El programa Todo es mentira ha alcanzado un hito importante en la televisión española. Con seis años al aire y 1.500 emisiones, el espacio de humor y actualidad de Cuatro promedia su mejor audiencia histórica, con 600.000 espectadores diarios y un 7% de cuota de pantalla. Risto Mejide, uno de los rostros más reconocidos del panorama televisivo, reflexiona sobre el éxito del programa y los retos de abordar temas complejos en una sociedad saturada de información, bulos y polarización.
En entrevista con La Vanguardia, Mejide califica a Todo es mentira como "el proyecto profesional de mayor éxito" de su carrera, destacando además que su productora, Vodevil, ha asumido este año la realización del programa: "Es un orgullo que una productora con apenas siete meses de vida esté entre las diez con más horas emitidas en televisión".
La evolución de un programa "vivo"
Para Mejide, la clave del éxito de Todo es mentira radica en su capacidad de adaptación: "El primer programa no se parece en nada al último. Un programa es un ente vivo. Desde el principio teníamos la semilla, pero la hemos cuidado y hecho crecer, y ahora empezamos a recoger los frutos".

Desde su estreno en 2019, el espacio se ha consolidado como un referente en el análisis de la actualidad, especialmente en la lucha contra las fake news. "Hace seis años no estábamos tan concienciados con los bulos. Ahora, con la inteligencia artificial, discernir entre la verdad y la manipulación es cada vez más difícil", explica Mejide, quien asegura que el público ha confiado en ellos para "escuchar enfoques y análisis variados".

Ecuanimidad, independencia y humor
Uno de los mayores logros del programa, según Mejide, es su compromiso con la ecuanimidad: "Repartimos igual con la izquierda que con la derecha. Por eso vienen tanto Esperanza Aguirre como Irene Montero. En nuestro programa nadie está en una trinchera". Sin embargo, esa independencia tiene su precio: "En redes sociales, un día te llaman facha y al siguiente comunista. Todo depende de la actualidad y de a quién te toque criticar. Pero eso demuestra que no somos partidistas". El humor, aunque es una herramienta poderosa, también supone un desafío cuando la actualidad está marcada por tragedias como la guerra en Ucrania o la pandemia: "Hacer humor con estos temas es muy complicado. Por eso agradezco a la cadena la paciencia que ha tenido con nosotros para seguir apostando por el programa".
Mejide aborda con preocupación el auge de las fake news y la desaparición de figuras verificadoras en plataformas como Instagram, Facebook y X (antes Twitter). Para el presentador, cualquier simulacro de libertad es peligroso: "Si un verificador trabaja para quien dice garantizar la libertad total, ¿qué libertad es esa realmente? Prefiero una situación honesta y transparente a un simulacro, porque eso puede ser incluso más peligroso que la censura directa".
Según Risto, combatir los bulos no es sencillo: "La verdad está llena de matices, y explicarla requiere tiempo y conocimiento. Mientras tanto, las mentiras triunfan porque son explicaciones simples a problemas complejos. Son más virales porque la gente las entiende rápido y no tiene tiempo para profundizar".
A lo largo de seis años, uno de los pilares de Todo es mentira ha sido la búsqueda de la honestidad: "Podemos equivocarnos, pero nunca engañamos. Nuestro público sabe que creemos en lo que decimos. Además, al ser un programa diario, siempre tenemos la oportunidad de rectificar al día siguiente". Con el respaldo de una audiencia cada vez más fiel, Risto Mejide celebra el camino recorrido por el programa y mira al futuro con optimismo. "Algo estaremos haciendo bien cuando, en tiempos de tanta polarización, la gente sigue eligiéndonos para informarse, reflexionar y, por qué no, reírse de la actualidad".