Televisión

Sonsoles Ónega: "Me manejo fatal con el dato bueno porque luego resulta más complejo mantenerse"

  • "El éxito también deja un parte de lesiones brutal: primero con una misma y luego, con los demás"
  • "Yo no soy amiga de una Reina sino de la periodista que conocí en CNN y que me ha ayudado cuando la he necesitado", dice sobre doña Letizia 

Cierra temporada por todo lo alto y es que los datos le han dado un sinfín de alegrías en un año que ha resultado más que intenso y del que apenas ha podido reposar todo lo logrado. Sonsoles Ónega no sólo se ha quedado con la audiencia de la tarde sino que ha tenido que compaginar su programa diario en Antena3 con el éxito de su novela Las hijas de la criada, último Premio Planeta, con lo que eso implica de promoción.

A un día de sus vacaciones nos citamos en la sala de reuniones de la redacción de Y ahora Sonsoles, donde pasa muchas horas antes de enfrentarse al directo. Como es habitual en ella, llega después de hacer varias gestiones en esa batalla particular que mantiene con el tiempo. Para descansar, para ocuparse de los suyos, para hacer recados, para documentarse, para reunirse, para estudiar… Le faltan horas al día, pero tal vez ese acelere natural sea lo que más guste de ella. Su ritmo y su manera de contar y conversar. En el fondo nos hace gracia hablar con la grabadora en nuestro papel de entrevistadora y entrevistada. Pero ya dijo alguien que lo cortés no quita lo valiente.

Se puede decir que se va de vacaciones con los deberes hechos. Menuda temporada de éxito deja.

SO: La verdad es que ya empezamos muy bien pero nunca sabes lo que puede pasar. Cuando arrancamos se dijo que la tarde era donde había más competencia con tantos formatos, tanto en Telecinco como en La Sexta, o con la ficción de TVE que es buenísima… hemos acabado la temporada como no habíamos planeado, ya que nunca hay un plan claro para el triunfo pero estaba claro que era el objetivo.

Se va una semana con buenísimos de líder absoluta.

SO: Te confieso que me manejo fatal en el dato bueno porque luego resulta más complejo mantenerse. Pero pasa con la vida en general. Es difícil mantener un matrimonio, una educación rigurosa, un nivel de venta de libros, conseguir exclusivas… Seguir en ese nivel tiene su parte compleja.

¿Cómo lo gestiona cuando las cosas no salen tan bien?

SO: Lo bueno es que por la noche se me olvida todo y al día siguiente comienzo de cero. Lógicamente a todo el equipo nos condiciona el dato de audiencia pero te aseguro que lo importante es acabar satisfecha con el programa que haces. Si encima acompaña el dato pues mucho mejor pero lo bueno de tener un programa diario es que te permite corregir sobre la marcha y por eso estamos muy pendientes de ese pulso donde la audiencia es un termómetro. Sabemos donde profundizar, corregir o ser más eficaces a la hora de contar las historias. Esa es la virtud del diario y más para mí al ser tan impaciente. Es un rasgo de mi carácter que en Antena3 he tenido que aprender a domesticar al ser una cadena más estratégica y reflexiva con una cultura empresarial diferente a la que había mamado.

Por lo que dice ha tenido que desarrollar la paciencia.

SO: Sí, he aprendido a domesticarla y reconozco que está bien porque soy demasiado impetuosa y seguro que me equivoco cuando tomo decisiones muy rápido. Los cambios requieren una reflexión y hoy me obligo a hacerlo y me parece muy bueno por eso digo que este año ha sido todo un master de televisión.

¿Recuerda un momento especial en esta temporada?

SO: He disfrutado mucho con los testimonios de la gente común y sus historias que no salen en la prensa y que me sobrecogen. Creo que cada tarde ha tenido su algo y no recuerda ni una sola tarde átona que me haya aburrido. Puede que lo más emocionante sea la comunión con la gente, con el público del plató que son también protagonistas del programa como la famosa Piedad. La pobre un día se desmayó, vomitó sin tiempo a evacuarla y fue un susto horrible. Desde entonces se ha convertido en alguien muy especial para todos, es la resistente, y viene casi todos los días desde Burgos.

