Infraestructuras y Servicios

Acciona, FCC y Ferrovial se alían para el 'AVE' de Portugal por 2.000 millones

  • Cinco consorcios presentarán ofertas en junio para el primer tramo entre Oporto y Aveiro 
  • Azvi, Webuild y Ascendi, OHLA y Comsa, Mota y Teixeira y Sacyr compiten por el proyecto
  • Fondos como John Laing y TIIC entran en consorcios y otros como Aberdeen buscan socios
Imagen de Oporto.

Javier Mesones

El Gobierno de Portugal ha lanzado uno de los mayores proyectos de infraestructuras que hay en ciernes en Europa y las constructoras españolas han armado potentes consorcios para tratar de salir victoriosas. Con un presupuesto de casi 2.000 millones de euros, la licitación para el diseño, construcción, financiación y posterior explotación y mantenimiento del primer tramo, entre Oporto y Aveiro (Oiã), de la línea de alta velocidad ferroviaria Lisboa-Oporto, instrumentada a través de un contrato de asociación pública-privada, ha atraído a, al menos, cinco alianzas y en cuatro hay presencia española.

De acuerdo con fuentes del mercado conocedoras, Acciona, FCC y Ferrovial han unido fuerzas en un consorcio en el que aún podrían incorporar a algún grupo portugués o fondo de inversión. Mientras, la andaluza Azvi ha acordado aliarse con la constructora italiana Webuild -antigua Salini Impregilo-, el fondo británico John Laing y tres firmas lusas, el operador de carreteras Ascendi, propiedad del fondo galo Ardian, la ingeniería Tecnovia y el fondo TIIC.

Portugal ha dividido en tres fases el desarrollo de la línea de alta velocidad entre Oporto y Lisboa, cuyo presupuesto total se eleva a 8.000 millones de euros, 3.000 millones más que el cálculo inicial

OHLA, por su parte, ha formado equipo con la catalana Comsa y con las empresas francesas NGE y TSO, especializada en el mantenimiento y construcción de todo tipo de ferrocarriles. La cuarta UTE (unión temporal de empresas) con acento español es la liderada por Sacyr, que cuenta en Portugal con dos filiales de relieve en el sector de la construcción, Somague y Neopul. La compañía que preside Manuel Manrique se ha unido a las portuguesas DST (Domingos da Silva Teixeira) y ACA (Alberto Couto Alves) Engenharia & Construção.

Estos cuatro consorcios confrontarán con el que en las quinielas del sector emerge como favorito, encabezado por las dos mayores constructoras de Portugal, Mota-Engil y Teixeira Duarte. Como socios tienen a las también lusas Casais, Conduril, Gabriel Couto y Alves Ribeiro.

Las empresas españolas buscarán hacer valer su vasta trayectoria como constructores de líneas de alta velocidad en España, el segundo país del mundo con más kilómetros tras China, y a nivel internacional, con proyectos tan emblemáticos como el tren Haramain entre Medina y La Meca, en Arabia Saudí.

Inicialmente, el mayor grupo de construcción español, ACS, ha descartado participar en la licitación, según señalan fuentes del mercado.

25 años de concesión

El contrato para el primer tramo de la alta velocidad en Portugal contempla un plazo de 30 años, cinco para construcción y 25 para el mantenimiento de la plataforma. La concesión se articula a través de un pago por disponibilidad. El modelo elegido ha atraído a varios fondos de inversión en infraestructuras. Además de los citados John Laing y TIIC, hay otros como el británico Aberdeen que analizan opciones para sumarse a algún consorcio y participar así en la financiación del proyecto. La empresa pública Infraestructuras de Portugal (IP) ha fijado de plazo hasta el 13 de junio para que los consorcios presenten sus ofertas.

La licitación deja fuera los contratos para el material rodante, nicho en el que podrían participar en el futuro las españolas Talgo y CAF, y la operación de los trenes, en la que Renfe también podría interesarse.

Portugal ha dividido en tres fases el desarrollo de la línea de alta velocidad entre Oporto y Lisboa, cuyo presupuesto total se eleva a 8.000 millones de euros, 3.000 millones más que el cálculo inicial. El objetivo final es extender la infraestructura hasta Vigo y conectar así Portugal con Galicia.
La nueva línea de alta velocidad, con una longitud de cerca de 300 kilómetros, permitirá conectar las dos principales ciudades del país en una hora y 15 minutos, rebajando a menos de la mitad el tiempo que se tarda con la línea ferroviaria actual (2 horas y 49 minutos).

Las dos primeras fases se ejecutarán a través de tres contratos de colaboración público-privada. La primera contempla dos licitaciones: la relativa al tramo entre Oporto y Aveiro, con un presupuesto de 1.978 millones de euros -en septiembre pasado el propio Gobierno luso había estimado 1.650 millones-, y el tramo entre Aveiro y Soure, con una inversión prevista de 1.751 millones -antes eran 1.300 millones-. Este segundo contrato se proyecta licitar este año y es de esperar que pujen los mismos consorcios. En conjunto, los dos contratos, por tanto, rebasan los 3.700 millones.

Para la financiación del tramo entre Oporto y Aveiro, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) ha comprometido inicialmente 625 millones de euros. El Gobierno portugués ha solicitado, además, 480 millones de los fondos europeos y el Estado aportará, asimismo, 150 millones del Presupuesto. El resto, hasta llegar a los 1.978 millones, aproximadamente 723 millones corresponderían a la iniciativa privada.

Reducción de tiempo de viaje

El tramo entre Oporto y Oiã tendrá una longitud de 71 kilómetros, con 11,6 kilómetros de túneles, 9,5 kilómetros de puentes y 2,8 kilómetros de viaductos. El calendario oficial señala que el inicio de los trabajos tendrá lugar en los primeros meses de 2025 y la infraestructura estará concluida en 2030. Mientras, el trazado entre Aveiro y Soure arrancará también en 2025 y finalizará a finales de 2030. De los 1.751 millones de inversión prevista, los fondos europeos financiarán 249 millones. Esta primera fase reducirá el tiempo de trayecto desde Oporto hasta Lisboa a una hora y 59 minutos.

La segunda fase abarca el contrato entre Soure y Carregado, cuyo concurso verá la luz en 2026 y su ejecución se extenderá de 2027 a 2032. Con ello se recortará el tiempo a una hora y 19 minutos.

Por último, la tercera fase, entre Carregado y Lisboa, sin calendario oficial, propiciará que el viaje se limite a una hora y 15 minutos. La conexión entre Oporto y Vigo por alta velocidad en 50 minutos está sobre la mesa del Ejecutivo luso y de la Comisión Europea, pero por ahora tendrá que esperar.