La madre legal de Ana Sandra y, según ella misma sostiene, presunta abuela biológica de la pequeña, no solo dijo en su día que el padre de Aless conocería a la bebé. Ana Obregón incluso preguntaba muy ofendida a los pocos días de revolucionar España con su maternidad subrogada cómo podíamos los medios siquiera cuestionar si el supuesto abuelo iba a estar al lado de su presunta nieta.
Decimos "presunta" porque, salvo por el testimonio de la bióloga, no se ha exhibido hasta el momento prueba alguna de que esa criatura esté concebida a partir del semen de Aless Lequio, su semilla conservada y usada años después de muerto, en virtud de un supuesto deseo del propio fallecido, siempre según asegura Obregón, una afirmación que no han corroborado jamás ni Alessandro Lequio ni Carolina Monje, las dos personas que convivieron con el joven, además de su madre, en los últimos estertores de su existencia. La sospecha que ponemos sobre la mesa es compartida por el entorno de Alessandro Lequio y su mujer, María Palacios.
Tal vez las distintas formas de contar y entender los deseos de Aless expliquen la ausencia del aristócrata este domingo en el bautizo-exclusiva organizado por la presentadora y ornamentado con invitados, madrina y padrino a marchas forzadas, tarde, y después de muchos cambios y retrasos.

Lequio, recordemos, no solo no ha asistido al último invento mediático fabricado por la madre de Álex, más un escaparate que un sacramento: es que no conoce a Ana Sandra cuando han pasado 9 meses de su nacimiento. Basta repasar lo que decía al principio la bióloga sobre que Lequio estaba al tanto de todo lo relativo a la llegada al mundo de Ana Sandra y recapitular las medidas, contenidas pero reiteradas declaraciones del italiano en estos meses para deducir que su lejanía de la presentadora con la que vivió un romance hace 30 años es interestelar: "No es que se lleven mal, es que no se llevan nada, no hay mala relación; es que no hay ninguna", nos dice una fuente de la familia Obregón.
Celia Vega-Penichet y Giaccomo Ugarellí, amigo íntimo de Aless Lequio, han sido finalmente, como ya habíamos adelantado, los padrinos de la pequeña, cuyo bautizo ha tenido lugar cuando y donde publicamos en primicia ya el 3 de diciembre.
Ana Obregón ha celebrado el bautizo de su hija-presunta-nieta Ana Sandra en una ceremonia que ha reunido nada más que a sus familiares más cercanos en la iglesia Nuestra Señora de la Moraleja, en Madrid, donde su hijo fallecido fue despedido el 30 de junio de 2020.

Para Ana, la vida es un teatro y ella vende exclusivas como el que vende entradas para una función: el vestuario elegido para la sesión y que veremos en Hola el miércoles ha sido un traje de dos piezas en color rosa pastel. Casi se ha disfrazado de Jacky Kennedy. Y nos da igual el diseñador. La niña, como ya dijimos, llevaba el mismo vestido de cristianar que vistió Aless Lequio. No el de los Borbones.
Obregón entraba al bautizo rodeada de sus hermanos, Celia, Amalia, Javier y Juan Antonio, sus sobrinos, la cuidadora de la pequeña y uno de sus amigos íntimos y maquillador y peluquero, Alberto Dugarte. Después de la ceremonia en la iglesia, hubo un ágape en casa de Obregón con no más de 30 personas. Entre ellas, tampoco ha estado Carolina Monje, la que fuera novia de Aless y con la que Obregón, según pretendió de cara a los medios, se suponía que tenía buena relación. "Falso", nos dice una fuente de su entorno: "No tienen ninguna, ni mala ni buena, no se tratan", nos explican.
Celia Vega-Penichet, la madrina y una de las primas de Aless, es tutora de la pequeña. Giaccomo Ugarellí, el padrino, fue amigo de Áless desde que los dos asistían juntos al colegio ICS (International College Spain) de la Moraleja, en Madrid. El joven ha viajado desde Londres para ejercer después de que otro amigo de Áless rechazara el ofrecimiento. Ana buscó a uno, le falló y ha buscado a otro como quien busca bolas brillantes para decorar un árbol de Navidad que ella después vende a una revista. Será para la Fundación. Menos mal. "He aprendido a aceptar a las personas como son y a relativizar los problemas que tenemos todos. Ya me da igual todo. Solo quiero quedarme con mi Anita y darle todo el amor hasta que pueda", dice ahora la bióloga. Deseamos a Ana y sobre todo a la niña felicidad y salud a raudales. Pero no hace falta que seamos testigos de todo lo bueno que les pase. Es posible que cuando esa niña sea mayor tampoco esté contenta con tanta portada.