¿Dónde se siente más cómoda, en actualidad, en las entrevistas o en el corazón?

SO: No podría elegir. La actualidad me interesa muchísimo porque es donde podemos resaltar las fisuras del sistema, aquello que falla en la sociedad y nadie hace caso. Las entrevistas me apasionan porque además me dan gasolina para mis novelas y ya te anuncio que el final de la próxima saldrá de este plató y el corazón es super entretenido y más en esta temporada que hemos rescatado personajes que son historia de España. Te aseguro que estoy aprendiendo muchísimo porque no tengo tanta cultura artística y revivir esas vidas me encanta.

¿Tiene líneas rojas?

SO: Sí. No toco la parte de las vidas que los personajes no quieren mostrar como tampoco me gusta hablar de los dineros, ni de los hijos, ni de las casas… son pequeñas líneas rojas.

En el fondo es lo que tampoco quiere que hablen de usted.

SO: Eso y que además debemos respetar a los anónimos que están en el entorno de los personajes.

En estos años ha tenido un desarrollo brutal en televisión. ¿Era lo que imaginaba?

SO: Para nada. Cuando estaba en el Congreso de los Diputados como corresponsal parlamentaria era muy feliz. Todo en mi vida ha sido en cierta manera accidental pero no soy idiota y me gusta aprovechar las oportunidades. Cuando Paolo Vasile me ofreció hacer Ya es mediodía entendí que era una ocasión de hacer algo diferente y descubrí que me encantaba. Es verdad que me he criado en el mundo de la televisión aunque hice algunas prácticas en la radio, en La Razón de Anson, pero lo mío fue la tele desde CNN hasta hoy. La vida siempre me ha puesto todo en el camino porque te aseguro que no he buscado nada. Lo que sí he sabido es detectar las oportunidades. Desde CNN Plus cuando me hice reportera de tribunales a cuando me llamó Piqueras para hacer información del Congreso en T5 al salto a los programas de entretenimiento. Y una cosa tengo claro: aprendo rápido pero necesito detectar a los maestros. Xelo Montesinos lo fue. Me enseñó cosas valiosas y lo noté, antes me ocurrió en los Informativos con Rosa Lerchundi. Sé detectar quien me va a enseñar y me pego y no sabes cómo se lo agradezco.

¿Y su padre?

SO: También. Siempre digo que me da mucha caña con los contenidos.

¿Quién le pone los pies en el suelo? Ya sabemos que cuando uno triunfa hay muchos aplaudidores cerca.

SO: Mi hermana Cristina. Es más dura que mi padre. Es muy trabajadora y con un sentido del ridículo que yo no tengo. Si se me ocurre alguna chaladura me lo dice. Confieso que no tengo sentido del ridículo y en el fondo creo que no penaliza hacer las cosas que salen de manera natural. Otra cosa es que te exijan hacer algo que no quieres. Yo no me voy a disfrazar en un plató ni hacer nada con lo que no me encuentre cómoda.

¿Echa de menos la política?

SO: No. Ha sido un gran acierto no meter política. Al principio me costó por mi tradición periodística pero hoy veo que tenían razón. Tal y como está el panorama no lo veo necesario. Cuando pasa algo importante se cuenta pero no estamos en el debate político porque a mi juicio en este momento no existe tal debate. La actualidad política no merece minutos de televisión en nuestro espacio y es que ha dejado de ser un ingrediente del magazine. Así lo pienso hoy.

¿Qué añora de aquellos años?

SO: La cobertura en la calle. He vivido grandes momentos desde una moción de censura a la coronación del Rey, los atentados del 11 de marzo… el acento de la calle te recoloca y te da un pulso y eso que abriendo la ventana a los testimonios tienes algo parecido en el plató. En mi vida normal echo de menos poder salir al supermercado sin arreglarme.

¿A qué sabe el liderazgo?

SO: Huele a camiseta sudada porque hay mucho trabajo, desvelo, disgustos, tensión… También sabe a satisfacción, a gusto por el trabajo bien hecho…

También se muere de éxito.

SO: Es lo peor que te puede pasar. Lo malo es que los modelos de éxito se reproducen y acaban todos igual. Los personalismos pasan factura en los equipos. En política lo he vivido de cerca. Las formaciones muy personalistas acaban muriendo. No rodearte de gente mejor que tú también pasa factura.

