Anabel Pantoja estalla y defiende sus borderíos contra la prensa: "Si me respetan, yo respeto"

Anabel Pantoja ha sacado esta semana sus pertenencias del piso de Madrid que alquiló hace un par de años para vivir su historia de amor con el esgrimista Yulen Pereira, que fue muy efímera y le dejó un mal sabor de boca hasta que conoció a David Rodríguez, el padre de su pequeña Alma, junto al que todavía está siendo investigada en los tribunales canarios, aunque todo apunta a que la causa será archivada en una semanas.

Esta semana, Anabel ya le ha dado un portazo definitivo a sus recuerdos, sacando sus pertenencias de la casa. Ya no se quedará en este piso del barrio de las Delicias, a un paso de Atocha, cuando venga a la capital procedente de las Canarias. Eso sí, en este barrio se seguirá viendo con frecuencia con los amigos que atesora en la capital, visitando así sus bares de confianza, donde hace unos días se vio con Belén Esteban y también Miguel Marcos.

Reporteros y cámaras no le han quitado ojo esta semana a su mudanza y las malas caras de la sobrina de Isabel eran evidentes cada vez que era preguntada al respecto. Esto le ha llevado a cosechar grandes críticas en los platós de televisión, como en Espejo Público, donde Gema López y otros rostros no le pasan ni una.

Tras la oleada de comentarios negativos que ha generado, la sobrinísima ha escrito este viernes en sus stories de Instagram: "Qué pena y qué borde soy con la prensa. Lo que no se muestra en los programas de televisión es que llevaban toda la mañana grabando el interior del camión con todas mis pertenencias, a las personas que vinieron a ayudarme anónimas, en el balcón limpiando...".

Y ha añadido: "En mis redes, saco lo que me apetece a mí, y no lo que decidan las cámaras". Al mismo tiempo, se ha defendido de quienes la critican por mostrar su complicidad con la empresa de mudanzas: "No me han pagado". Y ha sentenciado: "Lo siento por la prensa que está en la puerta pero si me respetan, yo respeto".

Sobre la persecución que recibe, ha zanjado: "Los comportamientos de las personas tienen todos un por qué. Solo que es muy fácil decir que qué prepotente, qué borde...".