La parroquia de San Agustín en Madrid se ha convertido este martes en un punto de encuentro para todos aquellos que querían y admiraban a Caritina Goyanes. Este 26 de agosto se cumple un año de su fallecimiento, mientras veraneaba en su casa de Marbella con su marido, Antonio Matos, y sus dos hijos. Apenas 15 días antes había enterrado a su padre, Carlos Goyanes, muerto de un ataque al corazón, al igual que su hija. Un durísimo golpe para la familia, que ha optado por vivir este día en la más absoluta intimidad.

La misa en memoria de Caritina ha sido organizada por Emaús, el grupo religioso al que pertenecía la empresaria y con el que colaboraba activamente en retiros y obras benéficas. Aquí siguen echándola de menos y este martes han homenajeado su recuerdo en compañía de algunos amigos que han querido acercarse al templo, como la diseñadora Inés Domecq o Javier Martínez de Irujo.

También hemos visto a algunos familiares, como Almu Lapique, prima de Caritina (hija de Manuel Lapique, fallecido en diciembre) y Jaime Matos, hermano del viudo, Antonio Matos.

Precisamente con él ha hablado Beatriz Cortázar para Informalia. El madrileño, que ha decidido continuar con el legado empresarial de su esposa, fundadora de una firma de catering, ha confesado que ha sido un año muy duro para todos: "Al principio no te crees lo que te está pasando y vives en un shock. Te dedicas a cumplir con tus obligaciones pero con el piloto automático y casi como un cadáver andante. Después de unos meses es cuando empiezas a darte cuenta de la realidad". Entre lágrimas, ha confesado que la familia se encuentra unida, pero aún en duelo que parece eterno: "No quiero esconder mi dolor ni aparentar que soy un macho alfa duro que no puede llorar. No me importa que vean mi dolor. No tengo que esconderme".

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