Isabel Pantoja, desesperada con la venta de Cantora, se va de Castellón a Madrid directa para ver casas

Si hay alguien que tiene frentes abiertos esa es siempre Isabel Pantoja. A sus problemas de salud y la cancelación de cinco de sus conciertos, se suma algo que tiene metido entre ceja y ceja desde hace ya bastante tiempo: la venta de Cantora. Para ello, tiene que compararle casi de la mitad de la finca a su hijo, Kiko Rivera, con quien sigue distanciada desde hace cuatro años por los conflictos familiares.

Este sábado, un día después de su 68 cumpleaños, la intérprete de Marinero de luces canta en Castellón. Pero de ahí no se vuelve directa a Cantora (Cádiz), sino que pone rumbo a Madrid para centrarse en los asuntos relativos a la casa que se quiere comprar y en la que quiere vivir una vez que deje la finca que en su día fue de Paquirri.

Así lo ha adelantado Fiesta, recordando que tiene el ojo puesto en tres zonas exclusivas de la capital: Fuente del Fresno, Santo Domingo o La Moraleja, donde ya vendió una de sus propiedades en 2015.

Isabel, como decíamos, tiene entre ceja y ceja la venta de Cantora. También se quiere deshacer del resto de sus propiedades. No obstante, no es tarea fácil, porque casi la mitad de la finca le pertenece a su hijo y en la casa que tiene en Sevilla, por ejemplo, vive Junko, la viuda de Bernardo Pantoja, y tiene todo un proceso legal por delante para que finalmente abandone la vivienda heredada por la folclórica. En otro piso de Sevilla vive su hermano Juan. A estas propiedades se suma también la casa que tiene en El Rocío (Huelva) y dos plazas de garaje. Para tratar de cerrar estas ventas se apoya en el equipo de inversores que contrató hace ya dos años para solventar sus deudas con Hacienda y poner en orden sus cuentas.

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