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Lo crean o no, Tamara Falcó cumple 43 años y ésta es su vida: o sea, o sea, o sea, o sea

Tamara Falcó está de cumpleaños. Sí, la marquesa de Griñón, esa misma que convierte un "O sea" en filosofía de vida, sopla 43 velas y lo hace, cómo no, con estilo. Porque si algo tiene Tamara es que todo en su vida parece salido de un cuento. Eso sí, un cuento patrocinado por su última colaboración en Instagram, un docu-reality y alguna que otra oración bien intencionada. Su matrimonio con Íñigo Onieva está en su momento placebo, como ella misma lo definiría, porque aunque las malas lenguas cuestionaron su enlace, ella sigue firme, encomendada al amor, a Dios y, claro, al menú degustación de Casa Salesas.

Hablando de Casa Salesas, el restaurante de Onieva ha pasado de ser un espacio "coqueto" a convertirse en el nuevo refugio de la jet madrileña. Un lugar ideal para que Tamara celebre su aniversario rodeada de amigos, familiares y algún que otro desconocido que inevitablemente acabará en una historia de Instagram. ¿Y qué menú pedirán? Seguro que algo que combine la alta gastronomía con un toque de humildad impostada, porque si algo le gusta a Tamara es ser "normal", pero con champán francés.

O sea, o sea, o sea, o sea, ¿no es maravilloso cómo Tamara ha resucitado su figura mediática? Hace años parecía que iba a quedarse para siempre en la sombra de Isabel Preysler, pero de repente, Netflix, un reality y un rosario en la mano la convirtieron en la reina del couché. Desde entonces, todo son contratos publicitarios, programas de televisión y apariciones que harían palidecer a cualquier influencer de tercera categoría. Más de millón y medio de seguidores avalan su "auténtica" naturalidad, esa que parece salida de un retiro espiritual con filtro de Instagram.

Pero Tamara no solo acumula likes y bolsos de diseño; también amasa un patrimonio envidiable que, según algunos, ronda los 5 millones de euros. ¿Y cómo lo ha conseguido? Pues trabajando… pero no como tú y yo. Su esfuerzo consiste en asistir a eventos, posar con la sonrisa perfecta y seguir defendiendo sus valores con la misma determinación con la que defiende sus looks imposibles en la alfombra roja. Una vida dura, pero alguien tiene que vivirla.

O sea, o sea, o sea, o sea, Tamara también tiene sus anhelos, como el de ser madre. Desde que se casó, sueña con formar una familia, aunque descarta métodos como la fecundación in vitro porque, claro, su fe no lo permite. En su lugar, ha optado por la naprotecnología, un tratamiento tan sofisticado como impronunciable que, básicamente, busca que todo ocurra de manera "natural". Porque si algo define a Tamara es esa mezcla única entre ciencia moderna y creencias medievales.

Mientras sopla las velas de su tarta, uno no puede evitar imaginarse cuál será su deseo este año. Quizá un bebé, quizá otro docu-reality, o simplemente más razones para que sigamos hablando de ella. Lo único claro es que Tamara Falcó seguirá siendo Tamara: marquesa, influencer, empresaria y la dueña indiscutible de la frase "O sea, o sea, o sea, o sea".

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