Anabel Pantoja ha vuelto a ser el centro de la polémica tras su reciente mudanza, pero esta vez no por su vida sentimental o sus proyectos profesionales, sino por la disparidad en su actitud ante las cámaras. Mientras que en sus redes sociales se muestra cercana, espontánea y risueña, su relación con la prensa es, en muchas ocasiones, tensa y distante. Este contraste ha provocado un encendido debate sobre si la influencer tiene derecho a marcar los límites con los medios o si, por el contrario, debe aceptar el interés mediático como parte de su trayectoria pública. Ella, este viernes, ha estallado en sus redes sociales.

El caso de Anabel Pantoja es un reflejo del choque entre el derecho a la privacidad y el interés público. La pregunta sigue en el aire: ¿puede una figura mediática elegir cuándo y cómo ser noticia, o la exposición es el precio inevitable de la fama?
Las redes sociales han sido el escenario donde Anabel ha construido su imagen pública y su fuente de ingresos. Con un tono natural y desenfadado, comparte su día a día, promociona marcas y muestra facetas de su vida que conectan con su audiencia. Sin embargo, el contraste con su actitud ante la prensa es evidente. En las imágenes captadas por reporteros, se le ve seria, molesta y, en algunas ocasiones, esquiva. Este comportamiento ha hecho que algunos la acusen de tener "doble cara", mientras que otros defienden su derecho a gestionar su privacidad como mejor le parezca.
El conflicto se ha intensificado con su reciente traslado definitivo a Canarias, echando así al cierre al piso que tenía alquilado en Madrid. Durante este proceso, la prensa ha seguido cada movimiento de la sobrina de Isabel Pantoja, captando imágenes del camión de la mudanza y del equipo de personas que la ayudaba. En respuesta, Anabel expresó su malestar en redes, criticando que los medios grabaran detalles íntimos de su traslado, como las cajas con sus pertenencias o a las personas que la asistían.

Para algunos, la indignación de Anabel es legítima, ya que consideran que la prensa ha invadido su espacio personal en un momento de estrés. Para otros, sin embargo, resulta contradictorio que se queje de la exposición mediática cuando ha sido ella misma quien, en el pasado, ha vendido su vida privada en exclusivas y programas del corazón.
Anabel ha reavivado el debate sobre el trato que los influencers dan a los medios. Muchas figuras públicas eligen cuidadosamente qué aspectos de su vida mostrar y a través de qué canales, pero a veces no pueden evitar que la prensa busque información fuera de ese control. Algunos periodistas consideran que los influencers disfrutan de los beneficios de la fama mientras intentan esquivar sus consecuencias.
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