Después de su mediática ruptura con colega, admiradora y amiga de Carlos Alcaraz, y campeona del US Open, Emma Raducanu, Carlo Agostinelli ha vuelto a situarse en el centro de la conversación social. Al joven con el apellido de una de las familias más influyentes de las finanzas internacionales se le relaciona con una heredera real: Vittoria de Saboya, futura jefa de la histórica Casa de Saboya.
Las imágenes que han trascendido en las últimas semanas muestran a Carlo y Vittoria compartiendo tiempo tanto en entornos públicos como privados, desde un partido de fútbol en París hasta reuniones más reducidas con amigos comunes en la capital francesa. Su relación es oficialmente una "estrecha amistad", aunque quienes han presenciado sus encuentros describen una química palpable: sonrisas prolongadas, conversaciones fluidas y una cercanía difícil de pasar por alto.
Hasta hace poco, Carlo era conocido en medios de cotilleo de varios países, sobre todo en Reino Unido, por su noviazgo con Emma Raducanu, relación que atrajo la atención de la alta sociedad británica durante gran parte de 2023. Ambos fueron vistos en restaurantes de Mayfair, exclusivas fiestas y eventos de renombre como la Semana de la Moda de París. Incluso compartieron mesa en el 23º cumpleaños de Carlo con la princesa Beatriz y Edoardo Mapelli Mozzi en el selecto club Oswald's.
Sin embargo, en junio de 2024 se confirmó la ruptura. Un detalle aparentemente trivial, pero revelador, marcó el final: Carlo dejó de seguir a la tenista en Instagram. A pesar de la separación, Raducanu mantiene una relación cordial con la familia Agostinelli, y fue vista abrazando a Heloise Agostinelli, hermana de Carlo, poco después de que se hiciera pública la noticia.

Graduado en Stanford y con un breve pasado en las categorías juveniles del Tottenham Hotspur, Carlo combina su despampanante formación académica con una conexión directa al mundo de las grandes fortunas. Es hijo de Robert Agostinelli, magnate del capital privado, y de Mathilde Favier, reconocida directiva de Dior. El imperio familiar, valorado en cientos de millones, le sitúa en una posición privilegiada en los círculos de la élite internacional. Con solo 21 años, tres menos que Carlo, Vittoria de Saboya es una figura emergente tanto en la vida social como en la historia contemporánea de la realeza europea. Hija del príncipe Emanuele Filiberto de Venecia y Piamonte y de la actriz francesa Clotilde Courau, creció entre Italia y Francia antes de trasladarse a Londres para estudiar Historia del Arte y Ciencias Políticas.

Desde su llegada a la capital británica, se ha convertido en un rostro habitual de los eventos de sociedad, desde fiestas organizadas por revistas de moda hasta desfiles de alta costura. Sin embargo, su protagonismo no se limita a la vida social: en junio de 2023, su padre anunció su intención de abdicar en su favor, lo que la convertiría en la primera mujer al frente de la Casa de Saboya. Esto fue posible gracias a la abolición de la ley sálica en 2020, que antes impedía que una mujer heredara el título. Emanuele Filiberto ha explicado que su decisión responde a un deseo de darle a su hija tiempo y libertad para asumir el papel sin que la edad le suponga un obstáculo: "Cuando sienta que está preparada, daré un paso atrás", afirmó en una entrevista.
Princesa del siglo XXI
Esta princesa del siglo XXI combina sus estudios con el modelaje y la acción humanitaria. Ha colaborado con la Cruz Roja en la asistencia a desplazados ucranianos en la frontera con Polonia y participó personalmente en la reconstrucción de una escuela de música en Italia tras unas inundaciones. Su padre insiste en que lleva una vida normal: viaja en metro por Londres, gestiona su propio dinero y se involucra en causas sociales. "No quiero que viva en una burbuja", ha dicho en varias ocasiones.

Hasta el momento, ni Carlo ni Vittoria han confirmado si lo suyo va más allá de la amistad. Sin embargo, la especulación crece en los círculos de Londres y París, donde no es raro que las amistades se conviertan en historias más duraderas. La combinación de un heredero de las finanzas y una princesa con proyección histórica es, desde luego, material irresistible para la crónica social. Quienes conocen a ambos aseguran que comparten un círculo de amistades muy reducido, valores familiares similares y un gusto por la discreción, algo poco común en la era de la exposición constante en redes sociales.