Infraestructuras y Servicios

Juan Miguel Villar Mir: una vida dedicada a la universidad, la política y la empresa

  • El fundador de GVM y OHL, fallecido este sábado emerge como figura clave en la España en los últimos 60 años
Juan Miguel Villar Mir.

Javier Mesones

Alejado de la escena pública desde hace años, Juan Miguel Villar Mir falleció este sábado a los 92 años de edad. Su figura emerge como una de las más influyentes de España en las esferas política, social y empresarial en los últimos 60 años.

En una de sus últimas apariciones, en 2019, durante la presentación de la biografía que el escritor Antonio Papell le escribió, Villar Mir, personalidad universal, el fundador de Grupo Villar Mir (GVM) y la constructora OHL deslizó algunos de los principios que trató de aplicar a lo largo de su vida personal y profesional. En esta última, subrayó entre todas "la mentalidad de espíritu de superación". Una evidencia en su trayectoria. Porque Villar Mir culminó casi todas las metas que se propuso, y no fueron pocas. La excepción fue la de alcanzar la presidencia del Real Madrid -su mayor pasión-, a la que aspiró sin éxito en dos ocasiones (en 1995 perdió ante Ramón Mendoza, que le nombró posteriormente vicepresidente del club blanco, y en 2006, de la mano del piloto Carlos Sainz, ante Ramón Calderón).

Villar Mir fue académico, ingeniero, abogado, político y empresario e incluso su amigo, el rey Juan Carlos I, le convirtió en noble en 2011 cuando le concedió el título de Marqués de Villar Mir. Nacido el 20 de septiembre de 1931, sobresalió ya desde niño, cuando fue el primero de su promoción en el prestigioso Colegio del Pilar, donde estudió a pesar de que sus orígenes eran más humildes que los de muchos de sus compañeros de pupitre.

Hijo de un militar y una pianista, Villar Mir nació, como él mismo explicó, "en una familia de clase media profesional sin antecedentes empresariales ni fortuna, pero sí con unos valores fuertemente grabados". De sus padres heredó "el más profundo sentido de honradez, seriedad, respeto a la palabra dada y amor al trabajo y a España". Terminado el Bachillerato, decidió estudiar la carrera que entonces se consideraba "la más difícil", Ingeniería de Caminos, de la que también fue el número uno de su promoción y que sacó a la vez que la de Derecho.

Villar Mir nunca se alejó de la universidad y fue dos veces catedrático por oposición de la Universidad Politécnica de Madrid, donde fue profesor de varias generaciones de ingenieros que, como él, han ayudado a expandir la marca España como referencia en el desarrollo de infraestructuras por todo el mundo. Asimismo, perteneció a cuatro Reales Academias, siendo Académico de Número de la de Ciencias Morales y Políticas y la de Ingeniería. Llegó también a presidir a principios de este siglo el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, del que es colegiado de honor, al igual que en el de Agrónomos y en el Instituto de la Ingeniería de España.

En 1958 Villar Mir, de profundas creencias religiosas, contrajo matrimonio con Silvia de Fuentes, con la que tuvo tres hijos: Juan, Silvia y Álvaro. A su prolija trayectoria siempre atribuyó un papel esencial a la familia. "La suerte más importante que se puede tener en la vida es acertar con el matrimonio, y yo acerté con Silvia", señaló hace cinco años, dotando a aquella decisión la "necesaria estabilidad emocional" que siempre trató de trasladar a todos los ámbitos de su vida, primero desde el servicio público y después en el privado. "Es fundamental para ser felices y tener satisfacción espiritual servir a los demás y hacer felices a los demás", afirmó.

Villar Mir inició su andadura como empresario ya con 55 años, cuando muchos otros encaran la recta final de sus vidas laborales. Pero en su trayectoria previa ya sobresalían hitos significativos tanto en el ámbito directivo, como en el de la política, la Administración y la Universidad. A los 36 años ya presidía, a petición de los tres mayores bancos del momento (Banesto, Hispano y Central) Hidro-Nitro Española, a la que salvó de la suspensión de pagos, y a los 38 años asumió, a instancias de Bilbao, Vizcaya y Urquijo, la presidencia de Altos Hornos de Vizcaya, en aquel momento el mayor grupo industrial de España.

