Televisión

¿Y si Ábalos, Cerdán y Koldo presentaran este lunes La familia de la trola y respondieran a las preguntas de Broncano: cuánto dinero y sexo?

La Familia de la Trola: Cerdán, Ábalos y Koldo

Pedro Sánchez decidió tras el terremoto pasar una noche toledana en el refugio presidencial de Quintos de Mora, donde los campos lo miran con más confianza que su propio electorado. Allí, entre matorrales y confidencias, el presidente ha reflexionado y buscado soluciones tras asimilar que su segundo secretario de Organización del PSOE también venía con mácula: Santos Cerdán, alias "el pequeño". Antes fue Ábalos, el Barriguitas, el primero en besar la lona de la dignidad pública. El mote que figura en las grabaciones de la depravación debe ser, no por su aspecto orondo, ni mucho menos por su ternura, sino por su capacidad de esconder sobres y contratos opacos bajo el abrigo de la lealtad institucional.

Mientras tanto, el país entero contempla cómo el presidente, en vez de asumir responsabilidades, se maquilla con lágrimas de cocodrilo y un corrector de pómulos con cobertura total. La puesta en escena tenía algo de Sálvame Deluxe: lágrimas contenidas, música triste y una declaración final tan solemne como hueca. Pedro, el estoico en campaña y el indignado de salón en la derrota, ahora juega a ser víctima de su propio casting. "No me di cuenta", susurra el guion, "me traicionaron". Dos veces. Menuda gente la banda del Peugeot. El caso es que los tres mosqueteros de la moral socialista —Ábalos, Cerdán y Koldo— ya están listos para hacer un último servicio a su D'artagnan, para que al menos no tenga que cerrarle a su José Pablo López La Familia de la Tele, que podría rebautizarse como La Familia de la Trola.

Parece que coincide el momento terrible de Pedro Sánchez con el momento terrible de La familia de la Tele. Y dicen los buenos asesores políticos que no hay como buscar una solución a partir de dos problemas. Si Koldo, Cerdán y Ábalos a partir de este lunes, en un último acto de sacrificio personal por la causa, presentaran el magacín en lugar de Belén Esteban y María Patiño, al menos podrían levantar las audiencias del gran proyecto de José Pablo López, el presidente de RTVE elegido por ese especialista en castings llamado Pedro Sánchez. Imagino al cerebro que ideó la estrategia de llevarse a TVE los guiñoles descartados por Mediaset, argumentando a favor de esta gran idea que proponemos: "¿Qué puede salir mal?"

Sin duda, una buena parte de los espectadores resistiríamos allí, aunque fuera sólo para observar semejante escena: nos quedaríamos ahí mirando a ver qué eran capaces de decir aunque solo reprodujeran de la manera más chabacana sus conversaciones, las que ha oído todo el mundo: que las repitieran sentados en ese sofá de TVE, representando una obra como las que hace medio siglo nos ofrecían los payasos de la tele con el señor Chinarro. Y por la noche, sentarlos a los tres con Broncano, con sus cuentas corrientes y sus cifras sexuales. Un pelotazo (de audiencia) que ríete de la final de Eurovisión.

La idea es poner a Koldo, Cerdán y Ábalos, con su camiseta impresentable, al frente del magacín de La 1 para salvarlo: salvar al Sálvame con un último sacrificio: debutar en su nuevo papel estelar. No como ministros, no como asesores, sino como presentadores de La familia de la trola, el último intento de RTVE por recuperar audiencia a golpe de chanchullo. La idea es que ocupen desde este lunes el sofá que antes fue de María Patiño y Belén Esteban, pero con una escenografía más institucional: atriles reciclados del Congreso, focos con forma de linterna judicial y efectos especiales traídos directamente del juzgado de guardia.

Ábalos, con su camiseta asquerosa de exministro en paro y mirada de spin doctor caído, sería gracias a su experiencia en la tele con Risto Mejide el encargado de las entrevistas íntimas. Cerdán, que ya ha demostrado que el disimulo también se entrena, hará la sección de economía casera: "Cómo forrarse sin que se note". Y Koldo, ese gigantón difícil de definir salvo por su historial de tramas, puede elegir entre partir unos troncos, levantar una piedras o quizás explicar a los espectadores el código ético del PSOE sin reírse y sin compararlo con el de Telecinco. La programación es clara: lunes, confesiones a cámara lenta. Martes, reconstrucción de llamadas. Miércoles, tertulia con abogados. Jueves, karaoke con fondos europeos. Y el viernes, afterwork con sobres. Todo, por supuesto, con rótulos del tipo "Exclusiva: el WhatsApp que hundió a medio partido" y Broncano con el bombo para marcar el paso; y por la noche, después del Telediario, preguntándoles cuánto sexo han disfrutado y cuánto dinero tienen en el banco (o dónde sea). Así que ya lo saben: a partir de este lunes, después del Telediario, no se pierdan La familia de la trola. Porque la audiencia de La 1 va mejor desde que escuchamos las cosas que se dicen estos chorizos y porque la política española, cuando no gobierna, al menos entretiene.

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