cruzada contra China. Si hace apenas una semana alertaba sobre el "duro despertar" que van a sufrir los inversores extranjeros en el gigante asiático dada la deriva totalitaria de Xi Jinping y su gobierno, ahora directamente da nombres y apellidos. El magnate ha señalado a BlackRock, la mayor gestora de fondos del mundo, advirtiendo de que sus crecientes inversiones en China son un "trágico error" que afectará a sus clientes y a la propia seguridad de EEUU.

"Invertir miles de millones de dólares en China ahora es un trágico error", ha escrito Soros en un artículo de opinión en el Wall Street Journal. "Es probable que se pierda dinero de los clientes de BlackRock y, lo que es más importante, se dañarán los intereses de seguridad nacional de EEUU y otras democracias".

Lo cierto es que BlackRock está liderando una incursión global en el sector de la gestión de activos en China. El coloso financiero comenzó el mes pasado a ofrecer productos de inversión a particulares chinos, dos meses después de obtener la aprobación para convertirse en la primera empresa de fondos de inversión de propiedad totalmente extranjera del país.

En su diatriba, Soros no solo menciona a Larry Fink, presidente de BlackRock, sino también a Stephen Schwarzman, cofundador de Blackstone y a John Thornton, expresidente de Goldman Sachs , como interesados en las oportunidades de negocio "ofrecidas" por el presidente chino.

La tesis de Soros se fundamenta en que Xi se enfrenta a un importante obstáculo en 2022. "Muchos creen que pretende sobrepasar los límites de los mandatos establecidos por Deng Xiaoping y convertirse en gobernante de por vida. Seguramente tendrá enemigos, a los que deberá impedir que se unan contra él. Por ello, tiene que poner en jaque a cualquier entidad lo suficientemente rica como para ejercer un poder independiente", apunta Soros.

"Este proceso se ha desarrollado en el último año y ha ido in crescendo en las últimas semanas. Comenzó con la abrupta cancelación de una nueva emisión de Ant Group de Alibaba en noviembre de 2020. Luego vinieron las medidas disciplinarias contra Didi -el Uber chino- después de que saliera a bolsa en Nueva York en junio. Las cosas culminaron con el destierro de China de las empresas educativas financiadas por EEUU. Esto tuvo un efecto profundamente negativo en los mercados extraterritoriales, golpeando a las empresas chinas que cotizan en Nueva York y a las empresas fantasma", añade el inversor en su tribuna en el WSJ.

En su editorial de la pasada semana en el Financial Times, Soros, que ya había decidido previamente excluir de sus fondos a las empresas chinas que cotizan en Wall Street, acusaba a Xi y a su administración de considerar a todas las empresas chinas como "instrumentos del Estado unipartidista" en lo que parece una "versión actualizada de la China de Zedong".

En la misma línea, criticaba las políticas llevadas a cabo en el país en los últimos años y citaba expresamente una caída de la natalidad mayor de la que reconoce Pekín. Este descenso, que reducirá la demanda de vivienda ha llevado, entre otras cosas, a la inminente quiebra del conglomerado inmobiliario Evergrande, ahora mismo el más endeudado del mundo.

Moody's señala a Evergrande

El grupo chino, con filiales en sectores como la automoción y las finanzas, reconocía la semana pasada el riesgo de incurrir en impago ante las dificultades para obtener la liquidez necesaria por la suspensión de los trabajos en varios de los proyectos desarrollados por la compañía. Evergrande ha visto caer un 28,9% el beneficio neto en los seis primeros meses del año, hasta 10.499 millones de yuanes (1.375 millones de euros), mientras que la facturación de la compañía se ha reducido un 16,5% respecto de la primera mitad de 2020, hasta 222.690 millones de yuanes (29.166 millones de euros).

La situación de Evergrande ha empezado a provocar un efecto contagio que puede acabar dando la razón a Soros cuando hablaba de 'pesadilla' para los inversores. Los rendimientos de los bonos de algunas de las mayores inmobiliarias de China están subiendo en una señal de que los temores sobre los problemas de deuda del grupo se están extendiendo en el sector. Este mismo martes la agencia de calificación Moody's ha rebajado el rating de la firma a Ca desde Caa1, anticipando un mayor contagio.

"Las ramificaciones de esta situación serán de gran alcance para el sector High Yield de China en particular. En lo que va de año, el segmento HY de China en el índice de bonos corporativos de mercados emergentes de JP Morgan ha bajado más de un 4%, en gran parte debido a Evergrande y al contagio a otros promotores de alto rendimiento. Este aumento de la prima de riesgo exigida por los inversores pondrá sin duda en aprietos a un sector muy dependiente de la deuda y con grandes necesidades de financiación anual", sentencia Mohammed Elmi, estratega de Federated Hermes.

Los mensajes tranquilizadores que ha ido repitiendo el gobierno chino después de que las principales acciones tecnológicas del país se desplomaran este verano al compás del frenesí regulatorio Pekín no le sirven a un Soros desconfiado que ya ha pedido con insistencia al Congreso de EEUU "un proyecto de ley bipartidista que requiera explícitamente que los administradores de activos inviertan solo en empresas donde las estructuras de gobierno reales sean transparentes y estén alineadas con las partes interesadas".

Sin embargo, aunque Soros sigue siendo un influyente patrocinador del Partido Demócrata de Joe Biden, por ahora es una voz minoritaria en Wall Street frente a colosos como los citados BlackRock o Goldman Sachs y otros gestores financieros que han decidido que las oportunidades de China superan a los riesgos.