La madrugada de hoy martes 8 de julio no ha podido ser peor para la familia Ortega Cano. La muerte de la joven Michu, 33 años, y madre de una niña fruto de su relación con José Fernando Ortega Mohedano ha sido la noticia que nadie esperaba, ni por supuesto imaginaba que pudiera ocurrir.
Es cierto que todos estaban al tanto de la dolencia cardíaca que Michu padecía desde hacía un tiempo y por la que tuvo que ser intervenida hace un año pero de ahí a este fatal desenlace en plena madrugada hay un abismo y por eso el golpe ha sido brutal.
En estos momentos la familia intenta encajar la ausencia de Michu y el dolor que ha generado en todos sus seres queridos, empezando por su ex y padre de su hija Rocío, el propio José Fernando, que ahora tiene que hacerse a la idea de que su hija se ha quedado huérfana de madre. Un drama tremendo para una vida nada fácil la este joven que permanece ingresado en un centro psiquiátrico y no porque esté cumpliendo ninguna condena penal, sino porque su salud mental exige ese tipo de ingreso que le permite hacer una vida dentro de sus posibilidades, lo más normal que se pueda.
José Fernando aprovechaba su salidas para poder tener relación con la pequeña a la que quiere con locura y de quien se querría ocupar por completo. Por desgracia, por sus circunstancias no parece que hoy por hoy permitan esa posibilidad. Y por eso fuentes cercanas a la familia me aseguran que creen que lo mejor es que la pequeña siga con su vida junto a su familia materna, ya que ahora mismo bastante desgracia tiene con la pérdida de una madre tan joven como para también cambiar toda su vida de la noche a la mañana.
A José Ortega Cano esta tragedia le ha cogido todavía en Madrid y a punto de desplazarse a su casa de Costa Ballena (Cádiz), muy cerca de la localidad donde reside su nieta. Para el torero se trata de otro golpe mortal en una vida con demasiadas desgracias. En los últimos tiempos su apoyo es su hija Gloria Camila, quien está muy pendiente de un padre que, aunque físicamente se le ve en plena forma, la realidad es que también necesita sus mimos y cuidados en este momento de su vida. Por eso y porque todos ahora lo que más quieren es la tranquilidad y lo mejor para una niña de siete años que tiene que hacerse a la idea de que su madre ya no está y que su padre no tiene la salud suficiente como para hacerse cargo de todo, el único planteamiento es ayudar en todo lo que esa familia necesite y sobre todo en lo mejor de una pequeña, que es la alegría de la casa y la debilidad de Gloria Camila, quien ahora más que nunca ejercerá su papel como tía ante tantas ausencias en la familia.