Bolsa, mercados y cotizaciones
Los 'ojos' de Total se le van al gas natural y a las renovables
- La firma francesa recibe el mayor respaldo de los analistas para invertir
- Se prevé que el beneficio neto caiga a los 2.000 millones
- La compañía invierte en la explotación de gas natural en Mozambique
Xavier Martínez-Galiana
La mayor petrolera de Francia es la europea favorita de los analistas para invertir en el sector, si bien los beneficios parece que no se recuperarán hasta pasado 2022. En plena pandemia, la empresa se ajusta el cinturón y garantiza la liquidez. | Todo sobre el fondo asesorado por elEconomista, Tressis Cartera Eco30.
"El aumento abrupto de los precios del petróleo no llevaría a una puja sin control por el crudo, sino que aceleraría el cambio hacia otras fuentes de energía", escribió el científico Vaclav Smil -autor de cabecera de Bill Gates- en su libro sobre las tendencias y catástrofes para los próximos 50 años.
Que se lo digan a los saudíes, quienes cuando el petróleo alcanzó el récord de 40 dólares por barril en 1981, concluyeron que con unos precios altos el oro negro acabaría languideciendo bajo el desierto. En 2004, el Brent tocó los 146 dólares, el fracking despegó en EEUU y ahora la historia parece repetirse.
En este negocio viscoso de los combustibles fósiles, Total se mueve como pez en el agua. La compañía francesa -la cuarta más valiosa del Cac 40- salió a bolsa en el año maldito de 1929 y recordará bien 2020 después de perder 36.000 millones de euros de capitalización en la primera mitad del ejercicio (aunque Shell y BP todavía han perdido más).
Ante la oportunidad que se presenta, Total se incorpora al fondo Tressis Cartera Eco30, asesorado por elEconomista, recibiendo el mayor respaldo de los analistas que siguen al sector. Sólo ella y Repsol cuentan con una recomendación de comprar entre las grandes petroleras europeas. Eni, Equinor, OMV o las británicas BP y Shell tienen un consejo de mantener.
Sin embargo, este va a ser un año difícil para Total. En primer lugar, porque ganará 2.535 millones de euros (beneficio neto), según la cifra del consenso de mercado que recoge FactSet. Esto es un 78% menos de lo que se preveía a principios de enero (11.800 millones), antes de que la pandemia golpeará cada rincón del planeta.
No había ganado tan poco desde 1999 (unos 1.500 millones). Así, los analistas en su conjunto estiman que el beneficio disminuirá un 3% entre 2019 y 2022.
En mayo, durante la presentación de resultados del primer trimestre, la empresa gala dio a conocer su plan de acción para este año: las inversiones netas se reducen un 25% con respecto a lo que se preveía en febrero, límite en los 14.000 millones de dólares; se recortan los costes operacionales por algo más de 1.000 millones; y para ganar liquidez, la compañía presidida por Patrick Pouyanné emitió bonos en abril por 3.000 millones y consiguió 6.000 en líneas de crédito.
Con todo esto, los beneficios de Total cotizan en bolsa en las 15,1 veces para 2021, en sintonía con las 16,1 veces del sector en Europa, del que también forman parte Galp, Neste o Siemens Gamesa. Aun así, es cierto que la ratio es un 47% más elevada que el promedio de Total en la última década (10,2 veces).
La firma gala acaba de comprar una participación mayoritaria en una planta eólica en el Mar del Norte, parte de su estrategia para dedicar un 20% de sus inversiones a electricidad de bajas emisiones antes de 2030.
Sin embargo, según un informe reciente de Les Amis de la Terre, la asociación ecologista francesa acusa a Total de "sumir un poco más al planeta en la crisis climática" por explotar un megaproyecto de gas natural licuado en las costas de Mozambique.