Con su aparición, Huppert no solo hace un gesto estilístico; nos recuerda que la sofisticación no está reñida con la audacia y que la verdadera moda ocurre cuando una prenda cuenta una historia. Y la de Isabelle Huppert es, sin duda, una de las más fascinantes que ha contado el Festival de Cannes.

La elegancia puede ser clásica, pero también puede dar un salto hacia lo inesperado. Así lo ha demostrado Isabelle Huppert en la alfombra roja del Festival de Cine de Cannes, donde ha sorprendido al público con una versión vanguardista del llamado Canadian tuxedo, ese conjunto completamente confeccionado en mezclilla que tanto se asocia con la estética americana.

La actriz francesa, ícono indiscutible del cine europeo y musa recurrente del festival, ha deslumbrado con un conjunto de Balenciaga compuesto por una chaqueta vaquera de lavado claro, llevada del revés —con la espalda al frente— y combinada con una falda larga a juego. La prenda, estilizada por Jonathan Huguet, incluye detalles desgastados, un broche joya decorativo en el centro y unas gafas de sol firmadas también por la casa Balenciaga. Huppert, embajadora de la firma desde 2021, ha demostrado que la elegancia puede tener filo y que la moda también es una forma de narrar.

Este gesto, que evoca la ya legendaria aparición de Céline Dion en los Óscar de 1999 con un esmoquin invertido de John Galliano, conecta a Huppert con esa tradición de mujeres que no temen subvertir las reglas del vestir para crear nuevas imágenes icónicas.

No es casual que este atrevimiento ocurra en Cannes, el escenario que ha visto crecer la carrera de Huppert desde los años setenta. En más de veinte ocasiones, sus películas han competido en el certamen, y en 2009 hizo historia al convertirse en la primera actriz en presidir el jurado del festival. Su vínculo con la Croisette va más allá de los premios: se ha convertido en un símbolo de lo que significa envejecer con gracia, inteligencia y un sentido inquebrantable de estilo.

Este año, la actriz regresa a Cannes con el filme La Femme La Plus Riche Du Monde, inspirado en la vida de Françoise Bettencourt-Meyers, heredera del imperio L'Oréal y una de las figuras femeninas más influyentes del mundo empresarial contemporáneo. Para el estreno, celebrado el domingo, Huppert optó por un vestido verde de Balenciaga hecho a medida, complementado con joyas de De Beers, reafirmando su predilección por la sobriedad con carácter.

Pero su presencia no se limita a la alfombra roja. También es una de las invitadas destacadas en la gala de los Kering Women in Motion Awards y en la Cena Presidencial del festival, donde eligió un vestido negro perteneciente a la colección invierno 2025 de Balenciaga. Una elección coherente que reafirma su papel como rostro de una firma que, bajo su estética audaz, sigue rindiendo homenaje a los códigos de la alta costura.

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