Bolsa, mercados y cotizaciones

Jordi Mercader (Miquel y Costas): "Hemos dado al accionista un 11% de rentabilidad anual desde la OPV"

  • "El papel ya supone el 35% cuando hace una década era el 15%"
  • "A los fondos 'valor' les encaja nuestro proyecto industrial a largo plazo"
Jordi Mercader, vicepresidente y director general de Miquel y Costas. L. Moreno

Laura de la Quintana, Joaquín Gómez

Pocas historias como la de Miquel y Costas explican en la bolsa española la confianza de las familias fundadoras en su propia empresa. Un siglo después de que la compañía adoptara su nombre actual, la papelera catalana debutó en el parqué nacional en el año 1996. Fue entonces cuando entraron fondos extranjeros en el capital que diluyeron la participación de sus fundadores, pero poco a poco han retomado el control por encima del 35% del capital. Lo han hecho a base de reinvertir el dividendo y con la ayuda de las recompras de acciones, todo un clásico para sus accionistas.

A diferencia de gran parte de las compañías, Miquel y Costas logró hacer de 2020 un año de crecimiento, con un beneficio un 14,4% superior, hasta conseguir 45 millones de euros, y también aumentó la facturación otro 4%. ¿Cómo lo lograron?

Tenemos una gran parte de nuestra cartera de productos que ha sido muy resiliente al tema de la pandemia, sobre todo en el caso del tabaco. Al inicio de la pandemia, nuestro clientes, que son grandes multinacionales, se olvidaron del fondo de maniobra y empezó a dar mucha importancia al stock de suministro. Más allá de que la demanda del producto subyacente se mantuvo, nuestra demanda aumentó. Esto nos ha llevado a una demanda sostenida a lo largo de 2020 con precios que han aguantado, mientras los de las commodities cayeron a mínimos históricos, como en el caso de nuestra principal materia prima, la celulosa de madera. Esta caída junto a precios que se mantienen y también la demanda nos ha llevado a mejorar los márgenes. La otra explicación es la energía. En España el precio del pool ha estado tocando mínimos a lo largo de 2020.

¿Cuánto supone el coste de la energía sobre la facturación?

Nosotros consumimos también gas para los procesos de secado, además de la electricidad. Entre las dos energías no llega al 10% de las ventas en términos de costes.

En cambio, el precio de la celulosa se ha disparado desde los 700 dólares en mínimos y ya toca los 900 dólares la tonelada. O han hecho mucho 'stock' o podría convertirse en un problema en 2021.

Es lo contrario a 2020 y es un reto. El comportamiento de la celulosa está siendo muy vertical, impulsado por la demanda en China. Nuestros acuerdos plurianuales con las grandes multinacionales están indexados al precio de la celulosa, lo que pasa es que siempre los vemos con un año de decalaje. En otros acuerdos que no se realizan por años el ajuste suele producirse cada seis meses. En este caso, no nos tocará otra que realizar una política de precios muy precisa en función de mercados, clientes y estructura de costes para poder mantener los márgenes.

"La caída del mercado del tabaco está muy interiorizada. Es una apuesta de valor, no de volúmenes"

Los márgenes brutos del grupo están sobre la cota del 25%. ¿Son sostenibles en el medio plazo teniendo en cuenta la caída de las ventas del tabaco desde hace años?

Mirando más una perspectiva a largo plazo, parte de la trayectoria de la compañía se basa en ir sustituyendo productos que se van convirtiendo en commodities por productos de mayor valor añadido que es lo que te permite mantener los márgenes. No olvidamos que el mercado de tabaco está en decrecimiento. Es algo que tenemos muy interiorizado. Es una apuesta de valor añadido y no de volúmenes, centrado en el I+D. En el pasado, hace más de 10 años cuando en Europa entró la legislación del cigarrillo auto-extinguible, lo logramos gracias a la innovación en el papel. Siempre estamos en la parte alta de la pirámide de productos papeleros, con poco volumen, mucha especialización, precios altos y donde la calidad juega un papel elevado con nuestros clientes.

