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Irene Rosales negocia su primera exclusiva tras separarse de Kiko Rivera por una cantidad millonaria: infidelidades y humillaciones

Irene Rosales tene 34 años, es siete años más joven que Kiko Rivera

La separación de Kiko Rivera e Irene Rosales es la culminación de una década de luchas internas, adicciones, ruinas económicas, infidelidades y desencuentros familiares que terminaron por destruir la confianza, una historia jugosa para los medios que se afanan por conseguir las entrevistas exclusivas de los protagonistas de esta ruptura que es mucho más que el final de un matrimonio mediático. De momento, Kiko Rivera ha dado un cerrojazo incluso a cualquier negociación y no quiere ni escuchar ofertas. Nos cuentan que el hijo de Isabel Pantoja atraviesa por una buena racha económica como DJ, que no le faltan bolos y puede permitirse quedarse callado.

Pero no es el caso de Irene Rosales. Ella, según nos explican, negocia a brazo partido con revistas y televisiones para hablar y posar a cambio de una cantidad millonaria. De momento, ha dicho que "no" a De Viernes, pero nos aseguran que "ya ha vendido" a una revista su exclusiva y que la veremos muy pronto. La cantidad es de seis cifras. Este miércoles, dos revistas llevan a la ex nuera de la tonadillera a su portada, aunque de momento ninguna cuenta con la soñada exclusiva.

Irene Rosales estalla

Y precisamente sobre una de estas portadas la sevillana ha expresado su malestar. Se trata de Lecturas, que ha recogido unas declaraciones de años atrás de ella respecto a su situación familiar y se lo ha llevado a portada con su foto. El semanario, eso sí, aclara: "Irene Rosales, todas las veces que se sintió humillada en su matrimonio", antes de destacar el titular: "He tenido mil motivos para dejar a Kiko".

Esta portada ha enfado y mucho a Irene, que en Instagram ha escrito este miércoles: "Quiero dejar claro que no he hecho ninguna exclusiva, ni absolutamente nada. No he hablado con nadie, ni he dicho absolutamente nada. Esa foto es de hace muchísimo tiempo y las 'declaraciones' las habrán cogido de alguna vez que haya podido decir yo esa frase y han aprovechado el momento".

Y ha añadido: "Tengo muchísima rabia e impotencia porque es mentira. No he hecho absolutamente nada. No he hablado con nadie, no he contado nada. Trato siempre con todo el respeto del mundo a todos y entiendo como es esta profesión, pero no podéis hacer ver que yo he hecho una exclusiva cuando es falso".

Tras este comunicado de Irene, eso sí, hay varias cosas en claro. Primero, que Lecturas no miente. En ningún momento el semanario vende la entrevista de Irene Rosales como una exclusiva. Tampoco dice que sean declaraciones recientes. Por otra parte, ¿cuál es la intención de Irene apresurándose en negar que se trate de una exclusiva tras su ruptura con Kiko? Con este movimiento, ella es la que quiere dejar claro que no ha vendido nada. Pero, al mismo tiempo, no dice que no lo hará ni niega que esté negociando, como ha avanzado este portal. Es más... ¿Puede ser que Rosales esté protegiendo o poniendo en valor su verdadera exclusiva? Esperemos a otro miércoles.

Caminos separados

Lo que comenzó como un amor cuestionado desde fuera acabó resquebrajándose desde dentro. Ahora, ambos emprenden caminos separados con el reto de reconstruir sus vidas y, sobre todo, de proteger el bienestar de las dos niñas que tuvieron en común. El pasado, esos años de felicidad y desencuentros, y el futuro, son los temas que Irene tiene que contar. O eso pretenden quienes quieren pagar por esas declaraciones.

La ruptura de Kiko Rivera e Irene Rosales: una década marcada por infidelidades, adicciones y desconfianza

La separación de Kiko Rivera e Irene Rosales tras diez años de matrimonio ha sacudido al panorama mediático español. Para muchos, la noticia ha supuesto una sorpresa, pero lo cierto es que en el entorno más cercano de la sevillana nadie se ha mostrado especialmente impactado. Desde hace tiempo, las señales de desgaste en la relación eran evidentes. Humillaciones, infidelidades y la incapacidad de superar viejos fantasmas como las adicciones o los problemas económicos han terminado por dinamitar un vínculo que, en apariencia, parecía inquebrantable.

