La palabra "desprecia" es "muy fea" nos dice una antigua presentadora de TVE "y más cuando Jordi González no dice ni mu" de su compañera de TVE ni de su cadena, la última en la que estaba, la que le fichó para presentar Lazos de Sangre, la que le pagaba una fortuna por hacer DCorazón (más que a Anne), la que le recuperó después de la pifia histórica de La Plaza. Jordi no menciona en TV3 ni a Anne ni a su programa. Pero el refranero dice que "No hay mayor desprecio que no hacer aprecio". Jordi es libre de elegir dónde hablar, de ir a dónde quiera. Y nosotros de opinar que está despreciando a sus ex compañeros. Dar una entrevista en televisión y no hacerlo en su programa, con su compañera, es despreciarla a ella y al programa. Y a José Pablo López, que no marca buenas audiencias con el corazón. A l mejor le había venido bien a La Familia de la Tele el exclusivón. Y ésa es nuestra opinión y de ahí nuestro titular. La cuestión es que Jordi Gozález ha reaparecido eligiendo el programa Col·lapse, de Ricard Ustrell en TV3, como el escenario para conceder su primera entrevista televisiva tras el grave episodio de salud que vivió en Colombia, noticia adelantada por este digital. El veterano comunicador, cuyo último trabajo fue en TVE, no ha querido dar su entrevista a su compañera Anne Igartiburu, en DCorazón. Ni a sus antiguos empleadores (La Fábrica de la Tele). Jordi rompió su silencio en Semana, donde (¿cobrando?) confirmó nuestra primicia sobre su salud y todo su calvario, y ahora en su reaparición en pantalla, confirma de nuevo cada uno de los estremecedores detalles avanzados por Informalia hace meses. Y lo hace, además, en un gesto que es un claro desdén hacia la cadena pública nacional que le daba trabajo antes de su baja: eligiendo otro destino, otra cadena.
Esta entrevista marca un antes y un después en su trayectoria. No solo porque ha hablado por primera vez (en televisión) de su experiencia al borde de la muerte, sino también porque ha puesto en evidencia su desencanto con TVE y su apuesta clara por otros modelos de comunicación, más cercanos, más humanos, y quizás también más libres. Así, Col·lapse no solo ha sido el lugar donde Jordi ha contado su verdad, sino también donde ha dejado abierta la puerta a su nueva etapa profesional. Una etapa en la que, como ha demostrado, no todos los escenarios valen, y donde el compromiso personal pesa más que los ceros en una oferta.
"No me han pagado ni un euro por estar aquí. Me ofrecieron 30.000 euros por contar esto en una cadena privada, pero dije que ya me había comprometido con Col·lapse. La duda ofende", dijo Jordi con ironía, subrayando que su presencia en el programa catalán fue por compromiso personal y no por dinero. Ricard Ustrell bromeó con que, al menos, se llevaría una taza como "caché", a lo que González respondió con una sonrisa: "Sí, me llevo otra taza". No ha dicho si Semana le pagó.

Más allá de la anécdota económica, el presentador catalán confirmó lo que desvelamos en primicia el pasado mes de febrero: que había estado al borde de la muerte a causa de una bacteria ambiental que contrajo durante unas vacaciones en Medellín. "Salí de casa por la mañana y al volver me faltaba el aire. Me senté en un jardín porque no podía respirar. Llamé al médico y ya no recuerdo nada más hasta muchas semanas después", relató visiblemente emocionado. Estuvo dos meses en la UCI, fue sometido a una traqueotomía y pasó por un coma inducido del que tardó más de una semana en despertar. "Me explican que no bajaba de 40 de fiebre, que no oxigenaba y que me indujeron el coma para ganar tiempo mientras el antibiótico hacía efecto. Cuando desperté, era 3 de marzo. Yo me puse mal un jueves y me levanté un sábado… dos meses después", contó con crudeza.
"Yo vivo de comunicar, y cuando me dijeron que tenía una traqueotomía, lo primero que pensé fue en eso"
Aseguró que lo que más miedo le dio fue perder la voz. "Yo vivo de comunicar, y cuando me dijeron que tenía una traqueotomía, lo primero que pensé fue en eso. Gracias a Dios, no la he perdido. Pero fue una experiencia brutal que no le deseo a nadie". Durante la charla, Ricard Ustrell reveló que González había rechazado ofertas muy lucrativas por contar su historia en otras cadenas, y que había preferido hacerlo gratuitamente en la televisión pública catalana. Este gesto ha sido interpretado como una declaración de intenciones. De hecho, Jordi fue tajante: "TVE no me lo pidió. Nunca me han ofrecido trabajar en prensa, y eso que me encanta comunicar. Pero ahora solo quiero hacer lo que me apetezca, cosas de autor, que tengan sentido para mí".
Esta reflexión ha dado alas a las especulaciones sobre su posible incorporación a TV3 como relevo de Ustrell en Col·lapse, especialmente después de que el propio Ustrell anunciara que no continuará al frente del programa en caso de que haya nueva temporada. Jordi no confirmó ni desmintió nada, pero dejó entrever que hay algo en marcha: "Tengo un proyecto muy chulo para septiembre. No sé si saldrá o no. Me han dicho que no hable… y no puedo hablar. Pero si algún día puedo contarlo, lo haré aquí".
El éxito de audiencia del programa no se hizo esperar. Col·lapse alcanzó su tercera mejor cuota de pantalla de la temporada con un 17,5 % y más de 200.000 espectadores, convirtiéndose en líder en Cataluña. A nivel nacional, La Voz Kids lideró con un 14,3 %, mientras que Jorge Javier Vázquez sufrió una dura noche con Hay una cosa que te quiero decir. Durante la entrevista, González también habló de su recuperación, tanto física como emocional. A pesar del calvario, mantiene el sentido del humor y una lucidez envidiable. "Lo pasé tan mal que prefiero no saber todo lo que ocurrió para no soñarlo. Me cuentan que mi presión arterial estaba por los suelos, que no oxigenaba. Me trajeron a Madrid en un avión medicalizado, con sondas por todas partes. Aquí me quitaron la traqueotomía".
"Me encontraron en el pulmón una especie de esponja seca. Era un resto fosilizado por haber fumado durante muchos años"
El presentador aprovechó para lanzar un mensaje contundente sobre las secuelas del tabaquismo. "Me encontraron en el pulmón una especie de esponja seca. Era un resto fosilizado por haber fumado durante muchos años. Aunque dejé el tabaco hace dos décadas, mi cuerpo aún guardaba ese recuerdo. Me lo quitaron, y eso también me salvó". En uno de los momentos más personales de la entrevista, Jordi se refirió a su familia y al hermetismo con el que llevó su enfermedad. "Algunos familiares se estarán enterando ahora, con este programa, de que estuve más allá que aquí durante semanas. No quería alarmar a nadie. Fue un año horrible, además con mudanza incluida. Pero ahora estoy bien". Incluso se permitió bromear con su muerte futura: "Yo moriré a los 78 años, durmiendo en un avión, yendo o volviendo de América. Lo sé desde que tengo 14 años. Cuando eso pase, quiero que en Col·lapse suene 'Always on My Mind', de Elvis Presley". Aunque su futuro inmediato aún es incierto, lo que sí ha quedado claro es que Jordi González no está dispuesto a seguir atado a compromisos que no le llenen. "Ahora solo haré lo que me apetezca. Me gustaría volver a hacer radio, algo más de autor, más personal. Tratar actualidad con otro enfoque. Pero sin imposiciones".