Internacional

Theresa May hace su última oferta para el Brexit: unión aduanera, segundo referéndum y poder al Parlamento

  • May ofrece cesiones hasta ahora consideradas impensables
  • Incluye garantías para Irlanda, los trabajadores y el medio ambiente

Víctor Ventura

El resto está echado: bajo el lema de "Buscando un punto de acuerdo en el Parlamento", la primera ministra británica, Theresa May, presentó hoy una retahíla de propuestas para conseguir aprobar su acuerdo del Brexit. Tras tres derrotas, con una fecha de caducidad para su Gobierno de apenas unas semanas, y sin nada ya que perder, la primera ministra ha decidido tirar la toalla y ofrecer al Parlamento todas las concesiones posibles salvo permanecer en el mercado común y mantener la libertad de circulación. Todo lo demás, incluido el segundo referéndum y la unión aduanera, está sobre la mesa, y la semana del 3 de junio, cuando la Cámara de los Comunes votará el acuerdo, se dibuja ya como una fecha histórica.

Tras reconocer que "el Brexit es mucho más complicado de lo que esperaba", May ha admitido que no podrá ratificar el tratado de salida sin el apoyo de la oposición, por lo que aceptará muchas de sus propuestas pese a la ruptura de las negociaciones entre ambos. "Yo quería aprobar el acuerdo con los votos de los Conservadores y de los Unionistas Norirlandeses, pero está claro que no será posible", ha reconocido. Y para conseguirlo, la primera ministra ha puesto sobre la mesa una lista de concesiones que llamó "New Brexit Deal".

Las concesiones van de lo pequeño a lo políticamente gigantesco. May pondrá sobre la mesa la posibilidad de una unión aduanera hasta el final de la legislatura -anatema para su partido, aunque escasa para los laboristas- y de un segundo referéndum, y dejará que sean los diputados los que decidan, en una votación que se antoja tanto o más fundamental que la del acuerdo en sí. Si se aprueba, el Gobierno pondrá en marcha inmediatamente la organización del proceso electoral, prometió, en una decisión que puede llevar su Ejecutivo al estallido.

A los laboristas también les ofrece garantías en dos de los sectores que más les preocupan. El acuerdo incluirá la obligación legal de que los derechos de los trabajadores británicos y las regulaciones medioambientales sean "iguales o mejores" que las europeas, para evitar una 'carrera hacia el fondo' de desregulación una vez fuera del control de Bruselas.

A los norirlandeses, por su parte, les promete que el Gobierno pondrá en marcha mecanismos para hallar "soluciones alternativas" a una frontera entre Irlanda y el Norte. Y, si no llegan a tiempo y es necesario activar la "salvaguarda", May transferirá competencias a Belfast para que el parlamento regional pueda vetar cualquier cambio de regulaciones que separe jurídicamente a Inglaterra, Gales y Escocia de Irlanda del Norte.

La única línea roja que May ha mantenido infranqueable es su deseo de abandonar el Mercado Común y poner fin a la libertad de circulación entre ciudadanos británicos y europeos. Pero todo lo demás se incluirá, prometió, en la Ley de Salida de la UE y en la Declaración Política del acuerdo firmado con Bruselas, que pedirá modificar, como ya ofreció el negociador jefe europeo, Michel Barnier.

"La última oportunidad"

"Si no aprobamos este acuerdo ahora, abriremos la puerta a una pesadilla de polarización que consumirá la política del país", advirtió May. Y recordó a los suyos que la alternativa a este plan es "unas elecciones o un segundo referéndum", dos opciones que los 'tories' temen profundamente.

Pero el gran problema de la primera ministra es que su promesa de poner fin a su etapa y dar comienzo al proceso de primarias en cuanto se vote el acuerdo del Brexit le ha dejado en una posición muy débil ante los más radicales de su partido, que luchan por ver quién es el más intransigente sobre el Brexit para frenar la gigantesca fuga de votos al partido del eurófobo Nigel Farage que sufren en las encuestas. Más de una decena de diputados conservadores reaccionaron inmediatamente anunciando que retirarían su apoyo al acuerdo.

La clave, así, parece que va a estar en lo que haga la oposición laborista. Pero estos también se encuentran en una posición muy débil, ya que las encuestas les muestran perdiendo una enorme cantidad de votos hacia los partidos abiertamente proeuropeos, como los Liberal-Demócratas o los Verdes. Los resultados de las elecciones europeas, que los británicos votan este mismo jueves, y las reacciones de los dos principales partidos pueden marcar el futuro del Reino Unido para las próximas décadas.