Considerando ese decrecimiento el mercado del papel del tabaco, su principal producto y con los márgenes más elevados frente a la parte de papel industrial, ¿es posible mantener la rentabilidad?

El objetivo con el tabaco es, por lo menos, mantener la rentabilidad. En la parte industrial [un 35% de las ventas sobre el 65% del tabaco] sí vemos la posibilidad de crecer en ventas y la rentabilidad vendrá por varias vías. Tenemos margen de mejora en costes, en particular en la planta de Terranova Papers [constituida en 2013].

¿Qué margen de mejora existe teniendo en cuenta que el mercado es prácticamente un oligopolio?

La mayor parte de la demanda proviene de los cuatro importantes [British American Tobacco, Philip Morris, Altria y Japan Tobacco], de los que tres se reparten de una manera bastante alícuota.

"Empatamos en la tercera posición por cuota de mercado mundial, con unas ventas de entre un 5% y un 8%".

¿Cuál es su cuota de mercado actual?

En el mundo del tabaco, sin contar China, somos cinco productores, por lo tanto, es un mercado estrecho por las dos partes. Los dos mayores productores ostentan el 80% de la cuota mundial, el tercero y el cuarto, donde estamos nosotros, contamos con entre el 5% y el 8%. Ahora bien, tenemos unos niveles de rentabilidad que son superiores a los que ha mostrado históricamente nuestra competencia.

La compañía cuenta ahora mismo con caja neta. ¿Qué inversión prevén los próximos años teniendo en cuenta que aspiran a fondos europeos de 'Next Generation' junto al sector por valor de 1.400 millones? ¿Cuánto de esta cantidad les 'toca' a ustedes?

Plateamos una inversión de 100 millones de euros en los próximos tres años que abarcan todos los temas de sostenibilidad, en la línea de la economía circular y en innovación de productos y de procesos. Del plan Next Generation la suma estaría por encima de los 100 millones que he comentado antes, lo que no sabemos es qué parte será financiación y y en qué condiciones y qué parte será a fondo perdido.

Las familias fundadoras de Miquel y Costas se han convertido en el primer accionista de la compañía a base de reinvertir el dividendo. Es una historia sorprendente en bolsa...

La reinversión de dividendos no es más que creer en el proyecto que uno está construyendo. A ello se une la política de autocartera que llevamos a cabo desde hace 20 años y que consiste en comprar acciones cuando vemos oportunidad y después amortizar [actualmente su autocartera asciende al 6,94% tras aprobar en enero un plan de recompra del 2%]. El caso de Miquel y Costas es contrario a lo que ha pasado en el panorama nacional. Antes del año 1996, cuando la compañía cotizaba en corros, el control residía en las familias fundadoras que están ahora y distintos fondos financieros. A partir de la OPV, esos fondos salieron y entraron otros de small caps extranjeros. Desde entonces, la participación de las familias ha ido creciendo, entre la reinversión del dividendo y la amortización de la autocartera, y ha hecho que recuperen la compañía las familias fundadoras.

¿Cómo se reparte actualmente el capital?

Algo más de la mitad está controlado por el consejo y el resto es, en esencia, free float [capital libre], con inversores institucionales. Está la familia Mercader, con un 15% y otras dos familias fundadoras, cada una de las cuales cuenta con el 12% del capital aproximadamente.

Desde hace una década, Miquel y Costas se ha convertido en un valor clásico entre los fondos value nacionales. ¿Qué están viendo sus gestores en Miquel y Costas durante tanto tiempo? 

Siempre hemos comparado la rentabilidad que obtiene un accionista que acudiera a la OPV de 1996 con otras firmas similares que salieron por aquel entonces. Si nos comparamos con otras salidas a bolsa como Grifols, Inditex, Red Eléctrica o Enagás nos situamos en términos de rentabilidad para el accionista en el cuarto puesto. Hasta finales de 2019 hemos dado al accionista una rentabilidad anualizada superior al 11%.