Cuando Irene y Kiko iniciaron su romance, las dudas y críticas no tardaron en aparecer, especialmente desde el círculo de Isabel Pantoja, madre del DJ. Algunos insinuaban que Rosales buscaba un interés económico o mediático. Sin embargo, la realidad era bien distinta: en aquel momento, Kiko atravesaba una de las etapas más complicadas de su vida, tanto por sus adicciones a las drogas como por sus importantes deudas con Hacienda.

"Irene estuvo conmigo en lo peor"

"Irene estuvo conmigo en lo peor", reconocía el propio Kiko en varias entrevistas. Y ella misma lo confirmó en más de una ocasión: "Empecé con él en el peor momento de sus adicciones y con su problema de Hacienda, pero me dio igual. He tenido mil motivos para dejarlo". A pesar de ese compromiso, la desconfianza inicial nunca desapareció del todo y, según se ha sabido ahora, fue alimentada incluso por comentarios del propio Kiko en su entorno más íntimo. Uno de los episodios que más ha dolido a Irene en estos años fue la negativa de Kiko a comprar una vivienda en propiedad.

Durante años, la pareja sobrevivió entre mudanzas, alquileres y promesas incumplidas. Ella insistía en dar un paso que les aportara estabilidad, pero él se resistía. Las discusiones en torno a este tema eran constantes. Según fuentes cercanas, Kiko llegó a confesar a amigos que no quería adquirir un inmueble porque temía que, si el matrimonio se rompía, Irene se quedara con la vivienda. Estas palabras, cuando llegaron a oídos de Rosales, destrozaron definitivamente la confianza que aún mantenía. "Me ha molestado mucho que digan que manejo a Kiko", aseguró ella en declaraciones recogidas por la prensa.

Ocho millones de euros en fiestas, drogas y excesos

Detrás de la fachada de fama y música, la realidad económica de Kiko Rivera ha sido un verdadero calvario. Él mismo reconoció que llegó a despilfarrar cerca de ocho millones de euros en fiestas, drogas y excesos. La herencia de su padre y los ingresos por actuaciones se desvanecieron en un estilo de vida insostenible. Cuando Irene entró en su vida, el panorama era desolador: la parte de Cantora que le correspondía estaba embargada y el ático de Madrid también había sido retenido por Hacienda. En más de una ocasión, tuvieron que cambiar de domicilio porque ni siquiera podían pagar el alquiler. Fue entonces cuando se reveló la fortaleza de Rosales, que se convirtió en un pilar económico gracias a su actividad en redes sociales y a sus colaboraciones en televisión. Ella aportaba estabilidad y sostenía el día a día mientras Kiko intentaba relanzar su carrera musical.

Otro de los factores que minaron la relación fueron las infidelidades de Kiko, que en varias ocasiones salieron a la luz pública. A ello se sumaban actitudes que Irene calificaba de humillantes y que, según fuentes cercanas, la hicieron sentirse cada vez más aislada dentro del matrimonio. Aunque en diferentes momentos ambos intentaron recomponer la relación, el cúmulo de decepciones acabó pesando más que los intentos de reconciliación. La guerra abierta con la familia Pantoja, que situaba a Irene en un lugar incómodo entre su marido y su suegra, añadió más leña al fuego. La historia de Kiko e Irene puede resumirse como un carrusel de altibajos: momentos de ternura y apoyo incondicional entrelazados con crisis profundas, desplantes y batallas públicas. Juntos formaron una familia con dos hijas, que ahora se convierten en la prioridad absoluta de Irene. Ella siempre destacó como una figura discreta y protectora, intentando mantener la estabilidad familiar a pesar de los vaivenes de su marido.

Sin embargo, el peso de los problemas personales de Kiko terminó siendo insostenible. "Hasta aquí", habría sido la frase con la que Irene puso punto y final a su matrimonio. Cansada de luchar contra fantasmas que no eran suyos, decidió romper y dar un paso que, según quienes la conocen, llevaba tiempo madurando. El anuncio oficial de la separación sorprendió al gran público, pero no a quienes habían sido testigos de las grietas internas. La noticia confirma que ni la fama, ni el dinero, ni la proyección mediática son suficientes para mantener en pie una relación marcada desde el inicio por la desconfianza y la tormenta. El DJ, que en los últimos tiempos había intentado centrarse en nuevos proyectos musicales y alejarse de los excesos, se enfrenta ahora a un nuevo capítulo de su vida sin la mujer que lo acompañó en sus peores años.

Para muchos, la marcha de Irene supone un duro golpe que puede precipitarle a una nueva crisis personal. Por su parte, Rosales mira hacia adelante con el objetivo de garantizar la estabilidad de sus hijas y de rehacer su vida lejos de las polémicas.

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