El caso que enfrenta a la actriz Elisa Mouliaá y al exdiputado Íñigo Errejón avanza con nuevas pruebas, testimonios y declaraciones que serán clave para determinar la verdad de los hechos. Mouliaá presentó en octubre de 2024 una denuncia contra Errejón por una supuesta agresión sexual ocurrida en septiembre de 2021. Pero el caso de Elisa Mouliaá contra Íñigo Errejón plantea no solo cuestiones legales, sino también un debate social sobre la credibilidad y los desafíos que enfrentan las denuncias de agresión sexual en el sistema judicial.

Ahora, el Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid, dirigido por el juez Adolfo Carretero, ha dado cinco días a las partes para proponer pruebas. Entre ellas se incluyen una lista de testigos, mensajes en redes sociales protocolizados ante notario y la comparecencia del terapeuta de Mouliaá, quien ha estado tratándola desde los hechos denunciados.

Mouliaá fue la primera en declarar, citada a las once de la mañana. Llegó rodeada de cámaras y, visiblemente afectada, decidió no realizar ninguna declaración pública antes de entrar. En el juzgado, el juez dispuso que ella y Errejón no tuvieran ningún contacto visual, ubicándolos en plantas diferentes. Durante su testimonio, que duró una hora y media, la actriz respondió con detalle a todas las preguntas del juez, quien, según testigos, fue especialmente incisivo. La actriz, nerviosa y en ocasiones llorando, ratificó y amplió su denuncia, respondiendo a las dudas que habían surgido sobre los vacíos en su relato inicial.

Mouliaá detalló que la presunta agresión comenzó en el ascensor que los llevaba a una fiesta, continuó en una habitación cerrada de esa misma fiesta y terminó en el piso de Errejón, donde él la tocó sin su consentimiento. La actriz explicó que esa noche había bebido más de lo habitual debido a su reciente maternidad. Incluso insinuó que alguien podría haber alterado su bebida, ya que tiene lagunas de memoria en ciertos momentos.

A pesar de esto, recordó con claridad que, en medio de la situación en casa de Errejón, recibió una llamada informándole de que su hija tenía fiebre. Este fue el motivo que, según su testimonio, utilizó para abandonar el domicilio del político. Sobre el tiempo transcurrido entre los hechos y la denuncia, explicó que su terapeuta le recomendó no denunciar hasta estar preparada emocionalmente. En octubre de 2024, cuando comenzaron a difundirse en redes sociales testimonios anónimos sobre comportamientos reprobables de Errejón, decidió formalizar la denuncia.

Mouliaá también respondió a las preguntas sobre una denuncia anterior contra su exmarido, archivada por falta de pruebas. Según ella, retiró esa denuncia por el bienestar de su hija. Su defensa pedirá que su terapeuta y los asistentes a la fiesta donde ocurrieron los hechos testifiquen en el juicio.

Errejón declaró posteriormente, asegurando que el caso era "un día esperado" y reiterando su confianza en la justicia. Durante su comparecencia, contestó a las preguntas del juez, la Fiscalía y su propia abogada, pero se negó a responder a la acusación popular, representada por la Asociación de Defensa Integral de Víctimas Especializada (Adive).

La denuncia de Mouliaá es "falsa de la A a la Z", según el denunciado

Según su versión, la denuncia de Mouliaá es "falsa de la A a la Z" y busca notoriedad mediática y beneficios económicos. Aunque no negó los momentos compartidos esa noche —el ascensor, la fiesta y su piso—, afirmó que todo ocurrió de manera consensuada. Errejón ofreció su perspectiva sobre lo ocurrido en la fiesta y en su domicilio, alegando que Mouliaá mostró interés en continuar con él esa noche y que mantuvieron relaciones de forma completamente voluntaria. El ex político señaló que fue ella quien pidió quedarse más tiempo en la fiesta antes de ir a su casa. Allí, según su relato, compartieron cervezas, música y una interacción íntima consensuada. Subrayó que la actriz decidió marcharse tras recibir una llamada sobre su hija y aseguró que no hubo ningún comportamiento indebido. Errejón presentó mensajes intercambiados con Mouliaá antes y después de la noche en cuestión, los cuales pretende incluir como prueba. Además, al igual que Mouliaá, pidió que los testigos de la fiesta testifiquen, convencido de que respaldarán su versión.

El juez Adolfo Carretero ha dejado claro que las pruebas y los testimonios serán determinantes para el caso, insistiendo a ambas partes en la importancia de los detalles. Mouliaá y Errejón coinciden en la relevancia de las declaraciones de los asistentes a la fiesta, aunque sus versiones de los hechos son diametralmente opuestas. Mientras la actriz sostiene que hubo una agresión, el político insiste en que todo fue consensuado. Ahora, la decisión recae en la capacidad de ambas partes para presentar pruebas sólidas que respalden sus relatos. El proceso avanza con interrogantes clave por resolver, desde las pruebas periciales hasta los testimonios de los testigos. Ambos implicados confían en que la justicia fallará a su favor, pero solo una versión será validada por el tribunal.

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