Aumento de la industria del papel

El mercado del tabaco lleva años de capa caída. Aun así, sigue siendo el primer mercado para Miquel y Costas ya que supone el 65% de sus ventas, frente al 35% de papeles industriales. "Hace diez años estaba en el 75%. Si la comparativa se realizara en producción de toneladas el salto es mucho mayor, porque vendemos menos, pero a un precio más alto, gracias al valor añadido de nuestros productos. La producción industrial, en cambio, pesa aproximadamente ahora el 35%, cuando era el 15% hace diez años", reconoce Jordi Mercader durante la entrevista con elEconomista.

Pero no solo es la primera partida en facturación, también cuenta con márgenes mucho más elevados, del 31% frente al 18% de la parte industrial. ¿Cómo ve el futuro entonces de Miquel y Costas? "Seguimos con nuestro compromiso con el mundo del tabaco. No lo vamos a abandonar. Lo que tenemos claro es que no vamos a crecer en volúmenes, pero sí en valor. Aunque es cierto que donde vemos cada vez más oportunidades es en la parte de los productos industriales, tanto en volumen como en valor", reconoce.

Esos productos industriales van desde bolsas para el té, cápsulas de café o las bolsas de papel que se utilizan en las aspiradoras donde se han convertido "en el único productor occidental de ese tipo de papel. La otra gran línea de los productos industriales son los papeles para suelos laminados [u overlays], el equivalente al parquet sintético. En el año 2013 se incorporó otro greenfield potente, Terranova, donde incorporamos una nueva tecnología: el papel para las bolsas de té. Está en la parte alta de la pirámide de los papeles especiales. Es un papel con porosidad, porque debe filtrar con el agua, aguantar una temperatura a unos 100 grados y esa filtración debe ser homogénea. Hay muy pocos productores en el mundo capaces de fabricar ese papel. El 15% del té que se consume es en bolsitas en países desarrollados. Si los países en vías de desarrollo adoptan la pauta de las bolsas de té hay mucho más recorrido. Todo ello supone un 30% de las ventas. El 5% restante son los papeles de impresión delgados", concluye Mercader.

Un 10% en manos 'value'

Un 10% del capital de Miquel y Costas está controlado por fondos de inversión value, al menos, con porcentajes superiores al 3% que son públicos en la CNMV. Es el caso de las gestoras Alantra, EDM e Insinger de Beaufort, además de la familia Mayoral que cuenta con el 11,39% a través de su sociedad Indumentaria Pueri. No es una novedad, ya que la papelera catalana lleva años entre los primeros valores de los gestores valor del panorama nacional.

¿Cuál es la explicación? ¿Tiene que ver con que cotiza con un descuento del 40% sobre su PER medio histórico (en las 15 veces beneficio)? "Entiendo que sí, pero eso es algo que se lo debes preguntar a ellos. A los fondos value les encaja nuestro proyecto industrial de largo plazo. Tenemos un track record en los últimos 25 años basado en contar siempre al mercado nuestra previsión y no hacer un misleading [o incumplimiento de las estimaciones] a los inversores. Le damos muchas vueltas a las pocas previsiones que realizamos al cierre de cada trimestre para que el mercado sepa interpretar adecuadamente los resultados publicados. Nuestra apuesta es la de un crecimiento rentable y sostenible. Lograr una compañía más robusta para que si viene un catarro no llegue nunca a ser una pulmonía. Internamente nos gusta vernos como si fuéramos una commodity y estamos muy centrados en el control de costes", asegura Jordi Mercader.

La compañía cerró 2020 con una caja neta de 43,3 millones de euros, un 23% superior a 2019, a pesar de la pandemia. El último gran desembolso para Miquel y Costas fue la adquisición de Clariana en el año 2018, especializada en la fabricación de papeles industriales de colores, cuyo negocio sí se vio afectado por el Covid. Ahora, están a la espera de la reapertura de la restauración para la venta de pajitas de papel que sustituyan al plástico. "Es la primera compra inorgánica que hacemos en los últimos 20 años".

Su previsión es invertir 100 millones de euros en los próximos tres años, aunque esta partida podría llegar de los fondos europeos Next Generation, con lo que no implicaría una salida de caja.