El año ha sido redondo con el Premio Planeta y toda la promoción. Un privilegio de vida pero también con mucho desgaste.

SO: Cuando todo te va bien parece que no tienes derecho a quejarte, pero el éxito también deja un parte de lesiones brutal. Primero con una misma y luego con los demás por la cantidad de feos que haces sin querer y que ahora intento resolver. No llego a todo y eso me angustia.

¿Es consciente de todo lo que ha vivido?

SO: Es como si aún no hubiera procesado lo que me está pasando y en cierta manera me viene bien que sea así porque ya estoy metida en mi nuevo libro y no tengo la presión del éxito.

Los triunfadores generan muchas envidias.

SO: Lo sé pero te aseguro que me resbala. No soy nada envidiosa. Disfruto del éxito de los demás. Siempre digo que prefiero que un amigo tenga un barco a tenerlo yo. Es como el éxito. Lo complejo es mantenerlo. Me encanta una frase de una escritora del XIX muy desconocida, Concepción Gimeno, cuando dice "es más fácil defenderse de los adversarios que nos increpan que de los enemigos que nos adulan". Es justo lo que he descubierto este año.

¿Cuántas amigos tiene? ¿Le sobran dedos de las manos?

SO: Tengo muy buenas amigas y todas nos alegramos de lo bueno y nos apenamos y lloramos de lo malo. Es una suerte tenerlas y tengo olfato para elegir porque a lo largo de mi vida sólo he perdido a dos.

Una imagen de este invierno fue cuando Doña Letizia hizo cola para que le firmara su libro en unos grandes almacenes. ¿Es fácil ser periodista y amiga de una Reina?

SO: Yo no soy amiga de una Reina sino de la periodista que conocí en CNN que me ha ayudado cuando la he necesitado y que siempre está ahí. Es la persona que estaba ese día en la cola. Todo lo demás es cargo y carga. Para mí es la misma amiga y no sólo no ha cambiado sino que ha mejorado.

¿Con qué disfruta?

SO: Con dormir, leer y escribir.

No me diga que en estas vacaciones se va a encerrar a escribir.

SO: Iré un poco a Galicia y claro que voy a escribir. Es que soy feliz y no necesito mucho más.

¿Ya no le da pudor que le presenten como escritora?

SO: Cuando saque la siguiente novela a ver qué pasa.

¿Prepara muchos cambios para la próxima temporada de Y ahora Sonsoles?

SO: Habrá ajustes de tuercas y tornillos necesarios ya que en verano siempre se aprovecha para poner todo a punto. Evidentemente alguna novedad habrá, algún cambio en el plató para estar más cómodos, alguna incorporación nueva… un poquito de sal y pimienta y sobre todo reforzarnos siguiendo la misma estructura. Es un programa vivo que cada día requiere decisiones nuevas.

¿Está preparada para que este verano los paparazzi le pillen en la playa?

SO: No me van a pillar porque no iré y menos si sé que me van a buscar.

¿La audiencia la ve antes o después del desayuno?

SO: Sale sobre las 8:05 y normalmente ya me he tomado el café antes.

¿Qué le arranca una sonrisa?

SO: El dato del día (risas). La verdad es que son muchas cosas las que me hacen feliz.

¿Y una lágrima?

SO: Me emociono con los testimonios que me cuentan en plató.

La he visto emocionarse cuando le recuerdan a su padre el gran Fernando Ónega.

SO: Te confieso que me encantaría ficharle para el programa pero no quiere. Me da rabia porque he tenido que cumplir 46 para reivindicarme como hija de mi padre.

¿Qué sueño le queda?

SO: Sólo quiero que mis hijos crezcan sanos y sean buena gente. No me atrevo a soñar.

¿Qué le quita el sueño?

SO: El programa.

¿Qué recuerdo le queda de Ana Rosa?

SO: Un recuerdo muy bonito. Fueron unos años muy felices y siempre los recuerdo con una sonrisa porque disfrutaba mucho con el equipo, con Juan Serrano, Miguel Ángel Nicolás, Patricia Lennon que luego se vino a Antena3. Tengo los mejores recuerdos de Tele5.

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