Una fulgurante carrera, sustentada en su brillantez académica e intelectual, que le llevó, con 44 años, hasta la vicepresidencia del Gobierno para Asuntos Económicos y la cartera del Ministerio de Hacienda, entre diciembre de 1975 y julio de 1976, en el primer Gobierno de la Monarquía de Juan Carlos I, con Carlos Arias Navarro como presidente. Antes también había ocupado distintas responsabilidades en la Administración franquista, accediendo en 1967 a la presidencia del Fondo Nacional de Protección del Trabajo.

No fue hasta ya bien entrada la década de los 80 cuando Villar Mir se embarcó en la tarea que más notoriedad le concedió. En 1987 se aventuró al mundo empresarial con la compra de Inmobiliaria Espacio y Obrascón. Fue el origen del imperio que levantó en las tres décadas posteriores, distinguido por la compra de empresas en dificultades para reflotarlas.

Desde su fundación se fueron incorporando al bautizado como Grupo Villar Mir (GVM) empresas de diferentes sectores (inmobiliario, electrometalurgia, producción y comercialización de energía eléctrica, fertilizantes, construcción, concesiones y servicios...), tanto en España como en el extranjero. La lista de compañías o participaciones adquiridas recoge enseñas como FerroAtlántica, Fesa/Fertiberia, Cuarzos Industriales, Hidro Nitro Española. Sefanitro, Elsan, Sato, Huarte, Laín, Pacadar, Ferroven, Ramsa, Pechiney Électrométallurgie, Fertial, Adubos, Céntrica, Novo AP, Fercampo, Sam Quarz, Abertis, Colonial, Banco Santander o Canalejas.

Con los grandes grupos

GVM llegó a elevarse como uno de los mayores emporios empresariales de España tras superar la crisis financiera de 2008 y Villar Mir alcanzó en 2017 el top 5 de fortunas españolas de la lista Forbes. El grupo contabilizó más de 30.000 empleados en 35 países y facturar más de 6.400 millones de euros al año.

Su buque insignia siempre fue la constructora OHL, fruto de la unión de Obrascón, Huarte y Laín, tres compañías que Villar Mir adquirió por una peseta cada una. Llegó a capitalizar en bolsa más de 3.000 millones de euros. Fue, sin duda, la empresa que le elevó a los altares del empresariado español e internacional. Porque la joven OHL se codeó con los mayores grupos constructores españoles, los de Florentino Pérez (ACS) y las familias Entrecanales (Acciona), Del Pino (Ferrovial) o Koplowitz (FCC).

Tal era su poder económico que fue propietario de una de las Cuatro Torres de Madrid y se convirtió en accionista relevante de la operadora de autopistas Abertis o de la inmobiliaria Colonial. Incluso Villar Mir emergió como uno de los mayores inversores particulares del Santander, en cuyo consejo se sentó como independiente al lado de su amigo Emilio Botín.

También transformó Fertiberia en una referencia en fertilizantes y rigió un gigante industrial como Ferroatlantica, con la que dio el salto al Nasdaq estadounidense tras fusionarla con la norteamericana Globe y crear así Ferroglobe, el principal activo que permanece hoy en el 'holding' de los Villar Mir.

Sin embargo, OHL, su 'niña bonita', también fue la que más disgustos le dio. A partir de 2015, los problemas reputacionales en México, la excesiva deuda y fallidos contratos en el extranjero provocaron una tormenta perfecta que alcanzó a GVM. Sucesivamente tuvo que desprenderse de Fertiberia, Torre Espacio, Abertis, Colonial e, incluso, de algunas de sus obras de arte.

En 2020, Villar Mir, que cuatro años antes había cedido el mando ejecutivo a su primogénito, Juan Villar-Mir de Fuentes, tuvo que rendirse a la evidencia (la deuda) y dejó de ser el mayor accionista de OHL en favor de los mexicanos Luis y Mauricio Amodio, que la rebautizaron como OHLA. En 2023, vendió su último 7% al fondo Tyrus, que años atrás se había hecho con la deuda del holding familiar. A las dificultades empresariales, Villar Mir añadió en los últimos años acusaciones en diversas casos de corrupción política, sobre todo vinculados al Partido Popular, sin que nunca recibiera condena alguna.