El último adiós a Mario Vargas Llosa ha sido tal y como él deseaba: discreto y sencillo. Así lo trasladó la familia, que también ha manifestado su negativa a organizar homenajes póstumos. Los restos mortales del Premio Nobel, fallecido a los 89 años por una neumonía, fueron velados en su domicilio de Lima, Perú, y posteriormente trasladados al Centro Funerario y Crematorio del Ejército de Chorrillos, donde fueron incinerados. Sus hijos fueron los encargados de recoger sus cenizas mientras su esposa, Patricia Llosa, esperaba en la calle junto a otros familiares.
Tal y como se aprecia en las imágenes, fueron Álvaro y Gonzalo los encargados de portar los restos mortales de su padre, divididos en dos urnas de madera, una visiblemente más grande que la otra. El destino de las mismas se desconoce, pues el primogénito no ha desvelado si se quedarán en la familia o serán esparcidas en algún lugar simbólico. Puede que ambas y de ahí la división. Lo que sí han advertido es que no habrá homenajes póstumos para su padre, una decisión que ya ha recibido numerosas críticas.
El secretismo se ha convertido en la máxima familiar, no solo en las últimas horas tras la muerte de Vargas Llosa sino también en sus últimos años, pues este martes se ha desvelado que el ex de Isabel Preysler fue diagnosticado de una enfermedad incurable en 2020. Sus hijos se empeñaron en negar la evidencia, porque las imágenes que llegaban del autor de La fiesta del chivo preocupaban, y mucho, a sus seguidores. Álvaro insistía en que solo eran achaques de la edad y los periodistas que trataron de indagar se toparon con un muro de silencio e incluso falsos desmentidos: "Cada vez que hablan mienten. Primero era que yo era una mentecata y no estaba enfermo. Después, que había muerto de una neumonía. Luego que su padre solo tenía achaques de la edad. En el cumpleaños, diciendo que tenía un equipo multidisciplinar...", ha dicho este martes Pilar Vidal. "Yo estaba harta de que hubiese esa exhibición de su padre por la calle ya en un estado tan poco saludable como se le veía. A mí me parecía innecesario. Álvaro me respondía entonces con fotos organizadas. Con posados para callar".
El propio Álvaro habló con los medios de comunicación este lunes a las puertas del domicilio familiar en Lima: "Mi padre era una persona universal, de manera que es natural esta congoja fuera de las fronteras, pero nunca pensamos que iba a tomar las proporciones de lo ocurrido". Continuaba: "Solo tenemos palabras de gratitud ante los mensajes y condolencias que nos están llegando desde el mundo entero, de personalidades, de instituciones, de personas, de organizaciones... A través de ustedes y a todos ellos, gracias de parte de mi madre, Patricia, de mis hermanos, Morgana y Gonzalo, y también las mías". Y añadía: "Hemos acordado llevar este duelo en la intimidad. Por ello, hemos decidido velar a mi padre en casa y no en un lugar público y vamos a rogarles que respeten esa privacidad. Eso implica también que nosotros vamos a evitar hacer más declaraciones".
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